Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Es verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible.
Papa Francisco
Cristo es la vida de mi vida. En él se resume todo lo que yo quisiera, todo lo que busco, todo lo que sacrifico, todo lo que se mueve dentro de mí por amor a las personas con las que me ha puesto. Cristo es un hombre que vivió como todos los demás hombres hace dos mil años, pero que, tras resucitar de la muerte al ser traspasado por el poder del Misterio, de cuya naturaleza participaba, penetra en nosotros día tras día, hora tras hora, en todos nuestros actos.
Luigi Giussani
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