1.500 aspirantes a la Universidad en los cursos que organizan los estudiantes de Medicina de CL en Milán. Al inicio del nuevo curso, un gesto de caridad y realismo cargado de razones
Lunes 30 de agosto, 6.50 hs. Milán está desierto, pero para estos 150 futuros médicos, las vacaciones no son ya más que un lejano recuerdo: se trata del inicio de la novena edición de los cursos para preparar el test de acceso a la facultades de Medicina, Odontología y diplomaturas del área médica.
Desde hace nueve años, el CLU organiza, en colaboración con la Universidad, un cursillo de cinco días para ayudar a los aspirantes a Medicina a pasar las pruebas de acceso.
Tras los últimos preparativos, a las 8.00 h., estamos ya listos para recibir a los 1.500 inscritos que esperan tras las verjas, soñolientos y preocupados. Rápidamente los distribuimos en las aulas donde, durante cuatro días, asistirán a las lecciones de Química, Física, Biología, Matemáticas y Lógica que imparten los profesores, y a los ejercicios preparados por los universitarios con preguntas similares a las 90 de que consta el test.
Nosotros, que este año hemos dejado de ser novatos, hemos participado por primera vez en la organización del cursillo; nos ha impresionado desde el principio la relevancia de la iniciativa y el cuidado con que se lleva a cabo. Es, sin duda, el momento en que se hace más evidente nuestra presencia en la Universidad.
Desde marzo, de hecho, hemos estado preparando apuntes lo más exhaustivamente posible e inventando y corrigiendo ejercicios similares a los del test del año pasado.
Este cuidado se reflejaba en cada detalle: desde el trabajo de secretaría y de servicio de orden hasta cómo debíamos ir vestidos.
Casi nadie nos ha preguntado quiénes éramos o por qué nos dedicábamos a ayudarles sin ganar una lira, aunque muchos nos lo han agradecido y para todos ha sido evidente que aquel curso era, verdadera y gratuitamente, para ellos: justo lo que necesitaban. Algunos nos buscaban tras las clases para resolver un ejercicio, para pedir un consejo, algo de aliento o, simplemente, para conocernos porque les había llamado la atención nuestra amistad.
Para nosotros, en realidad, los carteles bien puestos, el orden en las clases y aquella extraordinaria unidad, eran como una "trampa" que ocultaba nuestro interés principal: profundizar en la conciencia del Misterio que ha cambiado nuestra vida y que tiene un nombre, Cristo. El día antes del Pre-Post (así llamamos a nuestros cursillos), nos reunimos y comentamos que el único motivo por el que valía la pena comprometerse era precisamente profundizar en esto. Todo lo que hacemos lleva el sello de esta tensión.
Era claro para nosotros y fascinante para ellos. El último día, cuando se realizó la simulación del test, la "trampa" desveló el fundamento de la unidad que todos hemos experimentado. Algunos de nosotros explicamos en todas las aulas por qué hacíamos los cursillos. Por ejemplo Luca, en el aula D, dijo: "Las razones que nos han llevado a organizar el Pre-Post son dos: la primera es ayudaros a pasar el test, porque también lo hemos tenido que hacer nosotros, y la segunda es el deseo de compartir todo con todos, incluso el sentido de la vida. Por esto el cursillo es un ejercicio de realismo: al compartir el propio ser no se puede dejar de partir de una necesidad concreta (por ejemplo, pensando en la profesión que queremos ejercer, si me llega alguien con el pie malo no me pondré a hacerle discursos sobre el deseo de compartir, sino que le curaré el pie); pero esta actitud conlleva siempre el deseo de entrar en una relación verdadera, que no excluya nada. Por esto, no podemos menos que deciros lo que ha cambiado nuestras vidas y posibilitado este gesto gratuito: el encuentro con la humanidad presente de Jesucristo que hoy, al igual que hace dos mil años, es capaz de atraer y mover a la persona; sólo algo vivo puede atraernos y movernos.
Acabo de hablar de una humanidad presente, esto es, de algo que se pueda experimentar, verificar, que se pueda acoger con la razón y con el corazón. Para mí ha sido así. He entendido que Jesús está presente en la relación con algunos amigos; Mauro, Stefano y otros como los que veis hoy aquí.
Os invito, por tanto, no como pretensión sino como desafío algo audaz, a comprobar lo que os he dicho, estando con nosotros ahora y durante este año. Si hubiese sólo una posibilidad entre un millón de que esto sea verdad, es decir, de que Dios, el sentido de las cosas, se haya hecho hombre y se le pueda encontrar hoy; si esto es así, me comería las uñas si fuese vosotros y no hubiese tenido el coraje de comprobarlo".
Es un desafío ante el nihilismo que impera en la Universidad: hay algo en la vida que la hace verdaderamente gustosa y le da color. El camino es claro para todos: un grupo de amigos. El resto os lo haremos saber.
Checca, Pidi, Annalia y Giulia
del CLU de Medicina, Milán
Queridos amigos: De muchos de vosotros no conozco los nombres, sólo las caras (adormecidas a las 8.30, risueñas a las 10.00, atónitas a eso de las 16.00, pero siempre alegres) que son jóvenes y llenas de vitalidad y de corazón. Querría dedicaros dos líneas, esperando acercarme a todos de algún modo.
Sois grandiosos, sabéis transmitir el amor por el estudio y sois verdadera fuente de aliento constante para todos nosotros, que estamos aquí, delante vuestro, con nuestras cotidianas inseguridades. Cuando dije que me inscribiría en una facultad de plazas limitadas, mi familia me aconsejó que encontrara una buena recomendación. Sinceramente, siempre he excluido esta posibilidad. He abandonado mi trabajo para hacer lo que creo que va más conmigo; ¡figuraos si comienzo con el pie equivocado!
Estudié todo el verano convencida de que sería el corazón, el amor por la materia lo que me abriría el camino. Así, al regreso de las vacaciones, descubrí que estaría aquí este curso. Y aquí he encontrado, verdaderamente, "mucho corazón".
Vuestra contribución personal me ha enriquecido, y no sólo en nociones. He pensado mucho en vosotros, cuando volvía a casa, "cocida" como un pescado hervido. Y entonces, después de una ducha, una siesta, un poco de miel y queso, me sentía agradecida. Agradecida a vuestra energía, y continuaba estudiando. Muchos de vosotros pensaréis que estoy loca o que tengo afán de protagonismo por decir todo esto (¡todo puede ser válido!), pero es lo que siento y quiero decir ahora. Ahora, es un momento que no se repetirá más, ahora es justo ser locos y protagonistas, para deciros: "Gracias por todo". A veces, aparece una persona en tu vida y a posteriori habrías querido decirle tantas cosas; a mí me ha sucedido hace pocos meses y he comenzado a comprender, a mi costa, que "ahora" no vuelve nunca más. Veo en vosotros buenos profesores o doctores el día de mañana. Afortunadas las personas que tengan ocasión de relacionarse con vosotros. Os veo distintos los unos de los otros, pero unidos aquí por un único motivo: nosotros.
También veo a vuestros amigos profesores. También locos por su materia. También ellos aquí por nosotros. Y los bedeles, y todos los demás. Todos por nosotros. Me parece preciosa vuestra forma de ser, que me hace más feliz cada día... He comprado vuestra camiseta, no porque sea un amuleto, sino porque sé que mañana os echaré de menos. Otra vez gracias, de corazón.
Vuestra, S.
P.D.: Y si va mal, me volveréis a ver el próximo año y quiero decir que estudiaré más.
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