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Huellas N.4, Junio 1985

EN PRIMER PLANO

¡Algo más que exámenes! (Acercamiento al movimiento universitario español)

José Ignacio Tamarit y Raúl Marigorta

Llevaba ya mucho tiempo la universidad española callada. Mientras el mundo político y social sufría importantes cambios, este sector de la sociedad vivía para su adentros. El conformismo o, mejor, la apatía era síntoma general. El «pasotismo» interno tenía una justa expresión exterior: la indiferencia absoluta.
Y motivos hubo para no callar: la presentación de LAU, la posterior aprobación de la LRU (contra la que ahora protestan), la Ley de Ordenación del Profesorado, etc... La manipulación del mundo político era continua. Y sin embargo este curso la Universidad acapara portadas de periódicos y espacios en radio y televisión: protestas en Santiago por el precio de los Colegios Mayores y en Bilbao por el transporte, el paro del pasado 4 de diciembre, la semana de lucha del 11 al 15 de mayo, las revueltas de los estudiantes sevillanos por sus estatutos...
Algo parecido ocurrió el curso pasado en Francia ante la Ley Savary y aunque algunos viejos románticos traten de resucitar el MAYO del 68, las motivaciones y los objetivos son muy distintos.
Se está poniendo en juego el modelo de Universidad que queremos con graves ingerencias políticas y manipuladoras. Y ahora parten de los propios alumnos. De todas formas algo está ocurriendo. Y no podemos permanecer al margen.


COMIENZO DEL «CURSO»
Aunque podríamos retroceder mucho más (por ejemplo a la reunión de Zarago­za) para comprender la situación actual del movimiento estudiantil, comenzamos el curso con un hecho significativo: del 12 al 15 de noviembre se celebraron las PRIME­RAS JORNADAS DE REPRESENTAN­TES DE ALUMNOS CLAUSTRALES. Convocadas las 28 universidades públicas respondieron 19 a esta primera toma de contacto. Se abordaron aquí temas relacio­nados con los departamentos, la gestión y gobierno de la universidad; el profesorado, personal de administración y de servicios; el régimen económico y financiero; los ser­vicios asistenciales (bibliotecas, cultura, deporte, Colegios mayores, becas, etc... ); la docencia (planes de estudio, dedicación, procedimientos de evaluación... ); la inves­tigación y hasta la misma definición de universidad.
Todo iba siendo aprobado y recogido como «puntos de referencia de la opinión de la mayoría de los allí presentes». Pero en la jornada de clausura se tocaron temas no estrictamente estatuarios (sistema de concesión de becas, subida de tasas, pena­lización a los matriculados por segunda vez... ) mezclando intereses generales con los estrictamente particulares.

UN PARA TRAS MUCHO MOVIMIENTO
Hasta estas jornadas estatales la desu­nión y descoordinación de los «estudiosos» había facilitado que la Secretaría de Esta­do para las Universidades e Investigación campara a sus anchas y diese toques elec­toralistas a su gestión afirmando que «años buenos se presentan para la univer­sidad»(1) y remitiendo los problemas al INAPE (2) el cual procedía a devolverlos a la Secretaría, etc.
Para evitar este y otros «juegos políti­cos» y para que «las palabras de aliento» que nuestros representantes obtenían en la Administración se convirtiesen en realidad, se convocó el paro en defensa de tres rei­vindicaciones muy concretas:
1- Congelación del actual importe de las tasas académicas.
2- Adecuación del sistema de becas a las necesidades reales de todos los universi­tarios.
3- Incremento sustancial de la inversión pública en la universidad.
Tras tantos años de silencio y sumisión -¡ni los más viejos recuerdan aquellos «palos» y «carreras»!- la jornada estaba hábilmente preparada para que incluso las universidades no presentes mostrasen su adhesión sin mucha indagación.
Según lo previsto la gran mayoría de las universidades secundan el paro, que resulta un éxito a nivel nacional.
El ministerio se aviene -tras muchas declaraciones en contra-a recibir a una «Comisión Negociadora» previamente ele­gida en las jornadas de Madrid(3). Igual­mente en Madrid se acordó celebrar en enero una nueva reunión para analizar el paro, respaldar y controlar las negociacio­nes y acometer el problema de la coordina­ción estudiantil. Esta reunión debía cele­brarse en Barcelona.

