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Huellas N.12, Julio/Agosto 1988

MÚSICA

Battito, la música marcha

Javier Ortega García

Franco Battiato, siciliano de 43 años, extravagante y narigudo, es un cantante singular que está revolucionando con su estilo particular el mundo de la música: un mundo lleno de falsas modas y de banderas sin contenido. Sólo algunos llenan de contenido su música: Bob Dylan en los '60, Paul Simon y Peter Gabriel -líder del grupo Génesis- en los '70 y los U2 en los '80.
Franco Battiato se une a éstos pocos desde la música mediterránea con una dirección: la de plantear el problema humano, la de ayudarnos a comprendernos mejor a nosotros mismos. Battiato canta para que el corazón del hombre sea auténtico y para que se comprometa con la vida. Canta para que la vida cambie, para que las preguntas del hombre florezcan.


Franco Battiato es un hombre, un artista que busca, ante todo, el sentido de su itinerario humano. Su música es melódica, armónica; de ritmos acentuados -casi obse­sivos- que pretenden marcar un camino, que pretenden ser una in­dicación positiva -propositiva- ­para cada uno de nosotros. El hombre y su música, sus hermosas canciones -en perfecto equilibrio entre el contenido musical y el éti­co-: «Desde hace veinte años, me he venido dando cuenta del poder metafísico de la música; de la po­sibilidad de unirse a través de este medio extraordinario a esa fuerza que está por encima de nosotros: todo lo demás es una consecuen­cia».

UNA PERSONALIDAD CREATIVA
Comienza a estudiar musica a los 13 años. Poco a poco va descu­briendo sus raíces: comienza a leer literatura clásica, -romanticismo europeo- y se va fraguando una personalidad inquieta y creativa. Personalidad que se despierta po­derosamente con su madre y con su padre -un fornido camionero siciliano: «Nos gustaba estar jun­tos / aunque discutíamos» (Mal d'Africa)- hacia los que se siente tremendamente agradecido por haberle mostrado un camino que recorrer: «Hoy, la falta de padres -hombres de los que heredar valores fundamentales sobre los que apoyar el futuro de las generacio­nes venideras- puebla el mundo de hijos 'descarriados', que no se toman en serio la vida». Persona­lidad que se va forjando también en la escuela: «Mi maestro me en­señó / qué difícil es encontrar el alba / dentro del anochecer» (Prospettiva Nevskij). Y sabe que son ambas influencias -la fami­lia y la escuela- las que crean una imagen de sociedad en el hombre: «Volverá la moda de los vikingos; / volveremos a vivir como los bár­baros. / El analista sabe que la fa­milia / está en crisis desde hace generaciones / por falta de padres y de Dios: / estamos solos» (Tra­monto Occidentale).

LA TRADICIÓN Y EL ELECTRÓN
A los 18 años deja el sur de su niñez y se instala en Milán, donde se introduce en profundidad en los ambientes culturales y musicales. Pero ya ha quedado marcado pro­fundamente por la tradición medi­terránea que respira desde niño. El comienzo de la era de la músi­ca electrónica (en los primeros '70) y esta tradición que lleva arraigada se agitan en un cóctel particular y nunca falto de sabor que da lugar a una música repeti­tiva, «modal» (organiza el sonido a través del uso de ciertos interva­los típicos de la música antigua y medieval -como hacen el grego­riano y el canto religioso orien­tal-). Una música a la que, según él mismo afirma, sólo le interesa una cosa: «Resolver el problema de mi evolución como hombre; mi música sólo tiene esta dirección: la de comprenderme mejor a mí mismo». Evolución que no es otra cosa que tomar conciencia de lo que uno es, entender la relación que se tiene con todo lo que nos por el significado de uno mismo: «¿Quién soy, dónde estoy / cuan­do estoy ausente de mí? / ¿De dónde vengo, adónde voy?» (Chanson Egocentrique).

