En sobrecargados tranvías
amontonándonos juntos,
meneándonos juntos,
juntos nos bamboleamos.
Iguales nos hace un igual cansancio.
De vez en cuando nos engulle el metro,
luego, de la boca humosa nos escupe de nuevo.
Por inciertas calles, entre torbellinos blancos
andamos, hombres junto a hombres.
Nuestros alientos se mezclan entre ellos,
las huellas se cambian y se confunden.
De los bolsillos sacamos tabaco,
aullando canciones de moda.
Chocándonos con los codos,
pedimos perdón - o no decimos nada.
La nieve golpea las caras tranquilas,
Avaras, sordas palabras nos correspondemos.
¡Y nosotros mismos, todos nosotros, aquí,
todos juntos, somos
lo que en el extranjero llaman Moscú!
Nosotros, los que aquí andamos con nuestros bolsos
bajo el brazo, con nuestros paquetes y envoltorios,
somos los que a los cielos lanzan astronaves
y pasman los corazones y los cerebros.
Cada uno por lo suyo, a través de
nuestras Sadwye, Lebjazie, Trubuye,
según su propio itinerario
y sin conocernos unos a otros,
nosotros, rozándonos unos a otros
andamos...
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