EL CIRCO DE BARCELONA
Este fin de semana, el 26 y 27 de enero, va a ser otro «hito» marcado fundamental­mente por el «ambiente» y muy significati­vo a la hora de enjuiciar y acometer nues­tra presencia en la universidad. Por eso en­traremos en detalles que si bien no han si­do ocultados(4), sí son cruciales por signifi­cativos y desconocidos.
En este reunión cada universidad podía enviar el número de representantes que quisiera, si bien la «organización» sólo su­fragaba los gastos de seis. Así la U.P.M. llevó 8, la Autónoma 13 delegados y la Complutense de Madrid un ejército de 36 miembros. En total se reunieron unos 200 representantes de 28 de las 29 universida­des españolas(5).
La reunión fue organizada (?) por las universidades Barcelonesas (Central, Autó­noma y Politécnica) que formaban la mesa provisional. Pero antes de aceptar la mesa definitiva y la aceptación o modificación del reglamento provisional, la Universidad de Santiago planteó la falta de representa­tividad de los allí reunidos y la imposibili­dad, por ello, de realizar votaciones. La objeción era lógica pues nadie pidió acre­ditación para entrar en la sala y toda la mañana del sábado transcurrió en la pugna entre quienes querían votaciones y quienes no. Dada la extraña situación y como ni si­quiera se podía votar si se querían votacio­nes o no, la mesa consigue un consenso en torno a un sistema llamado a revolucionar la democracia parlamentaria: «la ronda in­dicativa». Cada universidad expondría su postura y la mesa decidiría cual de las dos posturas hubiera obtenido más apoyo. Los que resultaron tenerlo fueron los partidarios de evitar las votaciones.
Durante el resto del día cada universidad expuso su problemática particular casuísti­camente; al terminar las universidades pre­sentes se dejó el turno a una serie de colec­tivos que pasaban por allí como el «colec­tivo de mujeres violadas», «los comités anti-OTAN», grupos ecologistas, etc...
En la mañana del domingo triunfó una propuesta de cambio de mesa y de orden del día, con lo que se recondujo la reunión y se pudo dedicar la tarde a examinar la actuación de la Comisión Negociadora. Esta informó extensamente de su actividad a partir del paro del día 4 que si bien no había logrado satisfacer plenamente todos los puntos sí logró una serie de mejoras sustanciales en lo que a facilidad de conce­sión de becas se refiere y a cuantía de éstas, a parte de otros puntos en litigio.
En contra de esta Comisión se argumen­tó -por parte de quienes no habían acudi­do a la reunión de Madrid, de la que surgió- que no había sido elegida por to­dos, por lo que no era representativa. Igualmente se la achacaba haber bajado los «techos» reivindicativos; por ejemplo, un representante de la Universidad Litera­ria de Valencia argüía: « ...ellos han nego­ciado pagar menos, y esto no es lógico; hay que reivindicar la gratuidad de la uni­versidad, que es el modelo que queremos», otros proclamaban: « ...no nos interesa la Comisión Negociadora, queremos plantea­mientos más radicales por medio de la mo­vilización»(6).
Finalmente la gestión de la Comisión fue rechazada por un voto de diferencia, el de la «Asamblea de no-admitidos», que había sido considerada como una universidad más y cuya posición ya había sido decisiva en anteriores votaciones.

