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Huellas N., Febrero 1983

CRITICA

El "padre" Haydn

Jose Ramón

Tomaremos como último barro­co, ya que pensamos pasar a los clásicos en el próximo artículo, a Joseph Haydn (1732-1809) llamado por muchos el "padre de la sinfonía". No nos meteremos a analizar si esto es exce­sivo o no, pero indudablemente la figura de Haydn es de gran peso den­tro de la historia de la música.
Su primer contacto con ella fue a los 8 años de edad, haciéndose niño cantor en la escuela de la Igle­sia de San Esteban en Viena, donde comenzó a mostrar sus excepcionales dotes musicales.
Cuando mudó su voz, conoció algunos años de dificultades, hasta que conoció a Porpora, quien se encar­gó de enseñarle composición.
A los 29 años era ya vice­maestro de la capilla de la Corte del Príncipe Paul-Antoine Esterhazy, y en 1766, maestro de capilla de Nicolás I, en Eisenstadt. A la muerte de éste, partió a Londres, adquirien­do gran fama al dirigir sus propias sinfonías. Fue nombrado "Doctor Hono­ris causa" por la Universidad de Ox­ford en 1791. Al año siguiente volvió a Viena, e impartió clases a un joven musico, Ludwig van Beethoven. Tras otro viaje a Londres, terminó asentán­dose definitivamente en Austria, don­de, sobre el año 1800, escribió las que serían sus dos obras maestras: "La creación" y "Las estaciones". Víc­tima de las guerras napoleónicas mu­rió en Viena, y está enterrado en la capilla de Eisenstadt.
Haydn tuvo gran influencia en el mundo de la música, como antes hemos indicado.
Indirectamente, o no tanto según se mire, es también "el padre del cuarteto clásico". Suprimió el clave, instrumento considerado hasta entonces indispensable, y a la vez dio un valor igual a las cuatro voces de arco.
En la orquesta permitió a los instrumentos de viento tomar una parte más independiente, que hasta entonces se veían relegados a un pa­pel secundario.
Y dio a la sinfonía su for­ma definitiva. Cuatro movimientos, en los que amplió el desarrollo temáti­co, y aseguró el carácter coherente y compacto de esta forma musical.
Joseph Haydn fue un compositor extraordinariamente fecundo. Más de cien sinfonías, veinte cuartetos para piano, nueve para violín, seis para violonchelo, trios, diverti­mentos, música coral, y un largo etcé­tera componen la obra de este gran compositor.
Dos son las dificultades con las que topamos para recomendar alguna audición. Una el gran reperto­rio, y otra, la belleza. Cualquiera de sus sinfonías es una preciosidad. No nos cansaremos oyendo ninguna, de­bido a su viveza, perfección y belleza.
Una de las más famosas es sin duda la 101, "El reloj". Sus tiempos (Adagio, Presto, Andante, Me­nuet y Finale) constan de unos temas preciosos, que unidos a los contras­tes que en el los existen, hacen de esta sinfonía una bellísima página musical.
¿Una versión? Sin duda una buena, es la que nos ofrece Antal Dorati y la Orquesta Sinfónica de Londres, si bien os diremos que Sir Thomas Beechman es un director espe­cializado en Haydn y tiene discos muy buenos y económicos con la Real Orquesta Sinfónica de Londres.
Como disco recomendado para la discoteca básica, hemos pensado en uno genial, y que precisamente es de Haydn: sus conciertos en Re y en Do para violonchelo y orquesta, ac­tuando como solista Mstislau Rostro­povich (el mejor chelo del mundo) y la Academia de St Martín-in-the­-Fields, dirigida por Iona Brown. No os creáis que nos da comisión esta orquesta sino que siempre que compré­is un disco suyo estáis haciendo una gran inversión, ya que es, una de las orquestas que mejor trabaja,

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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