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Huellas N., Junio 1982

COLABORACIONES

Asomarse al exterior

J.G.P

Sí, "es peligroso asomarse al exterior". Pero todavía más peligroso es no aso­marse al exterior. ¿La solución? Saber asomarse al exterior.
La Iglesia cuando sale de las catacum­bas, se convierte en Catedral. Cuando se visitan las catacumbas de Roma, cuando se ora en ellas cae uno en la cuenta de que el grano para poder surgir pujante de la tierra y hacerse planta y fruto necesita el silencio, la sole­dad, las raíces en las entrañas de la tierra.
También el salir de la tierra tiene sus peligros: el sol, el viento, los insectos. Pero no hay alternativa: hay ­que asomarse al exterior. Y la Iglesia no podría quedarse en las catacumbas. El hacerse catedral tenía sus riesgos. Pero la Iglesia tenía que hacerse ár­bol grande porque eran muchos los pá­jaros que necesitaban de sus ramas, su cobijo.

- Y ESTO ¿QUE TIENE QUE VER CONMIGO?
Pues sí. Desde que Noé se metió en el Arca para librarse del Diluvio Universal (o quizás ya antes ) tenemos la tendencia a fabricarnos nuestra arca particular. Y entonces nuestras parroquias, o nuestros grupos se convierten en un arca, en un refugio: buscamos el "autoabastecimiento' espiritual", nuestra parcela de apostolado, nuestro círculo de amistades, y hasta nuestra formación cultural y diversión.

- BUENO ¿Y QUE PASA?
Pues no pasa nada. Eso es lo malo. Pero el mundo queda ahí fuera. E incluso puede ocurrir que LA IGLESIA quede también fuera. Por eso es necesario asomarse al exterior: al mundo, a la Iglesia.

- ESTÁ EXAGERANDO. ESTAMOS EN EL MUN­DO, SOMOS IGLESIA
Desde luego. Pero yo me refería a algo más. Somos Iglesia, pero también tenemos que hacer Iglesia y esto supone, necesariamente, asomarse al exterior. Sin darnos cuenta podemos ir encerrándonos en nosotros, como las madreperlas, para hacer una perla, pre­ciosa y cada día más gorda y más pre­ciosa. Y no creo que esta sea postura muy cristiana.

- YA ESTAMOS EN ELLO. Y TRATAMOS DE SER FERMENTO Y LUZ.
Estupendo. Yo me refería fundamentalmente a una actitud interna; personal primero y también comunitaria, del grupo. Y creo que esta actitud lleva consigo dos aspectos primordiales.
Uno, muy importante,-pero del que ahora vamos a prescindir -es la necesidad de estar informados. Asomarse al exterior, es primero de todo, informarse; ver, saber ver, aprender a ver. y hoy se está manejando el mundo y a los hombres con la información, o con la des­información. Punto este, como ves, importante y que podría quedar para otra vez. Y el otro aspecto de esta actitud de asomarse al exterior, es abrirse a los demás.

- YA LO HACEMOS. FORMAMOS UN AUTENTICO EQUIPO, UNA COMUNIDAD; TODOS ARRIMAMOS EL HOMBRO...
Sí, ese es el camino. Y cada vez más -después de tantas experiencias y tantas arremetidas contra la parroquia-­ empezamos a ver de nuevo su lugar in­dispensable en la Iglesia (otro tema como ves, del que valía la pena hablar). Pero la Iglesia no es una flotilla de parroquias, o de diócesis. La Iglesia es una nave. Y hay grupos o instituciones en la Iglesia que se han montado en yate de lujo. Y si otros barco; se hunden, allá ellos...
Asomarse al exterior es renunciar a nuestro yate particular para sentirse comprometido en esa otra nave más grade -aunque menos lujosa- que es la Iglesia. ¿Me explico?

- BUENO, SI; PERO ENTONCES TENDRIAMOS QUE CAMBIAR MUCHO...
NO; mucho no. Un poco. Tenemos que renunciar a algunas cosas; tenemos que aprender de los demás, tenemos que hacer cosas entre todos y para todos aunque no sean "tan perfectas" como las que hacemos nosotros.
Tenemos que asomarnos al exterior.
¿De acuerdo?



 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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