UNA SEMANA DE LUCHA UNIVERSITARIA POR SUS INTERESES PARTIDISTAS
Al reanudar posteriormente la reunión trece universidades se habían retirado. En una sala contigua a la de la Asamblea las universidades «moderadas»(7) se reunían separadamente y decidían convocar una nueva reunión nacional en Sevilla. Mien­tras tanto, el sector «asambleario» aproba­ba una semana de movilización en marzo. La plataforma de esta huelga «ampliable según las necesidades particulares de cada centro universitario» ellos la resumían así:
- No a la LRU.
- No al aumento de tasas y derogación del decreto de las mismas.
- Universidad gratuita entendida como servicio público.
- No a los «numerus clausus» y a la se­lectividad. Admisión en el centro de elec­ción de todos los No-admitidos.
- Aumento de los presupuestos destina­dos a la universidad; reducción de los pre­supuestos militares.
- Mejora de la política de becas.
Este resumen, presentado a la opinión, pública, era engañoso y manipulador. El documento era un poco más explícito y podríamos leer reivindicaciones a conse­guir por los universitarios como las siguientes:

«Erradicación total de la discriminación que reproduce un modelo machista y pa­triarcal de la sociedad en la que vivimos, que se da en la universidad, tanto a nivel de contenidos docentes como de actitudes concretas».
«Erradicación sistemática de la actual concepción de la articulación universitaria y de los contenidos docentes impregnados de españolismo y centralismo, luchan­do siempre por la defensa de los derechos de las naciones y culturas oprimidas».
«Democratización y transparencia abso­lutas de los organismos de gobierno de la universidad, lo cual pasa por la paridad entre alumnos y profesores y la desapari­ción de los entes ejecutivos unipersona­les».
«Participación de la universidad en to­dos aquellos campos que sigan objetivos de reivindicación popular. Una concreción fundamental de esta participación en estos momentos es la lucha por el desarman­mentismo total, la desmilitarización de la sociedad, la salida de la OTAN, el des­mantelamiento de las bases yanquis y la inversión de los presupuestos militares en necesidades sociales».
Tras todas estas declaraciones del con­cepto de hombre y de sociedad que pro­pugnan, el documento proclamaba con aire revolucionario:
«Todas estas reivindicaciones, por su carácter de fundamentales e irrenuncia­bles, y por su efecto de topar frontalmen­te con la oposición y el boicot de los pode­res públicos y fácticos han de ser conse­guidos no por la idea de una negociación más o menos arbitraria, sino por la lucha organizada y coordinada de un movi­miento estudiantil amplio, combativo, no burocratizado, no jerarquizado y con de­seos de ganar esta batalla».

Este texto definitivo, versión suavizada del original propuesto por la Universidad de La Laguna, merece ser comentado des­de posturas profundamente universitarias y con criterios, no de partido ni de ideolo­gías políticas, sino de respeto y de servicio. Y aunque es urgente su análisis, para ver por dónde se mueven ahora ciertos secto­res universitarios y ésta en general, no lo vamos ha hacer aquí, sino que vamos a aportar más datos para su comprensión y posterior análisis.

