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Huellas N.03, Mayo 1996

VIDA DE CL

El adulto a prueba

Stefania Ragusa

Reportaje en busca de las huellas que ha dejado en Italia el debate sobre Educar es un riesgo. El libro de Giussani hace discutir a padres y profesores. El ars magna, la ceración de personalidad y de historia.

Milán, 1954. Hace poco más de treinta años, Don Luigi Giussani decidió abandonar la enseñanza de la teología en el Seminario de Venegono para emprender la aventura de la educación de los jóvenes en una escuela laica, el Liceo Berchet.
Se trata de un riesgo y un desafío, porque algo que parece no interesar ya a los chavales -la propuesta cristiana vivida como respuesta total al problema humano- constituye la conciencia cierta de su corazón. Apenas sube a su cátedra, la primera objeción que le hace un alumno pone en evidencia la verdadera dificultad para compartir un camino consciente: ¡cuántos jóvenes han perdido el nexo que palabras "de peso" como «fe» y «razón» tienen con la experiencia, y las usan con ligereza, sin siquiera saber decir qué significaban!
Hoy, cuarenta años después, los chavales de aquella generación se han convertido en padres y madres; alguno incluso ha pasado al otro lado de la cátedra como profesor. Muchos blandirán todavía las palabras sin poseer su significado. Otros han tomado en serio la propuesta de un camino, que han hecho propio, verificando su conveniencia humana, hasta llegar a constituir un movimiento.
La reedición de Educar es un riesgo de Giussani ha sido la ocasión para que refluyese el río vigoroso y fecundo de una propuesta que se puede vivir en medio de la selva confusa de los debates surgidos en torno a la reforma de la Educación. Mesas redondas, conferencias y lecciones que, en el mejor de los casos, se sufren entre bostezos y miradas impacientes al reloj y, en el peor, se convierten en un ácido contenedor de recriminaciones, lamentos y "planes de batalle" que no llevan a ningún lado y aumentan el escepticismo. Entonces, ¿por qué hablamos de un refluir vigoroso y fecundo? Porque, tras lo análisis de tipo técnico, formal o meramente contractual, se ha vuelto a plantear el tema propio del "planeta escuela", es decir, qué es y cómo sucede la educación.
Más de sesenta y cinco mil personas, en varias ciudades de Italia, han participado en encuentros de presentación del libro Educar es un riesgo, y unos quince mil se reúnen con regularidad para leerlo e comentarlo. Desde octubre, con la reapertura de las escuelas, ha habido más de trescientos encuentros públicos, ya sea en grandes ciudades como Milán -donde hubo dos mil quinientos participantes-, o en pequeños centros urbanos, en los que se reunían una media de ochenta o cien personas. Otro dato significativo tiene que ver con la variedad de proveniencias culturales de las personas que han aceptado una invitación ocasional, o que se han implicado en un trabajo de confrontación sistemática con el texto: se trata de eclesiásticos (obispos, responsables diocesanos de pastoral), de intelectuales laicos (rectores de universidades, profesores), de congregaciones religiosas que dirigen instituciones educativas, de "ateos" convencidos, de personalidades con cargos institucionales (delegados provinciales de enseñanza, del Ministerio), hasta llegar a los padres que tienen el problema de "hacer adultos" a sus hijos.
En muchos colegios se ha apostado incluso por los cursos de actualización tan a menudo desoladores. Con la colaboración y el asesoramiento de Diesse (Didáctica e Innovación en la Escuela) ha sido posible para muchos profesores de enseñanza media superior, inferior y elemental, establecer un programa del curso de actualización, después de ser aprobado por el Colegio docente y financiado por parte de la Delegación Provincial de Enseñanza, afrontando temas decisivos para la educación. Como prevee la circular ministerial que reglamenta la actualización en las escuelas, muchos institutos han elegido la forma del Consorcio. En Milán, por ejemplo, ya son ocho las escuelas acogidas a este Consorcio que siguen unitariamente, junto a una escuela "piloto", los cursos sobre «La creación de la personalidad. Educar es un riesgo». Los Consorcios están favorecidos por la Delegación, en cuanto que suponen una notable reducción de los costes y constituyen, al mismo tiempo, una red real de conexiones entre institutos y otras realidades interesadas en el problema educativo.
Para que todo esto pudiese suceder, ha sido fundamental el movimiento de profesores que se han arriesgado a proponer al Colegio docente un camino de experimentada utilidad tanto humana como profesional. También en este caso se ha verificado una respuesta muchas veces inesperada, al menos allí donde la barrera "ideológica" no cerraba a priori las puertas a una propuesta de sabor católico, "cielino".

