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Huellas N., Noviembre 1981

IV CENTENARIO DE SANTA TERESA

Mensaje teresiano

Baldomero Jiménez Duque

MENSAJE : Algo que decir y ofrecer a los demás, en nuestro caso de parte de Dios. Misión profética, por consiguiente. El profeta es un cristiano con vivencia de Dios y con vocación y misión de comunicarla a los demás. Teresa lo ha sido y sigue siendo.
Y su misión, su mensaje, ha sido decirnos con su vida y sus escritos que la vida cristiana es vida de oración, de diálogo vivo y ca­liente de amor con Dios que es el Amor. No para gozarlo, sino para tener amor con que responder a ese mismo Dios y tener amor que repartir a los hombres hermanos. La vida cristiana es por lo tan­to un puro ejercicio teologal de fe y de amor, conscientemente cultivado y hasta vivenciado, que por eso tiene que florecer en virtudes, en obras, en siembra de amor. Una vida comprometida, en­tregada, mística y misionera al mismo tiempo. La vida es oración y la oración es vida.
Teresa fue en su tiempo la mujer profética que Dios regaló a su Iglesia para salvar la práctica de la oración silenciosa (meditativa y contemplativa) en la crisis que padeció esa práctica en aquella hora conflictiva del si­glo XVI (en el protestantismo se la rechaza al politizarse y secularizarse; en el catolicismo se hace entonces sospechosa ante
los abusos de que se la acompaña). Y Teresa es donada por unos (vientos de secularización, de activismo a ultranza, de utilitarismo inmediato...), o cultivada por otros con riesgo de aventuras extrañas y desviadoras.

Teresa ha padecido una experiencia vivísima de Dios. Una experiencia, de la cual ella ha hecho, con un realismo y una sinceridad impresionante, el más riguroso discernimiento. Dis­cernimiento a la luz de su inteligencia intuitiva y femenina, pero de una asombrosa penetración. Discernimiento a la luz de la fe, una fe vivida y cultivada por la oración, ese "tratar de amistad" con Dios que es el Amor, Padre, Esposo, Amigo divino. Un Dios que se hace cercano a Teresa en "el buen Jesús", el Verbo Encarnado. Te­resa es evidentemente cristocéntrica siempre; por Jesús llega y se abisma en el misterio trinitario. Y discer­nimiento sobre todo por el control eclesial al que supo someter su expe­riencia, con una humildad radical que le hizo buscar y enfrentarse con la verdad sin miedo, con valentía.
Ella misma nos ofrece los resultados de esa crítica de su vivir endiosado en sus escritos palpitantes de emo­ción, de vida...
Una experiencia que se tradujo en realizaciones estupendas de virtudes heroicas, de fundación de conventos de carmelitas, "palomarcitos de la Virgen", de enseñanzas magistrales orales y escritas. Realizaciones que perduran, y perdurarán seguramente siempre, porque llevan el sello de lo auténtico, de lo verdadero, de lo eternamente vital. Teresa es y será siempre actual.
No que ella tenga solución inmediata a todos nuestros problemas. Como to­do mortal está condicionada por su espacie y su tiempo, y sobre todo por su misma sicología personal tan rica y tan recortada. Por ejemplo, ella no conoció el fenómeno del ateísmo social que hoy enrarece el aire que respiramos (entonces, cristianos o no, todos eran profundamente reli­giosos, los incrédulos eran excepción escondida). Pero esa vivencia suya de lo divino, tan espléndida, tan garan­tizada por el resplandor de su vida y de sus obras, por su sensación de plenitud y de alegría..., y tan cálida-y contagiosamente comunicada, hacen de la santa un excepcional testigo de Dios junto a nosotros, los hombres del siglo XX, menesterosos de Dios como los de todos los tiempos, sedientos de verdad y de amor...
Teresa se definió a sí misma cuando nos dijo que "se le llenó el alma de sol", del sol divino, y esa luz pudo y supo irradiarla en su entorno, y con proyección universal y eviterna... Ella nos alcanza a nosotros ­y nos invita a querer compartir con ella sus preciosos hallazgos, a adentrarnos con ella por los cami­nos de la oración, del encuentro con Dios, y por ende con nosotros mismos y con los hombres hermanos.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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