Huellas N.04, Abril 2023

PRIMER PLANO

Colombia. Otra posibilidad

La historia de nuestra caritativa empezó con el Covid. En Colombia, como en muchos otros lugares, la pandemia supuso un cierre total. Cerca de la parroquia de Nuestra Señora de Las Aguas, en Bogotá, hay un barrio muy pobre y los curas de la Fraternidad de San Carlos Borromeo estaban preocupados por su gente, así que empezaron a organizar un reparto de comida con la policía. Cuando se relajaron las restricciones, empezamos a ir con ellos, tanto los adultos como los universitarios. Pero después de la pandemia no continuamos con esta caritativa y empezamos a ir a una residencia de ancianos. Y después, con el Banco de Alimentos. Esta última caritativa es muy particular porque es una propuesta que hacemos en la universidad. Yo doy clase de Ingeniería de gestión en una universidad privada pero no católica, que ofrece la posibilidad de que los estudiantes lleven a cabo varias iniciativas. Se me ocurrió una propuesta voluntaria que tuviera relación con la logística y me puse en contacto con el Banco de Alimentos, donde empezamos a ir los sábados para preparar cajas de comida y bienes de primera necesidad que luego se reparten en parroquias y fundaciones. Hay un aspecto interesante de gratuidad hasta en la forma, pues nosotros no vemos a las personas que reciben los alimentos.
Aparte de los amigos de la comunidad y los universitarios, también vienen estudiantes que no conocen el movimiento, pero se suman a una propuesta muy sencilla. Antes de empezar, con los que quieren, rezamos un Ave María juntos y yo siempre digo que estamos ahí para aprender qué es el amor, porque tenemos necesidad de amar y ser amados.
Como profesor, me llama mucho la atención poder compartir un momento con mis alumnos en el que hacemos lo mismo. Ellos ven la amistad que hay entre nosotros, los adultos, y sobre todo se sorprenden al descubrir una dimensión de sus estudios –de logística y gestión empresarial– en la que nunca habían pensado y que es útil para los demás. Uno de mis alumnos decía que nunca se habría imaginado que lo que estudia, que está destinado a la eficiencia, a reducir costes, al beneficio, puede tener otro sentido: servir a la persona. Aunque solo fuera un día en la vida, esto les permite tener delante otra posibilidad.
Camil, Bogotá