En las librerías, en el mes de marzo, el libro de Don Giussani, ¿Se puede vivir así? La vocación del hombre como la llamada original a buscar el propio rostro humano para que la gloria de Cristo viva en el tiempo. No se trata de un pensamiento, ni de una doctrina, sino de una experiencia posible para cualquier hombre, porque otros ya la viven
Todos vivimos buscando nuestra realización personal. Pero, ¿cuál es el rostro del hombre? El rostro de nuestro yo se ha desvelado en un momento del tiempo y se ha comunicado en Cristo. En Él se ha revelado la naturaleza original de cada hombre, su razón, su deseo y afectividad, se ha realizado su humanidad. Los rasgos del rostro de Cristo son la fe, la esperanza y la caridad, en las que se refleja el rostro querido por Dios desde el principio para cualquier hombre.
Dios nos ha creado originalmente poniendo en nosotros un conjunto de exigencias de verdad, de justicia, de bien y belleza que sólo Él mismo puede satisfacer. El dinamismo de nuestra razón, de nuestro deseo y de nuestro amor llega a su cumplimiento cabal no a partir de nuestras propias fuerzas sino gracias a un encuentro, imprevisto e imprevisible, con un Presencia excepcional que corresponde a las exigencias originales de nuestro corazón.
El diseño de nuestra vida no es el que nosotros podríamos imaginar sino el que hemos descubierto en una historia concreta. En la compañía cristiana nuestra humanidad se va identificando, como por ósmosis, con Cristo, generando una nueva criatura. Decía san Pablo: «nosotros con el rostro descubierto, reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformado en esa misma imagen, cada vez más gloriosos, así es como actúa el Señor» (2Cor 3,18). Los cristianos son hombre que realizan su verdadera humanidad, constituidos según las dimensiones reales del propio «yo», a la medida del Hombre perfecto, Cristo (cfr. Ef 4,13). La fe, la esperanza y la caridad son la verdad del dinamismo humano que se realiza por pura gracia. En ellas brilla de esplendor la vida del hombre y por ellas se multiplica la fecundidad de su pertenencia al Templo de Dios en el tiempo.
A las virtudes teologales se dedican las tres partes de este libro, que pertenece a un género especial, como una «novela». Cautiva su estilo dialogal: nos pone en contacto con el testimonio de una experiencia vivida, llena de razones, por otros hombres. El corazón se enciende de agradecimiento por una propuesta que dilata continuamente ante nuestra mirada el horizonte del Misterio presente.
El texto relata los encuentros que Don Giussani ha mantenido con jóvenes decididos a comprometerse con Cristo en una forma de entrega total al Misterio y a su destino en la historia, que la Iglesia llama virginidad. A partir de la experiencia del autor, y del juego de preguntas y respuestas en las asambleas, van emergiendo los principales contenidos de la fe cristiana con toda su fuerza humanizadora.
En sus páginas se descubre que la vida del hombre es una vocación, y que, por lo tanto, sus exigencias y deseos constitutivos alcanza la plenitud cuando responde a la iniciativa gratuita de Otro. Quien sigue esa invitación llega a ser él mismo.
La fe que poniendo en juego la libertad realiza la capacidad racional del hombre en la obediencia, la esperanza que viviendo la confianza en Quien es nuestra fuerza florece en la pobreza, la caridad que a través del sacrificio genera la virginidad como anticipo de la ternura eterna, encarnan el destino al que está llamada toda vida humana.
La propuesta cristiana se dirige a nuestra razón, entablando un diálogo apasionado lleno del coraje necesario para sostener la esperanza de los hombres. El camino que emerge se demuestra posible para cualquier hombre: se trata de secundar la fascinación de ese encuentro excepcional gracias al cual el corazón del hombre se hace protagonista frente al mundo. Un encuentro que se prolonga en el tiempo perteneciendo al Cuerpo misterioso de aquel Hombre de Nazareth.
En el número de Agosto de 1995 la revista italiana Jesús ha publicado una reseña del libro de Don Giussani, ¿Se puede vivir así? La proponemos agradeciendo la lealtad y la amistad con la que Editorial Paulinas ha valorado este libro
por Giovanni Arledler
El presente volumen de casi cuatrocientas páginas es el relato vivo de coloquios y diálogos que Don Luigi Giussani ha tenido, con un centenar de jóvenes a quienes se les presentaba la posibilidad de entrar a formar parte de la asociación Memores Domini, laicos que viven una particular forma de compromiso en la contemplación y misión, que intenta llevar el anuncio de Cristo a los lugares donde se desarrolla la actividad cotidiana y normal del hombre.
Conforme al modo de pensar inconfundible de Don Giussani, fundador de Comunión y Liberación, el discurso centrado en las virtudes teologales, se mueve preferentemente por razonamientos, hallando sus puntos de apoyo, además de en la Palabra de Dios, en la experiencia cotidiana, en la gran literatura y en la literatura de inspiración cristiana.
Con aquel vigor persuasivo que todos le reconocemos, Giussani examina oportunamente la argumentación relativa a los temas de la libertad, la obediencia, la pobreza, la confianza de Dios, el valor del sacrificio y la virginidad.
El autor admite que vivir según el Evangelio es una propuesta extremadamente temeraria; pero defiende con pasión la razonabilidad, la coherencia y la validez de vivir así.
El volumen acaba por contagiar incluso a aquellos que no están firmemente convencidos de que haya que vivir la fe en Jesús de modo radical y puede constituir una etapa, pero siempre en un camino que tiene necesidad de una profundización continua.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón