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Huellas N., Mayo 1983

CRITICA

Conozcamos algo de Beethoven y su obra

Jose Ramón

Nació en Bonn, y desde muy temprana edad estuvo ligado al mundo musical. Su abuelo Lodewyk fue maestro de capilla y su padre tenor y violinista. De él recibió sus primeras lecciones el pequeño Luis, después, del oboísta PFEIFFER y del organista Neefe. A la edad de trece años fue nombrado cimbalista del príncipe elector, y comenzó a asombrar por su facilidad para la improvisación.
Al igual que le pasara a Mozart, su padre vio en él un nuevo niño prodigio, por lo que su educa­ción fue bastante descuidada. Los con­tactos con la cultivada familia Von Breuning, corrigieron esta debilidad.
En 1787 marchó a Viena don­de tocó para Mozart, pero la muerte de su madre forzó su vuelta a Bonn.
Animado por el conde Walds­tein volvió a Viena para estudiar con Haynd (1792). No obtuvo los fru­tos que esperaba y fue a clase con Salieri.
Poco a poco su reputación como pianista fue en aumento, al i­gual que su carácter extravagante, debido en gran manera a su progresiva sordera. Como anécdota diremos que la sordera de Beethoven fue producida por una pequeña infección que debido al tratamiento al que fue sometido (entre otras cosas le mandaban echar­se agua helada en los oídos) fue en aumento hasta su total pérdida del oído. Cuando Beethoven fue solici­tado por el rey de Westfalia, Jeróni­mo, en 1808, se le asignó una pensión de por vida. Su raro carácter inesta­ble, tímido, apasionado y en ocasio­nes colérico, hizo que su vida amoro­sa fuese una constante desilusión. Por otro lado, otra de sus pesadi­llas, era su sobrino Karl que estaba bajo su tutela y que lo único que le dio fueron constantes disgustos.
En septiembre de 1826 cayó enfermo, y el 26 de marzo de 1827 falleció. Inhumado en un principio en el Wahringer Friedhof ( 29-3-1827), .su cuerpo fue trasladado en 1883 al Zentral Friedhel donde reposa cerca de Schubert.

DATOS DE SU OBRA
La obra de Beethoven es una de las mayores joyas de la humanidad. En ella se pueden diferenciar claramente dos etapas. La primera has­ta el 1800 aproximadamente, en la que está bajo la influencia de Haynd y Mozart. Pasa a un carácter más personal y a partir de ese año empie­za a ser él mismo. Por la potencia de sus ideas, ensanchó el cuadro de las formas tradicionales, empujando las exigencias de orden instrumental y vocal hasta los límites de lo posible (por ejemplo el coro final de la 9ª Sinfonía).
Su forma de trabajo era len­ta y penosa. Perfilaba una y otra vez sus obras, y hasta dar por termi­nada alguna, muchísimos bocetos eran desechados.
Su dominio de la música y sus recursos, le hacen ser el maestro indiscutido de toda la historia.
Su obra es apasionante. O­berturas (Coriolano, Egmont, etc.), 9 sinfonías, 5 conciertos para piano y orquesta, uno para violín, su ópera Fidelio, 32 sonatas para piano, cuar­tetos, tríos, un sexteto, el famoso septimino, un octeto, numerosas dan­zas, etc.
Preguntado Enrique García A­sensio sobre qué obras salvaría de una destrucción, dijo que los cuarte­tos de Beethoven, ya que cada uno de ellos es una verdadera catedral.

¿QUE OBRA ELEGIMOS PRIMERO?
¿Una obra para empezar a escuchar a Beethoven e incrementar nuestra discoteca? Imposible. Lo úni­co que os podemos decir es que empe­céis oyendo sus sinfonías. La 5, la 3, la 9, la 8, todas son maravillo­sas. Sus sonatas para piano, cualquie­ra, es una preciosidad. Su triple concierto para violín, piano y violon­chelo es fantástico. Por cierto una versión insuperable es la que hacen David Oistrakh, Rostropovich, Rich­ter, Karajan y la filarmónica de Ber­lín en discos de "La Voz de su amo".
Wilhelm Kempff, en Deutsche Grammophon, tiene todas las sonatas para piano y los conciertos con or­questa. Los conciertos están grabaos ontológicamente por el "Cuarteto Amadeus".
Pero aquel que quiera tener la mejor versión de la 9 Sinfonía, que además es una de las mayores joyas grabadas en la historia del disco, es la que ofreció el Coro y Orquesta del Festival de Bagreuth en la reinauguración de dicho festival, en Agosto de 1951, dirigida por Wilhem Furtwangler.
Si siguiéramos no tendría­mos espacio en Nueva Tierra, así que os animamos a que poco a poco os adentréis en Beethoven y no os quedé­is, como mucha gente lo ha hecho, en la horterada que hizo Miguel Ríos en "su" Himno a la Alegría.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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