El relato de quien ha visto la gratuidad de la fe en acción. Allí donde una acción parece "imposible"
Volviendo de mi viaje a Kenia y Uganda saco de la maleta de todo un poco: bolsas con fruta exótica disecada, un tambor, telas pintadas a mano con «la Ultima Cena» (los apóstoles y Cristo son de raza negra), librillos y libretas variadas, panfletos ... y mientras me vienen a la cabeza las escuelas de trabajo, las demás obras, parece que mis amigos, por el modo en que viven, están codo con codo con don Giussani y no a 5.000 kilómetros de distancia... Sin embargo la situación de esta parte del Continente negro no es de las más halagüeñas; los países occidentales y América lo están abandonando económicamente y lo están condicionando pesadamente sobre el plano político. En Kenia, por ejemplo, los chantajes del fondo monetario internacional y la imposición de un multipartidismo forzado, que a menudo significa una vuelta a las luchas entre tribus, hacen incandescente la situación. Prueba de ello son los repetidos ataques de bandas armadas a la escuela de trabajo de san Kizito, nacida por iniciativa de algunos amigos de C.L. Hasta ahora no ha habido grandes consecuencias físicas, pero la esperanza que nace de esta presencia, en esta dolorosa situación, es similar a la que podía nacer viendo los monasterios benedictinos de la Europa posterior al Imperio romano.
Continúo pensando en Rose. Alrededor de su presencia se ha desarrollado, primero en Nairobi y luego en toda Uganda, el Meetingpoint: obra de asistencia a los enfermos del Sida, verdadera peste de este país. Siguiendo a Rose en los slums periféricos de Kampala, en la cárcel de menores mientras asistía a muchos de los cientos de enfermos, se entiende concretamente qué significa la gratuidad, es decir, un acercamiento a la realidad según Cristo. Son muchos (con fe y credos diferentes) los que asisten a los enfermos. Es cierto, quien está afectado por el virus, abandonado casi totalmente por familiares y amigos con quienes coincide el inicio de la enfermedad, está agradecido a quien le ayuda. Pero con Rose y sus amigos lo que viven es diferente. Los enfermos se convierten en verdaderos amigos, aman a estas personas. De hecho el acercamiento de Rose es hacia la persona, no es un análisis sociológico o médico de las necesidades. Es un encuentro humano lleno de atención que responde a necesidades concretas, pero con la tensión continua de hacer percibir a sí mismo y a los demás el gran Destino positivo que le espera a cualquiera. He visto personas que en esta enfermedad han recuperado el sentido de la propia vida aprendiendo de Rose y a no dejar nunca de luchar y al mismo tiempo a ofrecer esta enfermedad a la Presencia que reconocen en esta mujer, en su diversidad humana. Peter, en estado terminal, me dijo: «ofrezco este dolor para contribuir a la salvación del mundo, feliz ahora que he podido encontrar al Papa». En suma, esta gente se convierte no a un Dios abstracto que les deja desesperados, sino a una compañía visible. La cura incluso material, psicológica y médica es atenta e inteligente y, con la limitación de los medios, suple la típica falta absoluta de asistencia en estas zonas. Muchos son acompañados a morir, otros a continuar la vida en el sufrimiento, todos a percibir algo que parecería imposible de afirmar en estas condiciones: nuestro movimiento como cuerpo real al que pertenecer. Rose es incansable. Una vez acabado con los enfermos de Sida continúa su obra entre los chicos y los huérfanos de los barrios pobres enseñando el Sentido religioso. Ella y Luisa forman la casa de los Memores Domini en Kampala y, bajo la guía paterna del padre Tiboni, marcan el movimiento en el movimiento en Uganda. Pero no están solas, al contrario. La primera cosa que impresiona de nuestra presencia en Kenia y Uganda es el gran impacto civil de las obras del Avsi: cuatro hospitales, dos workshop con escuelas de trabajo anexas, dos colegios, una gran hacienda agrícola, un proyecto ecológico de protección de las fuentes de agua en la jungla, un proyecto de watersanitation, la asistencia a los prófugos en el sur de Sudán y en el norte de Uganda. En total se implican, directamente o indirectamente, 50 familias italianas, dos casas de Memores Domini y cerca de 1000 personas entre ugandeses y keniatas. Una gran obra, distinta sin embargo de lo que se había iniciado hace años. Las personas han cambiado. He vuelto a ver a amigos que conocía de hace años en Italia, transformados, no porque han hecho grandes cosas sino porque ha crecido en ellos la pregunta sobre el significado de lo que habían encontrado, sobre el deseo de profundizar en la experiencia.
De hecho lo que más impresiona de Uganda es que de una experiencia de tipo tercermundista de hace 20 años, como era la nuestra y la de todos, se ha pasado a una presencia que tiene como verdadera finalidad continuar el encuentro.
