Editorial caribe, Miami 1977
153 págs.
Clive Staples Lewis es ya más o menos conocido por sus ingeniosas y aconsejables Cartas del diablo a su sobrino (publicadas en España por Espasa-Calpe, en la colección Boreal). Es autor también, entre otras obras, de Mere Christianity, The Four Loves y The Problem of Pain, las tres traducidas al castellano y publicadas por la editorial Caribe. Fue durante muchos años profesor de literatura medieval en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y se sitúa en la línea de escritores cristianos anglosajones que va desde Chesterton hasta el mismo John Henry Newman. Christopher Derrick, autor de Escape from Scepticism, fue alumno suyo. Lewis murió en 1963 y sus obras han sido traducidas a muchos idiomas.
The Problem of Pain (El Problema del Dolor) posee las buenas cualidades del resto de sus obras: es inteligente e incisiva; clara y sencilla; breve pero, a la vez, llena de densidad y en la que los problemas se abordan con profundidad hasta donde alcanza el entendimiento humano ayudado por la Revelación de Dios. No responde a problemas meramente intelectuales, sino a realidades de las que todos nosotros participamos, que afectan a los más íntimo de nuestro ser. Nos guía hacia reflexiones y planteamientos llenos de seriedad, pero acompañados de ese buen humor característico del autor que conduce a la esperanza y a situar las cosas sin sacarlas de quicio. En definitiva, la lectura resulta ágil; el lector se siente implicado desde el principio, haciendo pausas para la reflexión personal, movido por continuas sugerencias. Si lo que se ha de pedir a un libro es que enseñe a vivir mejor al hombre y a tomar actitudes mejores ante la existencia, este libro lo consigue.
Como sugerencia, puede leerse junto con este libro la Carta Apostólica de Juan Pablo II Salvifici Doloris (11-2-1984) sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano y tener así una visión clarificadora sobre este problema que tan íntimamente afecta a todos los seres humanos y sobre el que los cristianos están llamados a ofrecer una respuesta que ilumine al mundo.
El libro de Lewis desarrolla el problema del dolor en su contexto y no elude ninguno de los serios problemas que plantea. Dicho problema está en las raíces -del ateísmo, que «nace a veces como violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo» (Gaudium et Spes n. 19). Aborda en consecuencia el tema de la omnipotencia de Dios y su bondad en relación con el mal; examina la responsabilidad del hombre y su pecado de origen; y finalmente trata el mal definitivo, el infierno, y el bien definitivo, el cielo. Resulta curioso y llamativo, por otra parte, el capítulo dedicado al dolor animal, en el que se detiene unas quince páginas. En definitiva, el hilo conductor de toda la trama es la misión purificadora que tiene un mal infinitamente mayor que es la pérdida definitiva y eterna del ser humano. El dolor ofrece una oportunidad para el heroísmo, y tal oportunidad debe ser aprovechada.
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