Sé que no está bien criticar ¿o sí?, es uno de los más antiguos preceptos que aprendí; pero hay cosas que parecen haber nacido para ser criticadas y ayer me encontré con una.
Es el centenario de Sta. Teresa, la gran mujer de la que me siento orgulloso como cristiano, pero no es el caso que haga una disertación sobre ella, simplemente quiero contaros la manera horrible en que me encontré con la Santa; horrible, si, porque no se puede llamar de otra manera esa especie de visión pseudoartística (en mis términos más amables, por tratarse de Teresa), que anda repartida por toda España, como el cartel dedicado al centenario de una de nuestras mayores glorias cristianas.
Me costó reconocerla. No se aproxima, lo más mínimo, a mi idea sobre la Santa; el cartel está lleno de un aire ingenuo (hoy me siento moderado si no lo llamaría tonto), creo que trata de ser celestial (para descubrir esto tuve que esforzarme), pero se queda simplemente en una mala utilización del color y del dibujo; véase ese haz maravilloso de luz, cuyo uso es tópico e idealista.
Todo esto es el ambiente general, enmarcado en una especie de camafeo naif, del que sólo se atreven a escaparse 4 de las 18 palomas con las que el autor ha tenido a bien rellenar el cuadro, por falta de motivos más sustanciales. En una obra tan vacía de interés considero excesivo el número de animalitos por mucho ambiente que se pretenda crear.
En la celebración de la Santa de la energía, del amor entregado a la mejor y mayor de las causas, nos regalan la vista con una interpretación fácil e insípida de una vida que fue inmensa en profundidad y en trascendencia para la vida de la Iglesia.
No se le puede llamar ni infantil, porque si fuera la versión de los niños sería, estoy seguro, un retrato encantador.
Pero volvamos a nuestra dama de mantos al viento y coloretes sonrosados, con una sonrisa pasiva que no muestra interés de enseñarnos su camino, de salir del cartel para guiarnos con alegría... No quiero aburriros pero considero que semejante "trabajito" no es digno de la persona a quien representa.
Deseo que Santa Teresa estimule los corazones de todos los artistas que están leyendo mi artículo, para que den a conocer su verdadera imagen.
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