La Asociación para la Investigación y la Docencia Universitas celebra sus 25 años en Valencia. «Convencidos de que la razón puede indagar no solo en el sentido de nuestras disciplinas, sino también en el sentido de nosotros mismos, y en la propia vida»
Viernes 25 de noviembre. A las 7 de la tarde, el salón de actos de la Escuela de Teleco de la Universidad Politécnica de Valencia es un bullicio de gente que espera el comienzo de la conferencia titulada “Simetría, Energía, Entropía: la trinidad de la Física”. Más de la mitad de los asistentes, unos cuarenta, son profesores e investigadores universitarios que pertenecen a la Asociación para la Investigación y la Docencia Universitas. Muchos de ellos han venido de Madrid, algunos acompañados por alumnos suyos, pero también hay socios en Valencia. La conferencia es el primero de los actos programados para conmemorar el 25 aniversario de Universitas. El segundo se hará el sábado por la mañana, con una visita a la exposición de la artista Carmen Calvo en el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno), explicada por los profesores Guillermo Gómez-Ferrer y Cata Martín de la Universidad Católica de Valencia. Y como colofón, la celebración de la efeméride acabará con una comida en la playa de la Malvarrosa, como no podía ser de otro modo, paella incluida.
Pero volvamos a la asociación Universitas. ¿Qué estamos celebrando? Fue en el año 1997 cuando un grupo de amigos que habíamos compartido los años de universidad en el seno de la experiencia de Comunión y Liberación y que habíamos empezado la carrera académica impulsados por la belleza de lo que habíamos vivido, y por el deseo de seguir construyendo la universidad como el lugar privilegiado para la razón y la libertad, cuando decidimos empezar la asociación Universitas. Ya habíamos aprendido que la vida que vivimos juntos es más grande que cualquier asociacionismo, pero también teníamos la certeza de que sin un armazón que nos permitiera actuar en la sociedad civil, no seríamos capaces de incidir en el ambiente universitario.
De esta manera nació Universitas como una comunidad de estudiantes y profesores, embarcados juntos en la tarea de descubrir la verdad en el estudio y la investigación, buscando siempre la unidad del saber, huyendo de la fragmentación en disciplinas estancas. Convencidos de que la razón puede indagar no solo en el sentido de nuestras disciplinas, sino también en el sentido de nosotros mismos, y en la propia vida.
Desde entonces han sido numerosísimas las actividades que hemos desarrollado en el ámbito académico: exposiciones, proyectos de colaboración, seminarios, mesas redondas. Todo ello nos ha permitido crecer profesional y humanamente, y ha hecho que nuestra amistad inicial se afiance aún más. Quizás sea este el momento de mirar atrás, y aunque la nostalgia sea una justa mirada de añoranza a un bien que fue, en nuestro caso está acompañada de una razonable esperanza en lo que queda por venir, que seguro que seguirá sorprendiéndonos como lo ha hecho hasta ahora.
Una de las experiencias más valiosas para nosotros han sido los maestros que hemos encontrado durante el camino. Todos ellos académicos humanamente interesantes, atractivos, que han sido y son un referente para nuestro trabajo y que encarnan el ideal al que nos queremos acercar. Muchos de ellos han aceptado ser nombrados socios de honor de nuestra asociación, demostrando una simpatía humana por la experiencia de Universitas, convirtiéndose, afortunadamente para nosotros, en verdaderos amigos.
Y aquí volvemos a la conferencia del viernes por la tarde en Valencia, con el extraño título “Simetría, Energía, Entropía: la trinidad de la Física”, que impartieron los profesores Constantino Tsallis, investigador en el Instituto Brasileiro de Pesquisas Físicas, y Juan José Gómez Cadenas, profesor Ikerbasque en el Donostia International Physics Center (DIPC) en San Sebastián, ambos socios de honor de Universitas.