UN FRUTO PREMEDITADO
Aunque el único partido político repre­sentado oficialmente era el PCE (m-1), en la tendencia moderada había miembros del PSOE, CDS y Fuerza Nueva. En la ten­dencia asamblearia se englobaban los estu­diantes del PCE, LCR, Herri Batasuna Nacionalistas d'Esquerra y otros grupos extraparlamentarios. (9)
«Hubo personas -declaraba un repre­sentante al periódico ABC- que antes de todas las votaciones, y de forma sistemáti­ca, llamaba por teléfono».
Pero aparte de todas estas injerencias políticas, muy importantes y difíciles de evaluar, sí hay algunos datos que conviene resaltar: es claro que fue redactado en una comunidad autónoma preocupada por el centralismo político y que las participacio­nes «nacionalistas» (gallegos, vascos, cata­lanes, mallorquines, valencianos, ... ) fue­ron muy contundentes. Igualmente la participación de los comités anti-OTAN y ecologistas (muy ideologizados y politizados) fue decisiva a la hora de incluir ciertas cláusulas (10). Las minorías allí representa­das, más organizadas y con unos objetivos muy concretos, consiguieron imponer pau­tas frente al resto de representantes univer­sitarios con muy buena disposición, pero inexpertos y asediados... por lo que fácil­mente manipulables. Todo tipo de presio­nes, tan burdas como efectivas, fueron uti­lizadas por estos colectivos durante las jor­nadas: disparos al aire con pistolas de fogeo y profiriendo gritos de «así se arreglan las cosas» (11), intimidación y acoso conti­nuo a los oradores que no querían ser es­cuchados con flashes y cámaras de frente y de perfil y a distancias cortas, etc.
Aprovechando la oportunidad que la reunión les ofreció los objetivos iniciales se perdieron y la jornada estudiantil se con­virtió en plataforma reivindicativa de gru­pos y actos marginales que utilizan estas si­tuaciones para buscar apoyo a sus teorías. Y nos lo presentaron a todas las universi­dades como fruto y objetivo «fundamental e irrenunciable» hoy de todo el movimien­to universitario estatal. Y a conseguir por la fuerza: propusieron una semana de lucha, del 11 al 15 de marzo con una jor­nada de huelga nacional a celebrar el 14 de marzo en todas las universidades. ¡Y algu­nos creyendo que protestábamos por las tasas y las becas! .
La respuesta al paro fue desigual, pero la desinformación era absoluta. En Ma­drid, por ejemplo, salvaron la manifesta­ción gracias a unos colectivos de estudian­tes de BUP y COU que con el horizonte de un día sin clase y «movida» se unieron a la misma.

¿A DONDE IR?
A partir de las jornadas de Barcelona habían quedado convocadas dos reunio­nes: una en Sevilla («moderados») y otra en Valencia («radicales»).
Pero el mes siguiente era el mes de los estatutos: el 28 de febrero concluía el plazo de presentación de los mismos y la máyo­ría de las universidades desplegaron una actividad febril durante esas semanas.
Esta vez los conflictos soterrados que ja­lonaron todo el proceso estatutario hispa­lense saltan a la opinión pública. Estamos aparentemente bien informados de la organización de manifestaciones y boicots que el CADUS (Consejo de Alumnos del Dis­trito Universitario de Sevilla), con el apoyo real y efectivo de todos los estudiantes y opinión pública, organiza para forzar la­ dimisión del rector, Sr. Infante, que no es aceptada por la Junta de Andalucía.
Estas movilizaciones violentas hace que el sector moderado decida reunirse en Ja­randilla de la Vera (Extremadura), pese a lo cual la reunión de Sevilla nunca se desconvocó y mantenía su convocatoria para todas las universidades estatales.

UN INTENTO DE ORGANIZACIÓN: «EL GRUPO DE JARANDILLA»
Con todos estos prolegómenos se reunen del 7 al 10 de marzo en Jarandilla, 25 re­presentantes de las universidades de Alcalá de Henares, Alicante, Baleares, Málaga, Asturias, Santander, Politécnica de Ma­drid, UNED, Extremadura y un sector de la Complutense de Madrid que acudió co­mo observador. (12)
El CADUS, aunque mantenía su reu­nión en Sevilla, inicialmente iba a acudir y quizás forzado por la intensa negociación que mantenía para aunar criterios entre el sector moderado y radical, finalmente no acudió. En total los reunidos en Jarandilla representaban aproximadamente un 30 por 100 de los estudiantes españoles.
En este encuentro se analizó lo que de sensato tenía la propuesta de Barcelona, sin llegar a tomar ninguna postura unita­ria (13).
No hubo acuerdo tampoco en el enjui­ciamiento de la LRU que, mientras para algunos no llena las necesidades de la uni­versidad de hoy, para otros es el camino abierto que permite la participación y la autonomía.
El punto fuerte que motivaba a los reu­nidos era la creación de una coordinadora estatal, que quedó reducido a la propuesta de un modelo para ser presentado en la próxima reunión de Sevilla. Este modelo, sólo se esbozó con el fin de facilitar la ne­gociación con el otro sector radical. (14)
Hubo también una propuesta de la UNED para crear una comisión permanen­te que actuara entre las Asambleas Perma­nentes del movimiento estudiantil. Era una propuesta muy concreta y detallada, a la par que necesaria, pero no queda muy cla­ro el apoyo que recibió pese a constar en el comunicado final.
Se elaboró también una plataforma rei­vindicativa mínima, con los 4 puntos fuer­tes de las aspiraciones universitarias de este curso, independientemente de connotaciones políticas (ya sabes: tasas, becas, inver­sión pública, selectividad ... ).
Toda esta discusión fue presidida por la búsqueda de unidad entre los estudiantes en detrimento de aspiraciones personales.
Naturalmente que los reunidos en Jaran­dilla son conscientes de «la grave preocu­pación de los estudiantes por diversa pro­blemática social; especialmente, y por su transcendencia, los temas referentes a la paz y el paro, sobre los que se considera necesaria una respuesta de la universidad».(15)
Igualmente decidieron repudiar el sobre­nombre de «moderados», por cuestiones obvias de identidad, y ahora se les conoce como el «grupo de Jarandilla».

