«Lo más decisivo no puedes hacerlo tú». Dar un significado a la propia vida, experimentar la plenitud que reclama cada instante, esperar cuando parece no haber salida, saberse verdaderamente amado y amar, todo eso que deseamos profundamente no nos lo podemos dar nosotros mismos. Esta era la respuesta, sencilla y fascinante, que daba el entonces cardenal Ratzinger en una entrevista de 1980 sobre la búsqueda del sentido, que acaba de publicar en un libro la editorial vaticana LEV y que ya está traducida al español en la nueva página web de Comunión y Liberación.
«Forma parte de la percepción de la vida del hombre de hoy querer crear por sí mismo su propia vida y no esperar algo que puede no llegar. En consecuencia, apuesta por lo que él mismo puede hacer y obtener, y por eso le resulta tan difícil una fe que le diga: lo más decisivo no puedes hacerlo tú, te debe ser donado». La espera que nos invade apunta siempre a «lo más decisivo», eso que no podemos darnos. Pero ha acontecido en la historia, y sigue aconteciendo, a través de un hecho humano, real.
La portada de esta revista está dedicada al Cartel de Navidad del movimiento. Una cascada de luz en las tinieblas, como un seno materno pintado por William Congdon, acompaña el “diálogo” entre Italo Calvino y don Giussani, tomado del podcast Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? En estas páginas dejamos que sea el anuncio de la Navidad quien hable, quien se haga presente como un escándalo que no responde a ninguna lógica humana, pero a la vez corresponde a lo más profundamente humano: Dios se hace presente en el infierno del mundo, entre el lodazal devastador de Valencia, en medio de las guerras de Ucrania y Tierra Santa, con los beduinos que viven en el desierto…
«Una de las demostraciones más hermosas del Espíritu y de la fuerza intrínseca del cristianismo es el encuentro con personas que viven la fe y que han madurado en ella», sigue diciendo Ratzinger. Y cuando «veo cómo estas personas que hasta en las situaciones más difíciles, en las que humanamente ya no hay nada que hacer, siguen viviendo incluso en plenitud, serenas, libres, maduras y buenas, podríamos decir que se trata de una prueba experimental».
En medio del infierno, alguien y algo que no es infierno. ¿Pero cómo es posible? El papa Francisco lo apunta en su última encíclica. Porque «nos amó. Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones». ¡Feliz Navidad!
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