Va al contenido

Huellas N.3 y 4, Mayo 1984

VIDA DE CL

Carta de Rose

Rose Busingye

Querida
Gracias por tu carta. Tu experiencia muestra verdaderamente que Cristo nos ha llamado y ha unido nuestra vida con su amor, que es la raíz de la amistad que compartimos. Esta es una nueva forma de vida y una nueva cualidad. Dios quiere ver su amor en cada uno de nosotros y que cada uno está unido en su nombre para que todos seamos uno.
Estas vacaciones he ido a su casa porque me escribieron diciéndome que a mi hermana la había matado su marido. El quería casarse con una chica protestante y decían que los católicos son guerrilleros, por eso la han matado. La han despedazado con una hazada.
Cuando me enteré de esto, me quedé muy impresionada. Mi corazón estaba lleno de miedo; pero yo recé con fuerza a María para poder soportar y vencer todo esto. Cuando llegué a casa encontré a todos llenos de miedo y odio. Yo recé por ellos: cuando entré, algunos de ellos estaban pensando en venganza. Pregunté a mi madre ¿Por que no comenzamos a amar desde ahora? Dios existe, Dios nos ama. Nosotros tenemos que comunicar este amor a los demás, como él nos da a su Hijo. Nosotros queremos invadir todo el mundo solo con este amor. Debemos comenzar ahora, juntos porque ninguno ama; rezar por los que odian y amar a cada uno de ellos. Dios es el que hace justicia. Tú debes perdonar y rezar. Todo lo que nos sucede es suyo. La voluntad de Dios debe cumplirse.
Inmediatamente mi madre se arrodilló, pidió perdón a Dios por lo que había pensado y fue feliz durante mi estancia. Encuentro que la oración confiada a María me ha ayudado, porque yo también estaba llena de miedo y no sabía qué podía decirles a ellos. La gente estaba extraña, llena de odio y encontraba que yo, por el contrario, tenía el corazón lleno de perdón e invitaba también a ellos a unirse a mi oración para que el hombre que había matado a mi hermana pudiera cambiar y arrepentirse de lo que había hecho... Les invité a unirse a nosotros para que juntos pudiéramos tener esta vida de amor y de unidad. Pero pensaron que yo estaba "poetizando" y no me creyeron; solo mi madre me tomó en serio y me creyó. Me dijo: "Quiero que tú continúe y crezcas en esta fe, para que puedas venir y decirnos lo que debemos hacer, porque estas no son palabras tuyas, sino un mensaje de Dios que me ha hecho sentirme nueva, como si saliera de una pesadilla. Continúa, yo rezaré por ti y todos los amigos que te ayudan en esto. Diles que recen por mí porque soy una mujer pecadora".
Le he prometido que se lo diré y que la recordaré en mi oración de Comunión.
Querida hermana, déjame acabar; quiero afirmar que cuando nosotros amamos, Dios está en medio de nosotros, Cristo siempre está dispuesto a morir por nosotros.
Si esta es la medida del amor en la vida de cada uno, no temamos anunciar que sin Cristo el mundo de hoy no vive, no siquiera con todos sus magníficos y extraordinarios descubrimientos. Solo Cristo es la vida. Así el mundo comprenderá por qué Dios quiere estar en Comunión.


Rose es una muchacha ugandesa que vive nuestro movimiento con una fuerza inusitada, y como podéis comprobar por la carta nos da un gran testimonio de fe.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página