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Huellas N.5, Octubre 1984

VIDA DE CL

"Anunciad al mundo la verdad"

Discurso del Papa a Comunión y Liberación en su treinta aniversario

Queridísimos hermanos y amigos:
Quiero ante todo agradecer a Monseñor Giussani sus palabras introductorias y también agradecer a todos los demás su participación en este encuentro.
Expreso mi mes viva alegría por este encuentro con vosotros, que habéis venido aquí, a Roma, para festejar los treinta años de vida de vuestro movimiento y para reflexionar junto al Papa sobre vuestra historia, historia de personas que vivan en la Iglesia y están llamadas a colaborar, en íntima comunión, para llevarla al hombre, para expandirla en el mundo.
Mirando vuestros rostros, tan abiertos, tan felices por esta ocasión de fiesta, experimento un íntimo sentimiento de alegría, así como un deseo de manifestaros mi cariño por vuestra decisión de fe y de ayudaros a ser cada vez más adultos en Cristo, compartiendo su amor redentor para el hombre.
Las palabras (testimonios, relatos, cantos) que he escuchado hace poco, me han permitido reconocer desde dentro este periodo de vuestra vida, que es parte de la vida de la Iglesia italiana, y ya no solo de la italiana, sino de nuestro tiempo. Me han dado, a la vez, la posibilidad de observar con claridad los criterios educativos propios de vuestro modo de vivir dentro de la Iglesia, criterios que implican un trabajo vivaz e intenso en los más diversos contextos sociales.
Agradezco todo esto al Señor que, una vez más, me ha hecho admirar su misterio en vosotros; misterio que portáis y debéis siempre portar con la humilde conciencia de ser dúctil arcilla en sus manos creadores.
Proseguid con empeño por este camino para que, a través vuestro, la Iglesia sea siempre más el ambiente de la existencia redimida del hombre; ambiente fascinante donde todo hombre encuentra la respuesta a la pregunta sobre el sentido de su vida: Cristo, centro del cosmos y de la historia.
Jesús, al Cristo, Aquel en quien todo es hecho y consiste, es, por tanto, el principio interpretativo del hombre y de su historia. Afirmar humildemente, pero por otra parte tenazmente, a Cristo como principio y motivo inspirador del vivir y del obrar, de la conciencia y de la acción, significa adherirse a Él, para hacer presente adecuadamente su victoria sobre el mundo.
Obrar para que el contenido de la fe se torna inteligencia y pedagogía de la vida es el motivo cotidiano del creyente, que se ve realizado en cada situación y ambiente en el que se está llamado a vivir.
Y en esto está la riqueza de nuestra participación a la vida eclesial: un método de educación en la fe para que incide en la vida del hombre y de la historia; en los sacramentos, de modo que produzcan un encuentro con el Señor, y en Él con los hermanos; en la oración, para que sea invocación y alabanza a Dios; en la autoridad, para que sea custodia y garantía de la autenticad del camino eclesial.
La experiencia cristiana así entendida y desamada genera una presencia que ofrece en toda circunstancia humana a la Iglesia como lugar donde el hecho de Cristo, escándalo para los judíos, estupidez para los paganos, viva como horizonte lleno de verdad para el hombre.
Nosotros creemos en Cristo muerto y resucitado, en Cristo presente aquí y ahora, que solo puede cambiar y cambie, transfigurándolo, el hombre y el mundo. Vuestra presencia cada vez más consistente y significativa en la vida de la Iglesia en Italia y en los países en los cuales empieza a difundirse vuestra presencia, es debida a esta certeza que debáis profundizar y comunicar, porque esta es la certeza que atañe al hombre. Es significativo en este propósito, y es necesario darse cuenta, cómo el Espíritu, para continuar con el hombre de hoy en día el diálogo por Dios en Cristo, ha resucitado en la Iglesia contemporánea múltiples movimientos eclesiales. Ellos son un signo de la libertad de formas, en los que se realiza la única Iglesia, y representa una clara novedad, que todavía espera ser adecuadamente comprendida en toda su positiva eficacia para el Reino de Dios. Ya mi venerado predecesor, el Papa Pablo VI, dirigiéndose a los miembros de la comunidad florentina de Comunión y Liberación el XII-77, afirmaba: Os damos las gracias incluso por los testimonios valientes, fieles, firmes, que habéis dado en este periodo algo turbado por ciertas incomprensiones de las que estáis rodeados. Estad contentos, permaneced fieles, sed fuertes y alegres y portad alrededor vuestro el testimonio de que la vida cristiana es bella, fuerte, serena; es capaz verdaderamente de transformar la sociedad en la que se introduce.
Cristo es la presencia de Dios para el hombre. Cristo es la misericordia de Dios frente a los pecadores. La Iglesia, cuerpo místico de Cristo y nuevo pueblo de Dios, lleva al mundo esta tierna benevolencia del Señor, encontrando y sosteniendo al hombre en cualquier situación, en cualquier ambiente.
Construyendo de este modo la Iglesia contribuimos a generar aquella cultura de la verdad y del amor que es capaz de reconciliar a la persona consigo mismo y con el propio destino. De tal forma, la Iglesia se convierte en un signo de salvación para el hombre, del que acoge y valoriza todo anhelo de libertad. La experiencia de esta misericordia nos vuelve capaces de aceptar al que es distinto a nosotros, capaces de crear nuevas relaciones, de vivir la Iglesia en toda la riqueza y profundidad de su misterio como una ilimitada pasión por el diálogo con el hombre allá donde se encuentre.
Id por todo el mundo es aquello que Cristo dijo a sus discípulos. Y ya se repite: id por todo el mundo a llevar la verdad, la belleza y la paz que se encuentran en Cristo Redentor. Esta invitación que Cristo hizo a todos los suyos y que Pedro tuvo el deber de renovar sin tregua, ya se ha plasmado en vuestra historia. En estos 30 años os habéis abierto a las situaciones más variadas, sembrando las semillas de la presencia de vuestro movimiento. Sé que habéis echado raíces ya en 18 naciones del mundo: en Europa, en África, en América, y conozco también la insistencia con la que se solicita en otros países vuestra presencia. Sed portadores de esta necesidad eclesial: esta es la consigna que hoy os digo.
Sé que comprendéis bien la ineludible importancia de una verdadera y total comunión entre los diversos componentes de la Comunidad Eclesial. Estoy seguro, por tanto, que no dejaréis de empeñaros con un afán renovado en la búsqueda de los modos más idóneos para desempeñar vuestra actividad en sintonía y colaboración con los Obispos, con los Párrocos y con el resto de los movimientos eclesiales.
Llevad por todo el mundo el signo simple y transparente del hecho de la Iglesia. La auténtica evangelización comprende y responde a las necesidades del hombre concreto porque hace encontrar a Cristo en la comunidad cristiana. El hombre de nuestros días tiene la necesidad de encontrarse frente a sí, con claridad y evidencia a Cristo; signo profundo de su nacer, vivir y morir, de su sufrir y gozar.
La Virgen, madre de Dios y de la Iglesia, me guía constantemente en el camino de la vida. Conociendo vuestra devoción a Ella, deseo que sea para todos vosotros la "Estrella de la mañana", y que corrobore el generoso empeño de vuestro testimonio cristiano en el mundo contemporáneo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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