Va al contenido

Huellas N., Junio 1983

CRITICA

Graham Green: más allá de la angustia

Greene nace en 1904. In­glés. Cursa estudios en Oxford y en 1927 se convierte al catolicismo para poderse casar con Vivien Dayrell-Boow­ning, pero en esta época Greene no había logrado replantearse la vida de cara a Dios y permanecía totalmen­te ajeno a la conversión. En esta época se dedica a tareas periodísti­cas en el Times y en el Spectator y publica sus primeras novelas y una serie de relatos, mitad de aventuras, mitad psicológicos, en general con una intensa preocupación de orden es­piritual; a estos momentos correspon­den obras tan famosas como: "El o­rient express"
"Inglaterra me ha hecho así" ... En 1928 viaja a México. El país está pasando por la reciente persecucion religiosa de la que que­dan muestras abundantes y tremendas. Greene se sumerge en la tierra que ha conocido el heroísmo de los católi­cos y capta los efectos de lo que parece ser -y no es- un catolicismo agonizante, dolorido, maltrecho, cla­vado en cruz. Allí encuentra verdade­ramente a Dios. En este momento pasa a abordar temas más anbiciosos que los anteriores, en novelas cuyos pro­tagonistas se debaten patéticamente en medio de la pugna de su vivencia religiosa y su debilidad humana.
A esta época corresponden las tres novelas que os recomendamos para que leaís este verano:
"El poder y la gloria"
1940, ( su obra más difundida, ya que fue llevada al cine por John Ford en I 1943).
"El revés de la trama",
1948. "El fin de la aventura", 1951.
En estas tres obras Greene pone de manifiesto la característica más destacada de Grahan Greene-hom­bre: su profunda humanidad, su terri­ble y a veces para él mismo insopor­table humanidad. Terrible porque vive y siente su condición humana como un peso a veces irresistible. Porque -ya lo ha dicho él mismo- el fondo de todo, es el fracaso, el fracaso del hombre con toda su debilidad. Los protagonistas de Greene son siempre hombres débiles, angustiados, que ex­perimentan su propia impotencia y por ello son compasivos, dispuestos a "salvar" a otros aún a costa de sí mismos. "El mal para mí es la cruel­dad" dice Greene. Pero siempre sobre la crueldad triunfa la misericordia. Parece como si en las obras de Greene hubiera un personaje innominado que encarnara esa misericordia: Dios.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

Vuelve al inicio de página