Un regalo cargado de Misterio
Volvemos a la vida cotidiana tras un verano que no nos ha dejado indiferentes. Después de meses de camino –y también cierto desierto– matrimonial en el que, como girasoles, hemos necesitado convertirnos de nuevo a Él y dejarle todo el espacio, la vida se abrió de nuevo camino en nuestra familia. Un bebé especial, deseado, fruto del milagro que Cristo volvió a hacer en nuestra casa. Y con apenas nueve semanas, el bebé, al que hemos llamado Ángel, se fue al Cielo. Aunque “son cosas que pasan” y “forman parte de la estadística” no deja de ser un hijo, más grande o más pequeño, cuyo corazón ha dejado de latir y que se ha ido con el Padre. Es un misterio que, fruto del milagro y del camino de estos meses, el bebé se haya ido tan rápido. Es un misterio que el Señor, una y otra vez, quiera hacernos Suyos, mostrándole a un bebé el Cielo antes de verlo nosotros, sus padres. Y paradójicamente, con la promesa de que este bebé será el que cuide de nosotros, sin haberle podido abrazar, mimar, achuchar. Un regalo es así, el protagonista es Quien te lo da. Al Señor no se le escapa nada. De eso no tenemos duda. Estamos en constante petición: que esto sea para una conversión y unidad mayor, aunque no entendamos del todo.
Bendecidos por largos ratos de oración, hemos caído en la cuenta de nuevo. ¡Cuánto hemos recibido! ¡Qué afortunados somos! Si me supe bendecida al saber que estaba embarazada, es necesario que aprenda a acoger esta misma bendición por tener, literalmente, un ángel en el Cielo, y tenerlo para siempre. Aprender a acoger los gestos misteriosos de afecto de un bebé que, sin haber nacido, te abre el camino hacia la Eternidad. Como me dijo una gran amiga: el Señor no regala para quitar, sino para dar para siempre.
Este verano, aunque no dejamos de hacerlo, le hemos pedido a la Virgen que nos haga estar cerca de Él, de lo que Él hace, cerca del milagro, que es lo que nos hace estar en la realidad y no en nuestra imaginación. Como decía un fragmento de la Escuela de comunidad, «la cruz se opone a la vida que soñamos, pero la cruz no se opone a la vida tal y como es». Y aunque a día de hoy nos cuesta vislumbrar adónde nos lleva el «sígueme» del Evangelio, lo que me permite, como madre, levantarme cada mañana, es sin duda ser consciente, como se ve en el documental de Marcos Pou, de que todo en la vida es vocación: el regalo de la vida, la partida al Cielo, preparar el desayuno a tus hijos o un rato de lectura, hacer castillos en la playa o fregar los platos de los amigos con los que has ido de vacaciones. Y para afirmarlo con tanta contundencia estas semanas, ha sido clave todo el trabajo de Escuela de comunidad del curso pasado. El camino no es otro: «ensimismarse, imitar y seguir». Y pedir. Y volver a pedir. Tengo en mente una intervención de Jone en una de sus primeras escuelas después de meses sin poder venir físicamente que, tras contar algunas cuestiones de su enfermedad y tiempo en el hospital, dijo: «y ahora Le conozco más». Como si eso “bastase”. Llena de perplejidad, esa inquietud se abrió hueco en el corazón y ahora, con otras circunstancias y con camino que recorrer todavía, percibo en esa frase una esperanza de plenitud. Qué Amor tan grande el de Alguien que quiere hacernos Suyos constantemente y sin descanso, que quiere ocupar cada recoveco de la vida para multiplicar su plenitud y vencer todos y cada uno de nuestros imposibles.
