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Huellas N., Diciembre 1982

IGLESIA

Difundid la buena nueva hasta los confines del mundo

J.A. Diego

El pasado 3 de diciembre se celebró el día de S. Francisco Javier, patrono de los misioneros, el santo navarro que siguió la llamada de la misión universal.
Y, casi un mes antes, celebraba el Pa­pa en Javier el acto misional de la imposición de crucifijos. De las palabras que el Papa dejó aquí en Javier y con motivo de la festividad de S. Francis­co pensamos que merecen un comentario desde Nueva Tierra de tal forma que acudamos al texto íntegro y lo profun­dicemos y trabajemos en nuestras reu­niones parroquiales.
En este mensaje nos encontramos con un esquema muy definido que responde cla­ramente a una pedagogía catequética. Desde la simple reseña de la celebración del Domund en España, y el funda­mento de la Palabra de Dios, el Papa nos habla a todos de la figura del mi­sionero y hace una comparación, de forma muy gráfica, entre el misionero y el envío de los primeros apóstoles.

"Eran pescadores, y Jesús les dijo: "Se­guidme, os haré pescadores de hombres". Cristo no les dio entonces la cruz misionera, como vamos a hacer ahora con estos nuevos misioneros. Oyeron sólo la llamada: "Seguidme". Al término de su peregrinación terrena con Jesús, reci­birían su cruz, como signo, de salva­ción. Como testimonio del Camino, de la Verdad y de la Vida; testimonio que habrían de confirmar con su predicación con su vida de servicio y con el holo­causto de su propia muerte".
Nos hace ver cuál fue la motivación de S. Francisco Javier en su misión:
1. "El amor evangélico a Dios y al hombre, con atención primordial a lo que en el tiene valor prioritario: su alma".
2. "Tiene clara conciencia de que la Fe es don de Dios, y funda su confian­za en la Oración, que practica con asiduidad".
3. "Modela su identidad en la acepta­ción plena de la voluntad de Dios y en la comunión con la Iglesia... (todo esto) traducido en obediencia y fidelidad de mensajero".

Tras hacer una llamada al deber, de la familia, de animar la vocación misionera en sus hijos; amplía esta llamada a todas: "El Papa debe hacerse portavoz permanente del mandato misionero de Cristo".
En vuestro trabajo de grupo parroquial podréis profundizar en dos temas fundamentales en este punto:
- la situación de los que aún no cono­cen a Cristo, y de los que habiéndole conocido han renunciado a su mensaje.
- el hecho de la gran posibilidad de medios para evangelizar hoy día, y de la forma en que los utilizamos o no.
- Y ¡cómo no! el Papa nos habla especialmente a los jóvenes para animarnos a decidirnos a trabajar de forma comprometida: "Creer en Cristo es creer en su programa de vida para nosotros. Amar a Cristo es amar a los que Él ama y como Él los ama".
Para ello, S. Francisco Javier nos da su ejemplo y su testimonio: "Aquí, jo­ven como tantos de vosotros, Javier se abrió a los valores y encantos de la vida temporal, hasta que descubrió el misterio del supremo valor de la vida cristiana; y se hizo mensajero del amor y de la vida de Cristo, entre sus her­manos de los grandes pueblos de Asia".
Y, termina el Papa este profundo y vi­vo discurso desde el castillo de Ja­vier, en forma de envío de todos a es­ta gran misión: "Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el bien"(Rom. 10, 15). Con estas palabras -os envío- ­al trabajo misionero. ¡Id! ¡Difundid la Buena Nueva hasta los confines del mundo!

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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