En el número anterior comentamos el anuncio del "AÑO SANTO DE LA REDENCIÓN" por el Papa Juan Pablo II. El Papa va comentando en audiencias, reuniones, mensajes..., esta celebración y su sentido.
A partir del próximo 25 de marzo (festividad de la Anunciación) la Iglesia entera recordará y revivirá el misterio de la Redención en su 1950 aniversario. "El año jubilar de la Redención -dice Juan Pablo II - quiere ser una proclamación en la fe, en la eficacia del misterio pascual de Cristo, y constituye un himno de alabanza al Señor crucificado y resucitado...es una invitación a la esperanza porque es un anuncio de salvación y de misericordia".
Pero, ¿qué es un Año Santo? Es una ocasión que la Iglesia nos da a todos sus fieles para conseguir una indulgencia plenaria especial, es decir, la remisión de la pena temporal merecida por los pecados mediante el cumplimiento de ciertas condiciones.
El primer jubileo lo estableció Bonifacio VIII en 1300; un siglo más tarde Pablo II estableció que se celebrase cada 25 años, de tal forma que cada generación tuviese oportunidad de ganarlo. Los papas han convocado jubileos extraordinarios en diversas circunstancias; Pio XI en 1933 decretó el Año Santo de la Redención en el 1900 aniversario de la muerte de Cristo. También Pablo VI en 1968 anunció un Año Santo al cumplirse el centenario de la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción.
El Año Santo ha tenido siempre un carácter de conversión colectiva; una vez más, el Papa nos llama a esa renovación interior especialmente en la práctica de la confesión.
Pienso que es un motivo lo suficientemente importante como para que todos, tanto a nivel de diócesis, parroquial o individual, nos preparemos y vayamos pensando qué actividades celebrar con ocasión de este 1950-aniversario de nuestra Redención.
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