Puntos claves para entender que es la educación
La opción entre la cultura que nace de la afirmación del hombre como medida de todas las cosas, el hombre que se pertenece a sí mismo y aquélla que nace del reconocimiento en la realidad de un significado más grande, de Algo más grande que el propio hombre, se manifiesta de manera concreta en la escuela. Hoy el problema educativo no es sólo ni esencialmente el problema de la LODE, la ley de reforma de la enseñanza, o de las subvenciones a las escuelas no estatales. Es, sobre todo, la alternativa entre la educación reducida a instrucción, entendida como la adquisición de unas normas de comportamiento y una profesionalidad cuyo objetivo sería el éxito social; y la educación como introducción a la realidad, realidad total en todas sus dimensiones, que empuja al hombre a reconocer el problema de su destino y cuyo objetivo es por tanto el hombre en su globalidad.
Pero, ¿qué significa la educación como introducción en la realidad?
Presentamos los puntos fundamentales en que se basa esta experiencia educativa.
¿POR QUÉ LA REALIDAD?
La idea de educación está siempre ligada a la idea que se tiene de la realidad. Quien se reduce a una ideología, a un moralismo o a un activismo, afronta de forma parcial la realidad porque no toma en consideración todos sus factores. Es en el encuentro verdadero del hombre con la realidad así considerada cuando surge en él una pregunta, una exigencia de plenitud, de felicidad. Afrontar la realidad es la condición para que el hombre descubra sus interrogantes más profundos. En el encuentro con la realidad, consigo mismo, con las cosas, descubre el hombre las exigencias originarias que le constituyen.
Educar desde esta experiencia de la realidad, implica que el educador la viva en sí mismo. Ésta es una posición que se aprende a través de la experiencia. La educación no depende sólo de la disponibilidad del que es educado, depende sobre todo de la verdad del educador. Sólo si es verdaderamente auténtica la relación del educador con la realidad, éste podrá enseñar un camino a los demás.
El problema educativo no son entonces los contenidos. Es la postura humana y depende por tanto de la persona.
LA TRADICIÓN: HIPÓTESIS PARA EL PRESENTE
Para vivir la educación de esta manera es necesario recuperar una palabra en toda su profundidad: tradición.
¿Cómo hacer interesante el patrimonio histórico y no reducirlo a una materia de estudio aburrida? Haciendo que sea un material útil para interpretar el presente. El primer trabajo cultural del educador es ofrecer la tradición como una hipótesis del presente que abre al futuro. Es la tradición entendida no de forma sentimental, tradicionalista o reaccionaria. Sólo en esta lealtad con el pasado la relación con la realidad no se reduce a pura reactividad.
El pensamiento es un juicio y el juicio nace de la comparación con una hipótesis. Si falta un punto de vista, no se piensa, se reacciona emotivamente.
LA AUTORIDAD: PROVOCACIÓN A LA LIBERTAD
Esta idea de autoridad es precisamente la afirmación de que la educación no es una teoría, ni una técnica, ni un discurso, sino la experiencia en la que la persona, ante el impacto con la realidad, aprende a conocerse a sí misma y a toda la realidad.
Esto sólo es posible a través de la presencia de un educador, de la autoridad que reclama al joven a que se impacte con la realidad, pero teniendo en cuenta sus exigencias fundamentales y no partiendo de razonamientos de tipo reactivo. Autoridad es aquél que apunta a las exigencias del joven, quien le recuerda sus exigencias constitutivas de forma que impactado por la realidad es capaz de comprender el sentido de las cosas. Por tanto, él no explica cómo están las cosas, sino que lleva la libertad del joven hasta el límite, le introduce en la aventura del conocimiento de sí mismo, pero no en función de un análisis sino en función de una experiencia.
Si eludimos la postura de autoridad como reclamo a las exigencias del joven que le capacita para afrontar la realidad sólo nos queda la imposición de una ideología o la ausencia total de cualquier punto de referencia, abandonándole a su propia reacción. La ideología es una idea preconcebida de la realidad y por lo tanto es violenta.
Lo único que no es violento, preconcebido, es dejar al hombre libre. Pero el hombre es verdaderamente libre cuando compara todo lo que le sucede con sus exigencias fundamentales.
La tarea del educador consiste en empujar al joven a encontrarse con la realidad y hacer consciente en él la exigencia de una respuesta. La experiencia no es mandar hacer sino ayudarles a compararse con lo que les sucede; de esta manera les hacemos reflexionar sobre todo lo que les sucede.
LA EXPERIENCIA EDUCATIVA: VERIFICACIÓN DE UNA HIPÓTESIS
Un educador es verdadero no por lo que opina sino por lo que está experimentando como verdadero. La verdad del educador es una certeza que se propone al alumno como hipótesis, y, mientras para él es certeza, para el alumno es hipótesis.
La violencia educativa aparece cuando esta hipótesis no se convierte en certeza. Hay quien dice que para respetar la libertad del joven no hay que darle certezas; pero el verdadero hecho educativo es que lo que es certeza para el educador se convierta en hipótesis para el alumno.
Entonces, ¿qué significa hipótesis?
La compañía que el alumno acepta del educador solamente es válida si la libertad del joven se pone en juego, si la energía con la que vive la relación con la realidad se compara con la hipótesis dada. Por el contrario, sin la libertad del joven, la certeza del educador no se convierte en hipótesis, no se produce experiencia educativa. La hipótesis inicial empieza a ser certeza para el alumno en la verificación: siendo hipótesis y certeza al mismo tiempo.
La hipótesis se va convirtiendo en certeza para el alumno si se van respetando todos sus tiempos, sus modos, que no son los nuestros, los que nosotros hemos prefijado. Y es aquí donde el misterio de la persona adquiere toda su plenitud, porque si la persona no es concebida como un misterio es imposible esta educación.
Esta concepción educativa sólo es posible si se entiende al hombre como misterio y se tiene una atención distinta y un respeto a la trama de la libertad que se juega en el interior de la persona.
Para el educador no es previsible la respuesta del otro desde su libertad y de esta manera el proyecto se convierte en un riesgo.
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