Estas obras no son, como para otros en Uganda, un intento desesperado de dar respuesta a las necesidades infinitas que siempre son más grandes que nosotros. Al contrario, son un modo para comunicar a todos un cambio que sucede habiendo encontrado a Cristo y a su compañía, la fuerza, la esperanza, la capacidad de compartir que de ahí nacen. Me viene a la cabeza Patrizia que conocía de la universidad y que ahora veo transformada por esta experiencia, cuando me dijo: «Un día estaba asistiendo a un enfermo terminal de Sida y, como he aprendido en nuestra experiencia, ofrecí a Cristo esta situación. Me di cuenta de que incluso en esto nunca habría podido ser en última instancia verdadera. Descubrí qué quiere decir el pecado, no poder ser verdadera por mí misma ni siquiera en la expresión más positiva de la vida. Desde ahí comencé a pedir ante todo que la presencia de Cristo acompañase mi radical incapacidad de amar».
Reconstrucción
Esta presencia es un factor que cambia incluso la realidad social. Sin grandes palabras o teorías se reconstruye el tejido social. ¿Un ejemplo? En África no existe practicamente la familia: un hombre convive con una mujer, engendran un hijo, la deja «plantada» marchándose con otra y así toda la vida. Y siempre es una mujer la que debe mantenerlo. Como el león en la sabana. El ejemplo de nuestras familias ha permitido a muchos, por primera vez, el milagro de la fidelidad. La presencia de nuestros amigos enseña, ante todo, un amor a la realidad, al trabajo, al compromiso antes que al éxito porque esto nos permite entender mejor su significado. Y tarde o temprano el resultado llega. Parece paradójico pero partir de la Escuela de comunidad y de nuestros instrumentos (que allí se usan con profundidad y continuidad), trae consigo resultados casi impensables. Ante todo, la capacidad de implicar a los responsables locales, un mito de cualquier intento de desarrollo que hasta ahora se haya realizado. Los enfermos del sida, los obreros de Nairobi y los workshop ugandeses, los maestros y los dirigentes de la escuela de Kitgum, los nuevos agricultores de la innovadora hacienda agrícola, al comprender que están implicados en una misma experiencia, se hacen cada vez más hombres hasta el punto de decir, parafraseando al rector Vittorino: «Encontrando el movimiento me he sentido por primera vez adulto, no ayudado de modo falso, abandonado o explotado sino estimulado en primera persona incluso a las necesidades civiles de mi país y de mi gente». Las obras así podrán durar porque habrá quien, teniendo un motivo, las guíe, quien las defienda y quien aprenda una profesión. Como los keniatas de san Kisito y de Langat, que tras el ejemplo de los amigos italianos, han aprendido a ser albañiles, carpinteros, electricistas, saliendo así de aquella pasividad típica del hombre africano que no ha encontrado el cristianismo. Es impresionante el contraste con las obras construidas por las organizaciones internacionales humanitarias, por los Estados occidentales o por particulares. Obras bellísimas pero que, una vez que se ha acabado el proyecto, que se han marchado los voluntarios, se derrumban, se desvanecen debido a la extrema pobreza de aquellos estados que no pueden continuar financiándolas, y a la absoluta falta de resposabilidad local. Falta una idea de educación porque no hay nada a lo que educar. La presencia de C.L. encuentra un gran reconocimiento entre los pastores de la Iglesia de estos países. Son ellos los que la defienden de los odios mezquinos y de las envidias que nacen a menudo de otras experiencias religiosas. El Obispo de Gulu hospeda a nuestros amigos italianos en Kitgum, en la casa de la diócesis; el cardenal de Nairobi ha afirmado públicamente que sin la presencia de los Memores Domini y de C.L. le faltaría algo a su ministerio. Las autoridades civiles y las organizaciones internacionales, independientemente de su credo, piden un incremento de nuestra presencia.
Peticiones
Programas AVSI
Relación de las peticiones de personal
BRASIL
Belo Horizonte: un licenciado en economía para actividades de producción y de formación.
Salvador Bahía: un/a asistente social con experiencia en trabajos en grupos.
NAMIBIA
Responsable de la realización del elemento «Water & Sanitation», con experiencia en organización y, construcción de sistemas de aprovisionamiento hidráulíco. Se requiere un ingeniero civil (de caminos) con especialidad en hidráulica y en hidrogeología. Conocimientos de inglés.
Responsable del sector agrícola con la tarea de enseñar la introducción de nuevas técnicas y tecnologías en la agricultura de climas áridos.
Se requiere un ingeniero agrónomo y conocimientos de inglés.
Emergencias y ayudas internacionales
Avsi busca médicos, enfermeros profesionales, expertos en logística disponibles para participar en breves misiones (alrededor de un mes) en programas de ayuda de emergencia y de sostenimiento del trabajo de las obras en el tercer mundo. Avsi busca también personas disponibles para colaborar en el trabajo de «Ayudas internacionales» para el envío de materiales de diverso tipo (maquinaria de producción, alimentos, medicinas, etc.) a las obras del tercer mundo.
Dirigirse a la CdO sede del Avsi de Milán - tfno. 07-39-2- 33107661
Es válida siempre la solicitud de Médicos disponibles para ir de misión, debido a los numerosos proyectos sanitarios en curso en África.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón