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Huellas N.05, Mayo 2022

BREVE

Cartas

Suerte en Almuñécar
El Miércoles Santo estuve en Almuñécar con parte de mi familia. Estábamos pasando unas cortas vacaciones cerca de la costa granadina. Nos habían contado que había allí un pequeño grupo de amigos viviendo una experiencia interesante. Cuando ya había anochecido nos encontramos a una chica de 16 años que tiene un cargo importante en una de las cofradías del pueblo. Iba preparada para salir en una de las procesiones. Lleva toda la vida en el mundo de las cofradías pero algo ha cambiado. Su cambio lo resume con una frase contundente: «yo antes era cofrade y ahora soy cristiana». Quiso contar hace unos meses en qué había consistido ese cambio en un acto público en el que se presentaba el cartel de la Semana Santa y en el que no se suele hablar de lo que ella habló. En medio de un discurso que suele ser formal dijo: «durante estos últimos años he tenido la gran suerte de contar con personas tan increíbles como J. o A., que me han ayudado a que crezca mi fe (…) en compañía de mis amigos. Yo quiero amigos con los que disfrutar, llorar y afrontarlo todo». Y añadió: «He buscado el amor en muchos lugares que me han dejado vacía. Entonces conocí a un Dios que era mendigo y comprendí que no tenía que atrapar el Amor sino que el Amor me buscaba personalmente». ¡Una chica en Almuñécar ha tenido la misma experiencia que Giussani, Cristo mendigo del corazón del hombre!
J. y A. son dos curas que están destinados en la parroquia de Almuñécar. Han formado un grupo de jóvenes, a pesar de la resistencia del entorno eclesial. Son sobre todo chicas que a los 15 años tienen unas heridas difíciles de imaginar. Han vivido relaciones afectivas tóxicas, han experimentado una soledad desgarradora. Se han pegado al cura y al diácono como lapas. J. y A. hace algunos años se hicieron amigos de algunos miembros del CLU y siguen profundamente agradecidos y alegres. Antes de la pandemia hacían una Escuela de comunidad de seis o siete personas y ahora son casi 30.
Carta firmada

El mosaico de América Latina
Del 8 al 10 de abril tuvimos los Ejercicios espirituales de universitarios de Comunión y Liberación de América Latina (Argentina, Chile, Costa Rica, Guatemala, Paraguay y Perú). Ningún muro (llámese pandemia, guerra, constituciones en proceso, exámenes, etc) pudo detener el deseo de encontrarnos, precisamente porque intuíamos –aunque fuera confuso para algunos inicialmente– que ya habíamos sido encontrados por Cristo, y sedientos necesitábamos volver a verlo: «repíteme aquella palabra que un día me dijiste y que me liberó». Con creatividad, vivimos estos Ejercicios unidos como en un mosaico a través del proyector: escuchando al padre Lorenzo desde Chile, al padre Giorgio desde Argentina, al padre Julián de la Morena, a los amigos de la Rosa Blanca, las preguntas y testimonios en las asambleas, los cantos… un mosaico de silencio y presencia, a kilómetros de distancia abrazando nuestro continente.
Tres días de “ejercicio” como subir una montaña, sintiendo la fatiga y el dolor en los músculos del corazón, que quizá hace tiempo no se movían. La primera provocación nos la sugirió Lorenzo en la introducción. «Tenemos la necesidad de vivir de un modo auténtico, no escondidos tras máscaras sino vivir a la altura de nuestro yo». La canción Anyone de Demi Lovato describía nuestras jornadas: «Nadie está escuchando, envíame a alguien. Señor, ¿hay alguien? Necesito a alguien». Lo decía también una chica en una de las asambleas: «Necesito entender por qué estoy viva: ni por los amigos, ni por mi novio, ni por mi carrera». Nos conmovió la respuesta de Julián: «Todos esperamos alguien que nos diga: “existe, todavía”. Señor, suscita alguien que yo, mirándole a él, pueda ver que Tú existes. Suscita esta esperanza». Solo en esta posición, que es la más adecuada, podíamos continuar los ejercicios y la vida.
El sábado continuó provocándonos Giorgio. «Tenemos que tener el coraje de decir yo, junto a ese alguien que nos encuentra, nos despierta, nos hace sentir amados. Debemos mirar a Jesús, cómo él dice “yo” sin miedo, manifestando a todos su ser hijo». Esa noche miramos a unos testigos de esa libertad que se vive siendo hijos, como Jesús, a través de unos amigos que nos leyeron las cartas y diarios de los chicos de la Rosa Blanca, un grupo de universitarios y profesores –como nosotros– durante los últimos años de la Segunda Guerra Mundial en Alemania. Ellos se descubrieron amigos, sedientos de Verdad, Belleza y Justicia; y por esta razón pudieron atravesar la ideología de su tiempo, afirmando su autoconciencia: «yo soy Tú que me haces». Esto los hizo irreductibles frente al poder, aunque eso implicara su muerte.
Esos tres días volvimos a respirar, a gritar la profundidad de nuestro deseo, a ser más nosotros mismos, únicos, libres. Precisamente porque delante de nosotros y entre nosotros había Alguien que nos miraba personalmente e íntimamente y que, con su presencia –a través de los amigos, los cantos, los sacramentos, el silencio– nos repetía que el Ideal existe, más aún, que ya nos alcanzó y abraza nuestra vida. Tomarnos en serio nuestro “yo”, como nos dijo Julián antes de despedirse, es la mayor contribución que podemos hacer a nuestros países, a nuestra América Latina que grita herida.
Valeska, Francisco, Joaquín, Luján y Pilar


¿Por qué CL?
Acaban de cumplirse seis años desde que conocí Comunión y Liberación, y desde que comenzara por primera vez a asistir a Escuela de comunidad en mi ciudad. Fue a propuesta de mi mujer, ella llevaba unos años yendo e insistiéndome para que fuese. Yo, en esos momentos, ocupaba un puesto de gobierno importante en otro movimiento de Iglesia, pero mi corazón necesitaba algo más, me sentía como estancado en mi fe, mi corazón estaba insatisfecho. Un día me decidí (aunque pensaba que sería otro movimiento más) y para que me dejara ya tranquilo fui y me quedé sorprendido, no me esperaba nada igual, me gustó y seguí asistiendo semana tras semana (y lo sigo haciendo) buscando esas vitaminas que mi fe necesita.
Recuerdo que en una de mis primeras Escuelas dije que estaba buscando mi conversión verdadera. Luego llegó la pandemia, el confinamiento, los contagios… pero nunca nos dimos por vencidos y seguimos con nuestra Escuela online (lo que agradezco enormemente porque la fe, el corazón, la búsqueda de Dios no entiende de parones).
¿Por qué CL? Porque me ha ayudado, y me sigue ayudando semana tras semana a profundizar en mi fe, a que sea más adulta, más profunda, más sincera. Me está ayudando a sentirme Iglesia de verdad, dentro y participe de ella; y lo que es más importante, me está ayudando a encontrarme con Jesús, un Jesús que es real como nunca lo ha sido, que está vivo, que sigue a mi lado cada día, en cada momento, que es una presencia a la que me puedo dirigir y que siento que me acompaña en el mundo y me ayuda, me quiere, perdona y hasta a veces me mima a pesar de mis fallos y desconfianzas. Por todo ello quiero dar las gracias a don Giussani, que sin su carisma y sus escritos no estaría en camino ni hubiera avanzado en él, y también a mi Escuela y a mi grupo de fraternidad. Cada sema aprendo algo nuevo de ellos, siento su compañía y me empujan doblemente: en ir afianzando y creciendo mi fe, y en ir caminando en comunidad en la vida. ¡¡Gracias!!
Fernando, Murcia


Necesito tu mirada
La mirada que busco para ser rescatada la encuentro en personas que han dado su sí radical a Otro que los hace y les permite vivir plenamente felices, lo veo en los amigos sacerdotes, en las hermanas, en los Memores Domini y los matrimonios; respondiendo al gran deseo de amar y ser amados que permanece y no se agota, como en mi caso, que cada día crece más. Y esta ha sido la experiencia que pude descubrir una vez más en las vacaciones de La Vega, rostros que me acompañan y guían hacia el destino, a darme totalmente porque Él lo es todo y me da todo lo que realmente necesito para vivir y ser feliz.
Tuvimos una noche de talentos y me presenté como “Florentina” Triple Positiva, la payasa que nació siguiendo la mirada de mi profesor de clown en el taller “Tú, payaso interior” y que me acompañó durante 24 quimioterapias por un tumor triple negativo, lo que me permitió ver hasta el fondo del alma para ayudarme a sanar, liberar, servir y amar sin miedo a fracasar.
Cuando caigo necesito pedir ayuda, sola no alcanzo a levantarme, súplica que hago más potente recordando las palabras de don Gius. «El verdadero protagonista de la historia es el mendigo: Cristo, mendigo del corazón del hombre, y el corazón del hombre, mendigo de Cristo».
Participar de las vacaciones y seguir trabajando estando enferma a la espera de una segunda biopsia supuso vaciar mi maleta de prejuicios, miedos y preocupaciones para regresar a casa confiando. En mi soledad Él siempre vence. Cada día mendigo su corazón. Gracias a su mirada en esta compañía, reconozco que mi vida está en sus manos, me sostiene y daré todo por su Amor; le pido seguir mi purgatorio, mi conversión aquí en la tierra, hasta que necesite más payasos en el cielo.
Adriana, Bogotá (Colombia)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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