TODO QUEDA PENDIENTE ...
Como sabemos el CADUS mantuvo a toda costa su reunión de Sevilla ¡y logró reunir a los dos sectores! 26 universidades acudieron a esa última cita. Sólo faltaron los vascos, canarios y los nacionalistas ra­dicales gallegos demostrando, incluso de­clarando públicamente (16) su postura de re­chazo de vinculaciones estables con el resto de universidades españolas.
Estas ausencias, y la voluntad de entendimiento de ambas partes crearon una at­mósfera de optimismo en torno a la posibi­lidad de acuerdo. Por ello no hubo problemas de aceptación de la mesa provisional, constituida por todas las universidades an­daluzas, y se pasó a una valoración con­junta de la huelga del día 14 y de las reu­niones de Jarandilla.
De todas las formas los puntos fuertes siguen siendo la elaboración de una reivin­dicativa común y la creación de una comi­sión coordinadora.
Los textos definitivos aprobados están en la línea habitual de mejora de becas, aumentos de los presupuestos universita­rios (a costa de los de armamento), universidad gratuita, etc.
De todas formas aún estamos lejos de una unidad de los universitarios españoles en temas como la gratuidad de la enseñan­za o tasas en función de la renta como quedó patente en Sevilla o en un interesante debate organizado por el programa de radio «La casa de Troya» (17).
De todas formas, y es significativo para una comprensión del poco empuje y arrai­go del movimiento estudiantil actual, todas estas plataformas no tienen carácter vincu­lante para ninguna universidad.
No se pudo constituir el órgano repre­sentativo, entre asambleas, que era el segun­do objetivo del encuentro en Sevilla (18).
Junto al proyecto presentado por la UNED en Jarandilla había otro, menos exigente y comprometido, que propugnaba la reunión de ese órgano unificador solamente cuando las circunstancias lo hicieran aconsejable. Pero la división de las univer­sidades en sectores (12 votos contra 12, con 2 abstenciones) hace que el tema que­de pendiente para una próxima reunión que, organizada por la Universidad Litera­ria de Valencia, tendrá lugar ya en el pró­ximo curso, en Noviembre.

ANTE LAS MEDIDAS DE «SELECCIÓN» DEL GOBIERNO
Una última reunión con carácter nacio­nal se celebró los pasados 4 y 5 de mayo en Madrid convocada urgentemente por la Universidad Politécnica de Madrid: se tra­taba de estudiar un borrador del Decreto de Ingreso en Centros Universitarios que había sido elaborado por la Secretaría de Estado para la Universidad(19) una semana antes, y que son la verdadera concreción de la LRU, ya que todos los temas canden­tes son esbozados aquí y remitidos a futu­ras leyes.
El decreto fue rechazado porque «supone la consagración definitiva de las medidas selectivas que vulneran el derecho al estu­dio garantizado en la Constitución». Son medidas « ...que nos llevan -en boca de su comunicado- hacía una universidad cerrada y elitista, convirtiendo en patrimo­nio de unos pocos lo que es de todos».
Los delegados tachan las disposiciones del gobierno de simplistas y alegan que «tratan de eludir el problema fundamental de nuestra universidad, es decir, la falta de inversión pública en ella».
De todas formas el hecho significativo es la posibilidad de enjuiciar la actitud del gobierno sobre la universidad a partir de ella misma y la capacidad de crítica que és­ta va desarrollando. Los delegados van to­mando conciencia de ello ... y nosotros de­bemos acompañarles.
Pero los grandes temas para Noviembre.