MALESTAR
Donde se ha dado -más allá de cualquier otra consideración o reticencia- el reconocimiento de una necesidad, del malestar por no saber cómo y hacia dónde acompañar a los chavales -porque muchas veces los primeros que están desorientados son los adultos-, ha sido más fácil mantener un diálogo, humilde y leal, que ha vuelto a plantear el debate sobre la "educación", a veces dolorosamente, obligando a todos a sacarlo a escena.
Emblemática, en este sentido, es la cándida pero desconcertada pregunta de un profesor durante un curso de auto-actualización sobre «La creación de la personalidad», desarrollado en un instituto de Pesaro: «¿Cómo se puede pretender que un camino comience si nosotros mismos no tenemos la certeza de un significado?». Desde Ferrara se documenta una espera humana, que emerge casi de repente de la niebla de la distracción o de la autocensura: «Hemos encontrado cincuenta colegas- cuentan Valerio, Tiziana e Villi-. Con la lectura de Educar es un riesgo, se hace, en primer lugar, una propuesta educativa para los adultos. En el curso de actualización los profesores hablan de sí mismos, de su propia humanidad, que finalmente sienten acogida y abrazada. Un compañero nos confesó el "desastre" que era su vida desde que había abandonado el camino de la tradición en el que había sido educado por su familia. Una vicedirectora contó la angustia que le atormentaba, por no haber sabido reconocer a tiempo el malestar existencial de una alumna suya, que se suicidó una tarde al volver del colegio».

NOSTALGIA Y ESPERA
Un profesor de la provincia de Turín, Franco, durante uno de estos cursos de actualización, cayó en la cuenta con sorpresa de que las palabras de la desconocida ponente, estaban en sintonía con la experiencia comunicada por Giussani y por el movimiento. Al final de la lección Franco se acercó a ella. La desconocida ponente le respondió que estaba sólo repitiendo frases que le habían conmovido y le habían llamado poderosamente la atención, tanto que no podía no repetirlas. Explicó que había participado por causalidad en un encuentro sobre «un cierto libro, Educar es un riesgo», invitada por un colega. «Mi único disgusto», añadió al final, «es que sólo soy capaz de repetir palabras escuchadas, mientras que yo he visto, en la persona a quien se las escuché aquella vez, que las mismas palabras eran para él una experiencia vivida».
En La Spezia, Anna, tras haber sido nombrada tutora de una clase, sugirió al director la idea de implicar a los padres de sus alumnos en la cuestión educativa. El director lo aprobó y Anna les invitó a todos a un encuentro sobre «Creación de la personalidad». Con gran sorpresa el director mismo y de los bedeles, quizá acostumbrados a ver desatendidas y desiertas las reuniones de este tipo, intervinieron más de cuarenta padres. Un padre, cuyo hijo no está ni siquiera bautizado y no iba a clase de religión, reveló a Anna que «hacía tiempo que deseaba encontrar a alguien que lo ayudase en descubrirse a sí mismo y en la educación de su hijo». Al final de la reunión todos pidieron volverse a encontrar.

EL RIESGO
Dos profesores de Sannicandro Garganico (Foggia), Angelo y Francesco, pensaron poner en el tablón de anuncios de la sala de profesores de su instituto un periódico mural, Flash. Cada quince días lanzan una provocación: «¿Educar o domesticar?», «¿Por qué no estudian nuestros alumnos?». A continuación ponen algunas frases sacadas de Educar es un riesgo, proponiéndolas como hipótesis de trabajo con las que confrontarse, e invitan a sus colegas a expresar sus propias observaciones en el periódico. En las horas "muertas", se ponen a leer el libro en la sala de profesores, y muchos colegas, movidos por la curiosidad, comienzan un diálogo.
Otro ejemplo: Filippo, Conservatorio de Música de Pesaro. Su propuesta de hacer un curso de actualización sobre Educar es un riesgo había sido rechazada por el claustro de profesores. Entonces Filippo volvió a contratar personalmente con unos noventa colegas, invitándoles a un encuentro "libre". Algunos se han adherido. «Esta iniciativa -nos explica- ha sido objeto de escándalo para los colegas de didáctica que desde hace tiempo veían fracasar sus propios intentos de reuniones sobre temáticas "pedagógicas"». ¿Cómo es posible, entonces, que estos quince sigan participando en sus encuentros? «Un colega de izquierdas, en el último encuentro, me dijo: "Esto es realmente 'algo' verdadero". Y se fue a comprar el libro».