Resumiendo al máximo sus méritos científicos, diremos que en el año 1988 el profesor Tsallis propuso una generalización de la entropía de Shannon que supuso el comienzo de una nueva teoría, la llamada mecánica estadística no extensiva, que amplía el rango de aplicación de la mecánica estadística de Boltzmann-Gibbs. Su teoría ha servido, entre otras cosas, para analizar múltiples experimentos realizados en el acelerador de partículas del CERN. Por otro lado, el profesor Gómez Cadenas realizó sus estudios de posgrado con una beca Fulbright en la Universidad de Stanford. A continuación, trabajó una larga temporada en el CERN, realizando estancias en la Universidad de Harvard y en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). En 2014 fue galardonado con una de las primeras Advanced Grants del European Research Council y en la actualidad dirige el proyecto NEXT, cuyo objetivo es demostrar que el neutrino es su propia antipartícula.
Aunque los méritos científicos de ambos sean abrumadores, es aún más deslumbrante su apertura para conocer y su razonabilidad frente a lo que sucede. Fue precisamente en el año 1997 cuando Antonio Rodríguez y Guiomar Ruiz, profesores de la Universidad Politécnica de Madrid, conocieron al profesor Tsallis en un congreso en Madrid. De Constantino les cautivó su genialidad al transmitir el concepto matemático de sorpresa, utilizado en teoría de la información, relacionado con los sucesos poco probables: si dejamos caer un trozo de pan de la mesa al suelo, y el trozo cae, la sorpresa es igual a cero, es decir, la probabilidad de que el pan caiga al suelo es uno. Mientras que si nieva en Madrid un 30 de mayo, ¡la sorpresa sería enorme! Constantino, con el solo recurso de hacer mirar a la audiencia el puntero láser de la pantalla, indicaba que la sorpresa, lo poco probable, lo imprevisto, es lo que activa la atención. A partir de aquella ocasión comenzó una relación de amistad que nos hizo invitarle a España en numerosas ocasiones.
A Juanjo, como llamamos coloquialmente al profesor Gómez Cadenas, le conocimos a través de nuestra socia Paola Ferrario, que en 2009 estaba acabando su tesis doctoral en el Instituto de Física Corpuscular de la Universidad de Valencia donde Juanjo era profesor investigador. Paola envió a sus compañeros de trabajo un manifiesto de CL a propósito del aborto (titulado «Tu vida es un bien») y Juanjo le respondió anteponiendo su humanidad a cualquier ideología: «Mi opinión sobre el aborto se tambaleó cuando vi por primera vez la ecografía de mi hijo». Con el tiempo, Juanjo contrató a Paola para trabajar en su proyecto NEXT y los de Valencia tuvimos la ocasión de conocerle y disfrutar de su apasionada y “razonable” forma de razonar. En 2015 le invitamos al EncuentroMadrid para participar en la mesa redonda “Investigación científica y conocimiento humano: la infinita apertura”, mano a mano con el profesor Marco Bersanelli. Recuerdo que la noche antes del encuentro, los miembros de Universitas del ámbito científico-técnico pudimos cenar con ellos y, al finalizar, Juanjo comentaba entre risas: «Creía que Paola era única en su forma de ver y juzgar las cosas, y hoy he visto que no, que hay muchos como ella».
Los que asistimos a la conferencia del pasado 25 de noviembre pudimos disfrutar de dos genios que, frente a la realidad, la interrogan y se interrogan, la observan y llegan a extraer de ella un conocimiento profundo. En esta ocasión, Constantino nos enganchó con la entropía, la simetría y los escenarios de incertidumbre, mientras que Juanjo nos desveló los prejuicios, lugares comunes y mitos sobre las consecuencias de la energía nuclear en el cambio climático. Su mayor mérito está en su falta de pretensión por convencerte, no hay necesidad. Es mucho más atractivo recorrer con ellos el camino por el que la realidad se les desvela. Una invitación a descubrir la verdad de las cosas, justo la razón por la que nos juntamos unos cuantos jóvenes profesores universitarios allá por 1997 para crear Universitas. Después de 25 años, mucho que agradecer, mucho por descubrir.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón