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Huellas N., Mayo 1984

Noticias para tirar al W.C.

Elena Corada y Raul Marigorta

¡NOTICIAS!¡NOTICIAS!
Los francotiradores del pe­riodismo con frecuencia consideran que cualquier hecho "noticioso" justi­fica todos los medios empleados para destaparlo a la pública opinión.
No obstante, el auténtico profesional del "mass-media" (los po­cos que saben no dejarse dominar por el animal periodístico que llevan den­tro) huye de la noticia "caliente" ardiente y sopesan los efectos irreversibles que supone la precipita­ción de publicar caiga quien caiga.
¡Y una gran primera pagina de hoy puede resultar carente de fundamento mañana!
Hay veces que la realidad se oculta deliberadamente; otras nos llega amputada e inconclusa -y por consiguiente equívoca-. Pero lo gra­cioso es que, a menudo, hay noticias que nos asaltan hasta 4 ó 5 veces vendidas a diferentes postores: vida y milagros de famosos, bodas de unas, la separación de otra, etc ...
Algunos periodistas ya intu­yen que a veces escriben para un no sé cuál oscuro fin. La credibilidad de algunos se pone en duda cuando a veces no son ellos los culpables di­rectos, aunque, por el contrario, el servilismo de otros "profesionales'' llega a ser escandaloso. Pero todos producen noticia: Verdadera informa­ción solo unos pocos.

LA AVALANCHA NUESTRA DE CADA DÍA
Cuando un periódico, revis­ta, etc. se declara "independiente", se afirma exclusivamente que no está vinculado a un partido político o a un grupo social concreto, es decir, que no es un órgano de expresión particular. Sin embargo detrás, cons­ciente o inconscientemente, siempre hay una empresa, unos fines, un obje­tivo.
La información está debida­mente reelaborada por las agencias. La noticia política aparece cargada de una ya cuasi impúdica impostación. La prensa del cotilleo con el agresi­vo glamour de sus flashes vampiriza la vida y la muerte. Y la prensa amarilla del trípode sagrado (sexo, escándalo, sangre) es un revulsivo exasperante que tiene la resonancia suficiente en nuestra sociedad como para mantenerse en candelero sin idea de jubilación.
Frente a tanto subjetivismo noticiero surge la tentación de una prensa objetiva, de una información pura. Tanto los propios periodistas, como los mismos lectores, a veces sueñan con una prensa absolutamente descomprometida de concepciones políticas o económicas y rigurosamente fiel a los meros hechos. Comprendamos de una vez que cada periódico nos manda un mensaje que se deriva de una concepción de la vida y de la sociedad muy concreta.
Y si no traducimos estos mensajes poniendo en marcha nuestra distancia crítica todo será perfecta­mente creíble: ¡cuando sin embargo tantas veces leemos cosas increíbles!

Y USTED ¿SABE LEER?
Leer la prensa se ha conver­tido en una actividad de inteligen­tes. La única defensa del comprador de prensa es saber leer. El lector debe ser ante todo un buen lector. Saber leer prensa significa saber in­terpretar su mensaje global, su op­ción concreta; saber quiénes son esas firmas y quiénes están detrás; cuánto hay en él de comercial y cuánto de verdadera comunicación...
La frustración de muchos lectores es el darse cuenta un día de que tanto en España como en el resto del mundo puede permitirse el lujo de informar quien tiene medios económicos para ello y no quien real­mente está vocacionado para tal servi­cio.
Y que la prensa como macro­hecho industrial no es ni mucho menos aséptica.
Hoy en día ni siquiera míni­mamente aséptica.
Con conciencia o sin con­ciencia de ello, todos estamos en el juego desde el momento en que el YA, el ABC, CAMBIO o EL PAIS estén en la mesita del salón, y el lector se ve sometido a la tortura china de comul­gar con ruedas de molino: "Consumir prensa es de cultos. Comulgar con ella es de imbéciles".

¡TAMPOCO MANIPULE USTED!
Es cierto que los grandes titulares, la colocación dentro de la publicación, las fotografías selec­cionadas, los informes extractados polarizan la información para que el lector reciba una impresión u otra. Pero nuestra lectura también puede ser manipulada: una lectura rápida y simplificada recoge normalmente noti­cias prefabricadas. Hemos de huir de las imágenes estereotipadas, simplificaciones fáciles, tanto para el infor­mador como para los sujetos receptores de información, pero que ahorran el esfuerzo de pensar por cuenta pro­pia. Y ante este entresijo de mecanis­mos, salvemos la identidad como poda­mos. Dejemos de ser el lector poco preparado, con cultura de bolsillo y TV, sin ningún espíritu crítico, para quien la noticia impresa y el diario hablado se convierten en poco más que principios de ley eterna.
Normalmente no buscamos en la información escrita sino el afian­zamiento en nuestras propias convic­ciones y lo leemos de forma que dice lo que yo quiero que diga. ¡Y eso si no exige mucho esfuerzo! Porque el no recibir información, el no estar preparado para relacionarse con el mundo exterior, el no consumir noticias... es otra forma sutil de "auto­manipularse" y cerrarse en nuestro propio entorno: y en España no alcan­zamos los índices de consumo de cien periódicos diarios por cada mil habi­tantes. Y la que se lee se lee mal.
Todo este análisis crítico no es para echarse las manos a la cabeza y gritar ¡muera prensa cana­llesca! No enfatizamos tanto nuestro lamento. Seamos tan empedernidos lec­tores de prensa como desconfiados lec­tores. O, digámoslo con otras pala­bras, lectores precavidos: ¡da mucha pena tener que tirar tanta noticia al W .C.!

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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