Ch. Peguy
Col. PEDAL
Si recordáis, el último número de N.T. terminaba con un poema de Ch. Péguy: "el juego del ganapierde". Pues bien, éste y otros muchos poemas de este pensador francés han sido recogidos en un volumen de la colección Pedal, que os queremos presentar: "Palabras Cristianas".
Seguramente habéis oído hablar antes de Péguy. Brevemente os contaré algo de él.
Pertenece a ese grupo de hombres que hizo posible el Concilio Vaticano II y su principal logro: que los cristianos tomásemos conciencia de nuestra misión temporal.
Nace en 1873 en el seno de una familia cristiana. Hacia 1892 deja de practicar y podemos decir que abandona la fe. En 1894 se afilia al partido socialista. Pero en Septiembre de 1908 confiesa a un amigo que ha vuelto a encontrar la fe, a ser católico. A esto sigue una época de sufrimiento porque sus amigos, su mujer y sus hijos no comprenden esta conversión. A pesar de esta lucha su alma va creciendo en fe, esperanza y caridad, virtudes a las que dedica muchos poemas. A la par va profundizando en la oración y en su poesía. Por fin, su familia poco a poco se va convirtiendo. En agosto de 1914 fue movilizado como soldado de la República y al mes siguiente muere de un balazo en la frente en una operación de reconocimiento.
Este libro intenta ser una recopilación de los fragmentos más conocidos de varias obras de Péguy como: "El misterio de la caridad de Juana de Arco", ''Eva", "El misterio de los santos inocentes'', "El pórtico de la 2ª virtud".
Como bien se dice al principio del libro, este volumen tiene un carácter introductorio a la obra de Péguy. Su finalidad es conocer a este escritor para luego seguir leyéndole. Además el editor manifiesta la necesidad de que pronto se traduzca al español toda su obra.
Como también se dice, este libro ayuda a rezar. Yo me atrevería a decir aún más: aunque no quieras, si lo lees, terminas sorprendiéndote a ti mismo en una profunda oración.
Entrando ya en la obra, ésta no tiene un carácter unitario pero en todos los poemas se repiten los temas una y otra vez. En ellos, Péguy gira continuamente sobre las tres virtudes. La esperanza es la que más admira. De ella escribe:
Por el camino empinado, arenoso y estrecho arrastrada y colgada de los brazos de sus dos hermanas mayores que la llevan de la mano, va la pequeña esperanza y en medio sus dos hermanas mayores da la sensación de dejarse arrastrar como un niño que no tuviera fuerza para caminar.
Pero, en realidad, es ella la que hace andar a las otras dos, y la que les arrastra, y la que hace andar al mundo entero y la que le arrastra.
Otros temas sobre los que profundiza Péguy son la pobreza, el compromiso terreno del cristiano, la comunión de los santos y los pecadores. Critica duramente la saciedad burguesa basada en el dinero, y ya advierte el peligro que para los valores cristianos esta forma de vivir conlleva.
Se ve en sus poemas un gran amor hacia la vida del campesino que depende de la naturaleza y de su trabajo diario. Su única seguridad, la cual le basta, es el Amor que Dios le tiene. Admira a este campesino que sabe de sufrimiento y de esperanza.
Otro tema que apasiona a este hombre es la infancia. Ve en los niños la verdadera sabiduría; ve en ellos todo lo contrario a amargura y envejecimiento. Dice que el tesoro más grande de un hombre son sus hijos y por ellos es por lo único que el hombre trabaja. Otra cosa que vemos en él es su profunda fe en la grandeza de la Iglesia y en la comunión de los santos y en especial el amor a la Virgen. En fin, Péguy nos dejó de una forma sencilla las verdades más bonitas de la vida cristiana: palabras cristianas y una vida consecuente con ellas. Os animo a que no dejéis de leer este libro.
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