EL ORIENTALISMO
El dramatismo con que vive es­tas preguntas que le constituyen, esta necesidad de conocimiento, de profundización, le lleva a viajar por todo Oriente, por el que se siente fuertemente atraído, hacia el que se siente hondamente per­teneciente. Viaja en busca de un encuentro; hace un encuentro ver­dadero: «A mí me ha sucedido que, viajando, he encontrado gen­te que se podría calificar como "de 'espesor' superior". Gente que ha comprendido las leyes del cosmos y, por tanto, un poco la esencia de la naturaleza, el porqué de la vida: de dónde venimos, adónde va­mos». Y conoce así las confrater­nidades de danza sacra -Dervi­ches giróvagos, monjes sufíes-; el Monte Athos, en Grecia, lugar de la gran tradición greco-orto­doxa, donde todavía hoy viven 22 comunidades de monjes según el estilo radical de los primeros si­glos. Después, encuentra el cristia­nismo oriental a través de la Filo­calia -antología de textos de los Padres Orientales- y de los Pa­dres del Desierto -monjes y ere­mitas que en los primeros siglos del cristianismo vivieron en los desiertos de Tebaida y Palestina ­por los que queda totalmente fas­cinado: «La única búsqueda verda­dera que .solo algunos hombres sobre la tierra hacen -y digo la úni­ca- es la de los eremitas y los monjes. Ellos son la verdadera vanguardia; la parcialidad está en nosotros que vivimos de cara al mundo». Y también: «Los ermita­ños son mucho más útiles a la so­ciedad que los funcionarios que van a trabajar todos los días. Pa­rece absurdo, pero no lo es; por­que una persona que está en con­tacto con ciertas fuerzas vitales es capaz incluso de transformarlas y dirigirlas; mientras que una per­sona que no sabe de dónde viene y adónde va, que se levanta por la mañana y se acuesta por la noche sin sentido, no es capaz. Porque, entre otras cosas, este tipo de so­ciedad nos ha desligado de la na­turaleza; por esto, un labrador hace doscientos años estaba mu­cho más en sintonía con la naturaleza que un obrero de una fábri­ca en el corazón de Nueva York, que no tiene este sentido».

PROLETARIO DEL ESPÍRITU
Se define a sí mismo como un «proletario del espíritu»: alguien dispuesto a comunicar a todo su público (su «prole») este camino que él ha intuido. Cuando le llega el gran éxito de masas con su dis­co La Voce del Padrone -La Voz de Su Amo, que coincide con el nombre de una conocida casa dis­cográfica- es capaz de afrontarlo con una distancia serena, sin de­jarse arrastrar ni por la populari­dad ni por las falsas modas. Una canción destaca: Cerco un Centro di Gravita Permanente (Busco un Centro de Gravedad Permanente). Y ese mensaje es el que pretende lanzar a su público: «Pretendo de­cir que faltan puntos de apoyo. Se cambia frecuentemente de humor, de amigos, de ideas ... Esto es sig­no de superficialidad; no digo con esto que no se deba cambiar. Sólo los idiotas no cambian nunca de idea. Pero ser serio con la vida da raíces sólidas. Por otra parte, nos sentimos arrojados a esta tierra así ... , por razones que no conoce­mos, y vamos tirando ... Es necesa­rio cantar esto a la gente, a la gen­te de nuestra época. Yo deseo pro­fundamente pertenecer a esta épo­ca». Su música electrónica, sus rit­mos vanguardistas así lo atesti­guan. Pero se siente, a la vez, li­gado a una tradición primigenia, a ciertos valores antiquísimos: «Mi estilo es tradicional/ como la casa de Tiziano» (Scalo a Grado).


LA MENTIRA DE LA MÚSICA MODERNA

Este apego a lo que permanece en el tiempo, a lo que el hombre puede reconocer como verdadero más allá de modas y gustos, este «centro de gravedad permanente» le hace ser crítico con la música contemporánea: «Me parece que, actualmente, los jóvenes europeos se encuentran atrapados por mo­das que les son ajenas; hay dema­siado predominio anglosajón, lo cual no me parece justo porque muchas veces se saluda como ge­nial algo que es una verdadera porquería». Esto se ve reflejado en su música: «El imperio de la mú­sica / ha llegado hasta nosotros / cargado de mentiras. / ¡Jubilemos a los directores artísticos, / a los adictos a la cultura!» (Up Patriots to Arms). Y también: «Desde la torre / tiraría a todos los artistas / porque las trompas del Juicio so­narán / para todos aquellos que creen en lo que hacen» (La Torre). Realiza un continuo alegato por la recuperación de lo esencial y re­chaza el rock en la medida en que es bandera de una generación pero no comunica un contenido a la vida. Y advierte: «La gente habla del alto potencial comunicativo del rock entre millones de jóve­nes y se olvida de los resultados que producían las marchas milita­res o los discursos de Hitler o Mussolini...».

EL «REY DEL MUNDO»
Esto le hace tener una visión un tanto negativa de la situación actual; visión que se plasma en dos constantes dentro de su música. Por un lado, un pesimismo apoca­líptico de cara al futuro tecnocrá­tico: «Antes de que la tercera re­volución industrial / provoque la última gran explosión nuclear, / preparémonos para el éxodo, / el gran éxodo; / un éxodo / para no­sotros, jóvenes del futuro» (L'eso­do). Por otro lado, algo mucho más sutil e inquietante: el Poder como Padre, padrone del hombre, como dueño de su corazón y que, por tanto, oprime, coarta, unifor­miza: una de sus canciones más bellas así lo grita. Lo grita calma­da pero desgarradamente: «La paz retornó / ( ... ) / [pero] la vida se marchitó; /el "Rey del Mundo"/ se ha apresado de nuestro cora­zón» (El Re del Mondo).
Battiato canta para que el cora­zón no esté preso en las manos del «Rey del Mundo», para que sea li­bre, para que pueda expresar lo que es. Battiato canta para que la vida no se marchite, para que las preguntas del hombre no queden marginadas, para que sean toma­das en serio.