GRANDES QUE SABEN HABLAR Y PEQUEÑOS QUE SABEN ESCUCHAR
La relevancia cultural de la batalla por la Educación se evidencia en tantos episodios que siguen sucediendo. Contamos sólo algunos.
En Bolonia, un conocido profesor de Pedagogía de la Universidad, después de haber asistido a la conferencia de Don Giussani sobre Educar es un riesgo pidió que en la biblioteca hubiese varias copias «de este libro pedagógico». Ha expresado también su admiración por el título, con nostalgia por no haberlo acuñado para alguno de sus libros.
En Cassino (Fr) la Delegación Diocesana de Catequesis, siguiendo la propuesta del profesor Antonio Renna y en colaboración con Diesse, ha organizado un curso de actualización para los profesores de religión (de hecho era abierto a todos), con el título «Educación: introducción a la totalidad de lo real».
Las palabras de la directora de una escuela de magisterio en Camerino (Mc), durante un encuentro público junto al rector de la Universidad y un empresario, documentan cómo la lectura del libro constituye un acontecimiento para muchos que han dedicado con pasión su vida a la educación de los jóvenes: «Para mí ha sido una revelación respecto a la Educación: he vuelto a encontrar aquel "concepto fuerte" que me faltaba. Había vivido siempre una dicotomía entre fe y razón: Giussani supera esta dicotomía, en cuanto que la fe es respuesta al sentido último de la existencia. Por eso satisface a la razón».
Y añadió: «El riesgo consiste en que la libertad se abra como una ventana a la realidad: yo no puedo ser la medida de la realidad».
En Ferrara, después de un encuentro público con el obispo de la ciudad, monseñor Carlo Caffarra, y Giuseppe Meroni (Diesse) sobre «El riesgo de educar como creación de personalidad y de historia», el Delegado provincial, presente junto a numerosas autoridades académicas, ha convocado a los directores y a los delegados provinciales y ha invitado a monseñor Caffarra para tener otro encuentro sobre el mismo tema.

LIBERTAD
Elena Ugolini, responsable nacional de los educadores de Comunión y Liberación, comenta en pocas palabras lo que está sucediendo: «Una repercusión inimaginable, sólo si tenemos el coraje de ser nosotros mismos». Y es un valor que a veces supone un desgarro, como un salto en el vacío, pero cuyos frutos se ven. La joven comunidad de CL de Campeche, en Méjico, se reunió en noviembre para hacerse cargo de la propuesta de difundir el manifiesto cuyo título era «Educación: introducción a la totalidad de lo real». «Era la primera vez -cuentan Mónica y Lupita- que se nos pedía arriesgar públicamente nuestra compañía. Alguno objetaba: "¿Cómo proponer algo que yo no comprendo?", ¿Por qué hay que añadir otras cosas a nuestros ya numerosos compromisos?"». Al final llegó la adhesión, con la conciencia de que «obedecer» a aquel particular era una ayuda para comprender la totalidad de la experiencia. Al cabo de un mes se organizó una mesa redonda pública, con la participación de las personalidades más importantes del Estado en el sector educativo. «Por primera vez nos hemos dado cuenta de que somos una presencia capaz de dar un juicio y de abrazar la aparente diversidad».
Es una lucha por la libertad. Libertad de ser uno mismo, de educar y de ser educado, que a veces tiene que vérsalas con la intolerancia de quien quiere imponer como exclusiva su propia visión de la realidad. El relato de un bachiller de Reggio Emilio es un sincero testimonio de sencillez y, al mismo tiempo, de coraje: «Hace aproximadamente un mes la profesora de italiano me encargó que desarrollara un tema en clase. Leyó delante de la clase mi trabajo, riéndose de mí delante de mis compañeros, luego me mandó que me sentara de nuevo en mi sitio. Mientras leía el tema, de vez en cuando se paraba para repetirme que lo que decía en el escrito ("Dios es una realidad que se puede encontrar y está presente") era una equivocación, que era de locos, y que no tenía nada que ver con lo cotidiano. Por un instante, el más duro de mi vida, me asaltó una duda: que ella tuviese razón. No era un borracho el que me decía esas cosas, sino mi profesora de lengua. Sin embargo, inmediatamente después, me vinieron a la mente los rostros de mis amigos y toda la historia que había vivido, y he comprendido que lo que había escrito no podía no ser verdad. Hoy conservo un recuerdo bellísimo de aquel día, porque ha marcado un paso decisivo hacia un conciencia mayor de lo que he encontrado y hacia una confrontación de todo lo que sucede a mi alrededor con la propuesta del movimiento».

(Traducido por Enrique Bicand)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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