Andrés y Yara, Madrid
Vivir un nuevo inicio
Después de varios veranos sin hacer específicamente vacaciones de CL, hace unos meses mi mujer y yo decidimos retomar esta propuesta. Yo me había dado cuenta de que tenía una necesidad muy grande de participar en un gesto así. Por mis circunstancias laborales, para mí es casi imposible acudir a Ejercicios o retiros pero sí es posible ir a las vacaciones. Decidimos ir a las que realizaban los vallecanos en Cantabria y ha sido un bien inmenso para los dos. Ha sido la primera vez que juntos hemos hecho una experiencia de encuentro tan grande con el Señor en nuestro carisma. Para mí, que participo en la historia del movimiento desde hace 15 años, fue volver a encontrar la misma correspondencia que en el primer encuentro. Mi corazón ha vuelto a afirmar que este es el lugar en el que mi vida se cumple y que necesitamos esta preciosa nube de testigos para vivir nuestro día a día. Para mi mujer la experiencia ha sido muy parecida. Me impresionó mucho que al volver a casa me dijo: «quiero hacer vacaciones del movimiento todos los veranos». Así de concreto fue Cristo como para saber que necesitamos favorecer un lugar privilegiado para Él durante el verano. Ha sido un regalo reencontrarnos con los vallecanos, con aquellos que son amigos cercanos y con aquellos a los que llevaba tiempo sin ver. Impresiona cómo el tiempo ha sido un más en su vida. Ver familias que discretamente han crecido mucho a la luz de la fe y ver el fruto que su propio amor da en la vida de sus hijos. Ha sido un regalo más que el Señor me ha dado estos días: los hijos de estos amigos. Contarles yo a ellos cómo conocí al Señor y me enamoré de Él y de esta historia fue la ocasión para recibir de nuevo una sobreabundancia de alegría. Conocer el camino de estos chicos, su corazón, su deseo y percibir cómo algunos ya empiezan a encontrar la respuesta de aquello para lo que están hechos me impresionó muchísimo.
Una vez más –y van ya muchas– el Señor ha hecho maravillas con nuestro pequeño sí. Hemos vuelto a vivir un abrazo gigante del Señor que ha reabierto por completo la necesidad de vivir en la cotidianidad del matrimonio la misma experiencia que en las vacaciones.
Cristian, Huesca
El maestro de las melodías del corazón
A Paolo Bargigia en el sexto aniversario de su partida a la Casa del Padre.
He ahí un gran amigo. Cual su voz callada pronunciaba en aquellos sonidos agradables a través del rasgueo de sus dedos en las cuerdas de la guitarra, interpretando esas bellas melodías que brotaban de su tan buen corazón.
Aprendí de él a escuchar las verdades del espíritu, con un silencio tierno, en el viento de la vida, en el respiro de Dios, en cada corazón que amerita un gozo melódico al decir: é bella la strada che porta a casa.
He ahí un gran amigo que bendigo, la gloria eterna de la unidad humana de dos seres que se construye en mundos de vida a través del trayecto del tiempo, bendecidos por la luz de la verdad emanada de Dios.
Gracias Paolo por trazar esa travesía generosa hacia la verdad.
Jorge y Maribel, Perú
Nostalgia de la caritativa
Hace unos meses recibí la revista dedicada a la caritativa. Leerla me provocó muchísimo. Me hizo sentir una gran nostalgia de cuando la hacíamos en Montevideo antes de la pandemia. Luego nos vimos obligados a suspenderla y hasta ahora no la habíamos retomado.
Me quedó resonando una frase de la entrevista a Vittadini: «En este gesto gratuito yo entiendo qué quiere decir que el cristianismo es amor al hombre sin más. Te das cuenta de que estás hecho estructuralmente para el otro y al mismo tiempo estás hecho para Otro. Es una experiencia que te lleva a no dar nada por descontado».
Algo movió en mí, que sentí la necesidad de volver a hacer caritativa. Lo compartí con algunos amigos y me propuse buscar un lugar. Hablé con los amigos de Puntos Corazón que trabajan en un barrio muy precario de Montevideo, y se alegraron de compartir un rato juntos, jugando con los niños del barrio.
Luego de coordinar los detalles, finalmente hemos comenzado. No puedo decir que haya ocurrido nada extraordinario, ni que hayamos conseguido un resultado concreto. Fue simple, y esa simpleza hizo que cobrara más sentido el hecho de regalar un tiempo para otros.
Lo que más me ha impresionado es la forma en que he retomado el gesto. Retomar la caritativa no fue el fruto de una estrategia, y mucho menos de tener que cumplir con un requisito del movimiento. Si pienso cómo ha nacido esto, me remonto a nuestras vacaciones en febrero, cuando un amigo nos propuso volver a enviarnos la revista Huellas por correo. Comenzamos a recibirla, lo cual fue una gracia infinita. Luego, recibir el numero sobre la caritativa y ver allí tantos testimonios de alegría, al punto de contagiarme profundamente.
Hoy puedo decir que retomar la caritativa ha sido responder a una iniciativa del Señor demasiado clara. He hecho experiencia del recorrido que Lepori nos ha propuesto en los Ejercicios: reconocimiento y adhesión.
Agustín, Uruguay
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