EL «MEETING» DE RÍMINI: OTRA VIDA
Battiato asiste, en 1986, al Meeting de Rímini. Antes o des­pués tenía que suceder este en­cuentro. Battiato quiso cantar en una iglesia, insólitamente sugesti­va para una ciudad veraniega como Rímini. Su actuación tiene un punto culminante: Un'Altra Vita (Otra Vida): «Ciertas noches para dormir / me distraigo leyen­do. / En cambio, tendría necesidad / de momentos de silencio / (... ) / No sirven tranquilizantes o terapías / se requiere otra vida, / (. .. ) / no sirven excitantes o ideo­logías / hace falta otra vida». El Meeting es, justamente, esa venta­na abierta a «otra vida», a la po­sibilidad de una vida distinta. Y eso Battiato lo intuye y lo canta: «Y por un instante / retorna el deseo / de vivir a otra velocidad» (I Treni di Tozeur). Una fuerte polémica se desata en el mundo intelectual por la actitud de Battiato: «­Les gustaría que yo -como hace la mayoría- insistiera en la cultura de la imposibilidad, del error, de la ausencia, del vacío (. . .). Pero yo ofrezco mi trabajo sin pensar en ideologías; ya se trate de comunistas o de gente de CL». Un trabajo que pretende afrontar objetivamente la realidad sin dejar nada de lado, sin censurar ningún factor en juego. Que toma en con­sideración todo lo que el hombre es y, por tanto, también su dimen­sión religiosa (que religa al hom­bre con su destino): «La realidad no es sólo lo que nosotros vivi­mos; en el fondo hay algo más: descubres un juego de fuerzas a tu alrededor, percibes verdadera­mente que es sólo la punta de un "iceberg" enorme... Esto es la fe: no una ciega esperanza -que no me interesa en absoluto- sino una fe segura, una fe que ya ha descubierto un poco de verdad».

«GÉNESIS»
Tras el Meeting, Battiato sien­te la imperiosa necesidad de que la vida cambie, deseo que ya había reflejado: «El tiempo cambia mu­chas cosas en la vida: / el sentido, las amistades, las opiniones,/ ¡qué ganas de cambiar tengo dentro! / Se siente la necesidad de una evo­lución personal, / desligada de las reglas comunes, / de esta falsa personalidad» (Segnali di Vita). Lanza su último gran proyecto, que lleva a cabo en 1987: Génesis -una ópera lírica contemporánea en forma de oratorio- que surge como necesidad de recorrer nue­vos caminos: «Buscaba una forma musical y artística que me permitiera superar la disociación que existía en mí hasta hace un par de años entre aquello en lo que crees y aquello que propones». Génesis es un intento de hacer coincidir verdaderamente forma y conteni­do. Es un viaje coral e incluso tea­tral que agrupa armonías y melo­días antiguas -los orígenes del lenguaje musical entendido como voz de lo trascendente- con un li­breto que recoge gestos y textos de plegarias y liturgias sánscritas, persas, turcas, latinas. «Creo que este proyecto era una responsabi­lidad que tenía pendiente con mi público, particularmente con el jo­ven. La responsabilidad de ayudar­le a resistir a la mediocridad tan en boga. Y es, sobre todo, una res­ponsabilidad sobre mi vida. Desde el momento en que me he toma­do mi vida en serio creo poder ex­presar lo mejor de mi para los de­más. En este sentido, el arte, la música, debe ser un medio que ex­prese el sentido objetivo del vi­vir».
Sentido objetivo que retoma esta responsabilidad como camino objetivo hacia el destino auténti­co: «Caminante que vas/ buscan­do la paz / en el crepúsculo, / la encontrarás / al final de tu cami­no» (Nomadi).
La música de Battiato es una música de sentido religioso. Sólo algunos son capaces de superar la pobreza, no ya musical, sino hu­mana, de la música actual: a éstos los acogemos con alegría.

DISCOGRAFIA
Fetus (Bla, Bla, 1972).
Pollution (Bla, Bla, 1973 ).
Sulle Corde Di Aries (Bla, 1973 ).
Clic (Bla, Bla, 1974).
M. Ille Le Gladiator (Bla, Bla, 1975).
Battiato (Ricordi, 1977).
Juke Box (Ricordi, 1977).
L'Egipto Prima Delle Sabbie (Ricor­di, 1978).
L'Era del Cinghiale Bianco (EMI, 1979).
Patriots (EMI, 1980).
La Voce Del Padrone (EMI, 1981).
L'Arca Di Noe (EMI 1982).
Orizzonti Perduti (EMI, 1983).
Mondi Lontanissimi (EMI, 1985).
Ecos de Danzas Sufí (EMI, 1985).
Nomadi (EMI, 1986).
Genesi (EMI, 1987).

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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