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Huellas N.12, Julio/Agosto 1988

LIBROS

El Poder

Mauro Vandelli

ROMANO GUARDINI
El Poder. Una interpretación teológica
Ed. CRISTIANDAD
Tomo I Madrid 1981

Guardini enseñó durante más de cuarenta años Katholische Wel­tanschauung («visión católica del mundo»), indicando la trayectoria por la que la fe cristiana puede de­sarrollarse integralmente, hacién­dose concepción nueva y original de la realidad e iluminando así ple­namente la condición humana en sus dramas y en sus esperanzas. En esta perspectiva se sitúa -junto a El ocaso de la Edad Moderna -esta pequeña obra, escrita en 1951.
El autor nos quiere presentar aquí algunas reflexiones funda­mentales sobre la naturaleza del fenómeno del poder: «El poder -así empieza el libro- es un fe­nómeno específicamente humano. Puede hablarse de poder en senti­do verdadero cuando se dan dos elementos: de un lado, energías reales, que pueden cambiar la rea­lidad de las cosas, determinar sus estados y sus reciprocas relaciones; y, de otro, una conciencia que esté dentro de tales energías, una vo­luntad que les dé unos fines, una facultad que ponga en movimien­to las fuerzas en dirección a estos fines. Todo esto presupone el es­píritu, es decir, aquella realidad que se encuentra dentro del hom­bre y que es capaz de desligarse de los vínculos directos de la natura­leza y de disponer libremente so­bre ésta».
Es precisamente en esta natu­raleza del poder, como factor típicamente humano, donde radica el instrumento operativo de la civilización.
Sin embargo, la edad moderna ha intentado adueñarse del mundo partiendo de una cercanía, antes desconocida para la inteligencia y para la técnica, a la realidad. Lo que define la imagen de la existen­cia creada por ella es el poder so­bre la naturaleza: por medio de la investigación, la planificación y la transformación técnica el hombre se apodera de las cosas de una for­ma cada vez más rápida. Así, la edad moderna ha creído sin más que todo aumento del poder técni­co, basado en la ciencia, constituía un provecho; pero la seguridad de esta convicción se ha quebrantado. Ahora nosotros no pensamos ya que el aumento del poder equival­ga a la elevación del valor de la vida. El poder se nos ha vuelto fundamentalmente problemático: en la conciencia de todos brota el sentimiento de que nuestra rela­ción con el poder es falsa y de que incluso el creciente poder nos ame­naza a nosotros mismos.
¿Cómo se ha dado este cambio? ¿Dónde está el error en el uso del poder? El mismo Guardini escribe: «El poder en la vida moderna del pensamiento se ha desarrollado en contra de lo trascendente. Este po­der de autotrascendencia en un de­terminado momento ha fijado, no un último limite, sino que se ha fi­jado a si mismo como último limi­te. El poder, en el recorrido del pensamiento moderno, se ha de­sarrollado en contra de la trascen­dencia, fuera de los puntos de re­ferencia fijados por la visión teo­lógica cristiana. El rostro del hom­bre moderno es el de un hombre que, en el aumento progresivo y determinado del poder sobre si mismo y sobre la realidad natural e histórica, encuentra el camino para la auto-deificación. El concep­to de Estado moderno, en cuanto realidad absoluta que se autojusti­fica a sí misma y que confiere dig­nidad al hombre, expresa de for­ma extremadamente significativa el punto culminante de toda pará­bola moderna».
Entonces, ¿sobre qué puede fundarse la dignidad y la libertad del hombre? He aquí la gran para­doja: sólo la dependencia de la trascendencia, del Misterio como constitutivo del valor del yo, libe­ra a la persona. El hombre no pue­de no depender: o depende del flu­jo de las cosas, de las fuerzas que determinan la sociedad, es decir, del poder; o depende directamen­te del Misterio, de Dios. Y cuanto más es vivida la relación con Dios, tanto más el hombre juzga y usa todo con libertad.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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