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Huellas N.02, Febrero 1993

BREVES

Cartas

Desde nuestra comunidad de Méjico nos llegan testimonios del trabajo de Escuela de comunidad.

Un evento que constituye al sujeto
El pensamiento de don Giussani me ha llevado a realizar una observación más profunda de lo que sucede a mi alrededor y en mí misma con respecto a la tremenda desintegración que vivimos en todas las áreas de nuestra vida per­sonal, cultural, social, etc. Se vive una gran confusión entre medios y fines: los fines no se explican como principios iluminadores que den sentido y los medios los converti­mos en fines, por lo que vivimos insatisfechos y perdidos en lo acci­dental. En las Instituciones Educativas se experimenta un vacío de criterio de unidad alrededor del cual se rea­lizan los proyectos y por lo tanto se busca más la satisfacción de los intereses particulares que los pro­yectos dirigidos al bien común.
Es urgente, pues, recuperar un «criterio de principio» desde el cual se tomen decisiones, se oriente nuestra tarea, se comprenda nuestra existencia.
Para los cristianos este principio unificador es el acontecimiento de Dios con nosotros, es la presencia de la realidad del Dios hecho hom­bre que propone al hombre su ori­gen, el sentido de su vida, su misión y su tarea.
Estrella Piastro
Profesora de Pedagogía en la Universidad Iberoamericana México, D.F.,
24 de febrero de 1993

Un yo unido
Siendo estudiante de Inge­niería, te das cuenta de que la mayo­ría de los estudiantes de esa área piensan que pueden pasar por la vida sin conocer a fondo su propia histo­ria y la de la sociedad. En mi Uni­versidad se preocupan por incluir materias del área de Sociología para complementar nuestra formación profesional. Precisamente durante una de estas clases de Introducción a las Ciencias Sociales estudiamos la Edad Media y justamente esa misma semana, en nuestro encuentro de Escuela de Comunidad habíamos leído el capítulo de Porque la Iglesia donde don Giussani habla precisa­mente de la forma de vida en aquella época. En mi clase todo el mundo hablaba de la Edad Media como de la época oscurantista causante de un gran retraso en el progreso de la sociedad. Realmente para mí era tris­te ver que la mayoría de los ingenie­ros vivirán siempre con esta idea. Decidí interrumpir la clase y tratar de expresar lo que realmente había pasado en aquella época, el sentido de pertenencia y la conciencia plena con la que se vivía. Por último con­cluí diciéndoles que intentar vivir la vida teniendo a Dios como punto de referencia no era tan malo como nos hacían creer hoy. La mayoría se que­daron asombrados, sin entender qui­zá mucho de mi comentario, pero al menos ya tienen en ellos una versión más verdadera sobre aquella etapa histórica. Mi profesor se asombró tanto de que yo me interesara por la historia que me preguntó si realmen­te pensaba que la carrera de Ingenie­ría era para mí. Le contesté que el hecho de querer ser ingeniero no tie­ne porque limitar en absoluto nuestro deseo de estar atentos a la realidad.
Lourdes Arreola
México, D.F.,
24 de febrero de 1993

Escucha
Oí la voz de un hombre que decía:
«... detente y mira... »
... yo, perdida en la barbarie
quise no escucharla,
pero la tristeza que en mí causó,
me hizo escuchar esa voz
que grita en el bosque
y que, con el susurro del viento,
se desvanecía...
Al momento reparé en que ese mur­mullo
era el de mi corazón carcomi­do,
entonces dije a ese hombre:
«... mi voz es sólo eso, es sólo mi voz, que se pierde y nadie escucha... »
Aquel hombre sólo me miró y dijo:
«... tu voz es mi voz».

Grito incesante
En el silencio inerte mi voz siento clamar en un desierto.
Sí, es el desierto
de mi desfallecida humanidad.
Pero en mi alma hay la certeza
de que hay Otro,
que me escucha
y yo sólo puedo gritarle que salve este instante,
que salve mi persona,
que haga surgir la luz en la oscuridad de esta noche callada,
que en la distancia de mi corazón
y mi humanidad
haya algo,
que al amanecer mi mirada
no sea de temor
y mi miedo no sea el fracaso.
Sólo este instante toma en cuenta, porque suelo olvidarlo todo,
y todo queda callado en mí cuando hay el grito incesante de mi yo.


Kira Iris Sam
Estudiante universitaria

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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