UN NUEVO ESTADO DE LA CUESTIÓN
Es claro, tras todo el recorrido anterior, que la universidad española comienza a de­sentumecerse. Y el momento no podía ser más propicio: contamos con la nueva LRU (válida o insuficiente, pero hay que saber desarrollar), estamos ante la formación de claustros participativos, en la redacción de estatutos definitivos para todos los centros y en la reivindicación de unas aspiraciones justas y lógicas de los universitarios.
Y muchos son conscientes del proble­ma, pero una gran mayoría permanece ausente de ellos y en la más total e inadmi­sible desinformación.
Y los que llevan la pauta, los más preo­cupados, los que dedican a la universidad su tiempo e ilusión, quizás por falta de conciencia histórica, quizás por inexperien­cia representativa, están haciendo la «gue­rra por su cuenta», cargados de ideologías particularistas, no globalizadoras e im­pregnadas de individualismo y materialis­mo. No podía ser de otra forma: la univer­sidad es el foro donde mejor se refleja el concepto de hombre y de sociedad que la cultura dominante impone. De ahí el pano­rama desolador: exigencias sin deberes, ra­dicalismos sin fundamentos, confusionis­mo, etc... pero, sobre todo, falta de uni­dad. Falta de unidad a pesar de unos pro­blemas comunes, concretos y negociables. Falta de unidad porque falta un modelo de universidad, una manera unitaria de con­cebir ésta en la vida del hombre y de la so­ciedad.
Ante todo esto parecería lógico la crea­ción de una COORDINADORA ESTA­TAL que aglutinase esfuerzos, reivindica­ciones y luchas y, sobre todo, que fuera un interlocutor válido de la Universidad con el resto de la sociedad (20). Para ello hay que superar otro escollo difícil actualmen­te: la representatividad de los alumnos. ¿Cómo elegir a nuestros representantes pa­ra que estos tengan el apoyo de todos, y para que tengan el apoyo de todos, y movimiento estudiantil?.
Ahí están igualmente otros problemas y situaciones como son el utilizar las huelgas (¿podemos emplear el término «huelga» en nuestro caso?) para ganar un día de no ir a clase; el interés de ciertos partidos políticos por imponer su ideología a través de gru­pos reducidos de estudiantes; la apatía ge­neral (tanto política como de todo tipo) que se «respira» en la Universidad, etc... Con todo, algo está cambiando.

Y NOSOTROS TAMBIÉN
No todo está hecho, ni siquiera comen­zado. Pero es bien cierto que la universi­dad necesita universitarios conscientes de su misión y preocupados por ella. Hemos de valorar la universidad como lugar de vi­da.
Para el próximo curso habrá habido elecciones en los centros (bien a delegados, claustros, etc ... ) y a la reunión de noviem­bre habrá que llevar muchos puntos, aquí sólo esbozados, bien pensados y decididos. Es claro que la vocación de algunos de no­sotros es acompañar y acoger, pero tam­bién hemos de asumir y fomentar la de aquellos de nosotros que estemos llamados a una representatividad y luchar por unos intereses comunes en favor de la universi­dad.
Nadie va a iluminar con criterios éticos la vida en la universidad si nosotros mis­mos eludimos el esfuerzo... porque, ade­más de un problema de solidaridad, se tra­ta de construir nuestra sociedad, que está necesitando urgentemente una forma de vivir basada en la gratuidad.
No es lícito ser meros «espectadores» (y ni siquiera eso por la desinformación rei­nante), sino que hemos de participar. Lo que hemos visto nos empuja a poner nues­tro esfuerzo en lo que se está construyen­do, porque lo que da sentido a nuestra vi­da nos urge a presentar esta plenitud a to­dos. Empezando por los que están más cerca. ¿Y quién hay más próximo que mi compañero de clase?.



(1) Cfr. Carmina Vigili, El SOCIALISTA, n 304.
(2) INAPE: Instituto Nacional de Asistencia y Promoción del Estudiante. C/Torrelaguna, 58 (Parque de las Avenidas).
(3) Esta Comisión estaba compuesta por la Politécni­ca de Cataluña, Extremadura, Granada, Politéc­nica de Madrid, Zaragoza y UNED.
(4) La prensa estas semanas empleó grandes titulares para estas jornadas ¡pero hay que saber leer la prensa para entenderlo!.
(5) Cfr. LA VANGUARDIA (Aunque las cifras exac­tas varían un poco el dato es importante: 28 de 29).
(6) Cfr. ABC, 29 de Enero.
(7) Este nombre de «moderadas» puede tender a la confusión: no se trata de una postura política, ni de conformismo, ni que abandonan la lucha de los universitarios sino que fundamentalmente op­tan, frente al otro sector, por posturas de diálogo con la administración y por la creación de una coordinadora nacional de Estudiantes. Posterior­mente ellos mismos rechazarán tal denominación.
(8) La Convocatoria fue enviada a todas las universi­dades en catalán.
(9) Cfr. El periódico de Catalunya (28-Enero).
(10) Así, y todo mezclado, nuestros representantes uni­versitarios aprobaron ¡esta vez por unanimidad! una resolución para la purificación del río Esgue­va, que baja muy contaminado.
(11) Cfr. ABC 30, Enero-85.
(12) Mientras que el diario HOY (11 de Marzo) tam­bién cita como participante a la Universidad de Salamanca, para el EL PAIS (11 de Marzo) sólo acudió un sector en calidad de observador, aun­que el comunicado final si aparece firmado por es­ta universidad.
(13) «Las Universidades aquí reunidas adoptarán los criterios que se decidan en sus Centros» (cfr. del COMUNICADO FINAL), lo que demuestra lo complicado de la negociación sobre puntos con­cretos, incluso dentro de grupos de tendencias afi­nes y que lo que une a estas universidades son ob­jetivos más genéricos, como ya veremos.
(14) Es significativo que EL PAÍS (11 de Marzo) nun­ca los denomine «radicales», sino que alude, cons­cientemente, a ellos como «las otras universida­des», «los no presentes», etc ...
(15) Cfr. del Comunicado final de Jarandilla.
(16) Estas 2 universidades (País Vasco y La Laguna) y el bloque Nacional Popular Gallego -que no la universidad de Santiago- no acudieron a Sevilla por considerar que sus procesos de movilización respectivos están demasiado avanzados con res­pecto al resto de las universidades españolas. Su falta de solidaridad e intereses particularistas que­dan bien patentes en declaraciones a EL PAIS (24 y 26 de Marzo).
(17) Emitido por el 3" programa de RNE el 25 de Mar­zo y en el que participaban representantes de Sevi­lla, León, UNED, Valencia y Autónoma de Bar­celona.
(18) El tema era importante, lo que demuestra el hecho de haberse presentado 5 propuestas, que final­mente fueron reducidas a las dos expuestas.
(19) Ya después de la dimisión de la titular Carmina Vigili aduciendo cuestiones personales, pero en un momento como vemos sospechosamente compro­metido.
(20) En alguna ocasión el MEC ha manifestado que quiere negociar y que no sabe con quién, ni en ba­se a qué. Más de una vez se han respaldado, por ejemplo durante el programa de TVE: EN PARA­LELO, LOS JÓVENES (emitido los días 18 y 25 de Mayo), en esta lucha entre los propios estu­diantes para seguir adelante con su «proyecto po­lítico» al margen de los universitarios.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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