La seguridad del Hombre se funda en el carácter físico de una morada
Esta colecta, que corresponde al quinto domingo del tiempo ordinario, estaba asignada en el antiguo Misal romano al quinto domingo después de Epifanía, conservando así, incluso en la nueva ordenación litúrgica subsiguiente al Vaticano II la misma colocación dentro del desarrollo del año litúrgico, ya que el ciclo de los domingos del tiempo ordinario comienza precisamente tras la solemnidad del 6 de enero.
El texto parece haber sido elegido por la capacidad que tiene de describir muy sencillamente la eficacia de la actitud que el corazón cristiano recibe de la contemplación del misterio de la Encarnación, que domina la liturgia de la Iglesia desde Adviento hasta Epifanía.
El impulso de la petición y del fruto requerido abraza toda la colecta, incluyendo incluso la confesión de la certeza fundamental para el creyente: el único fundamento de nuestra esperanza es la Gracia que viene de ti.
Aunque el conjunto de la oración se caracteriza por el tema de la confianza, simple y filial, que la Iglesia tiene en su Señor, sostenida totalmente por la fe en la Gracia, y no ofrece, por tanto, grandes problemas de comprensión, es interesante sin embargo detenerse un poco analíticamente sobre la elección y el valor de algunos de los términos utilizados.
Sobre todo la expresión familia, con la que se designa a la Iglesia que reza: es conveniente desvelar el acento de extrema concreción con la que se piensa en la relación entre el Señor y los suyos, relación que justamente podemos describir como familiar (conciudadanos de los santos, familiares de Dios ... cfr. Ef 2, 19; la convivencia de Jesús con los Doce es el primero y más impresionante testimonio de ello), recordando el misterio de la paternidad de Dios y la filiación adoptiva que nos ha otorgado por Jesucristo, en el cual somos hijos en el Hijo. Junto a esto, debemos atender al tema de la casa, de la morada de Dios, tal y como ha sido descrito, con todo su realismo, por el Vaticano II (cfr. Lumen Gentium, n. 6). Sobre este carácter físico y material del cuerpo eclesial como lugar de la presencia de Dios insisten, acentuándolo, algunos términos que tienen su raíz en un vocabulario que requiere el abandono de todo espiritualismo abstracto: así confiar en el fundamento de la Gracia se expresa con el verbo innitor, que designa en primer lugar la acción de apoyarse, y el encontrar físicamente sostén en algo, junto a la protección que se pide como ayuda y se indica con el verbo munio, que evoca el tema de los muros que fortifican y defienden una ciudad del enemigo, término por tanto arquitectónico, ámbito al que no es extraño tampoco el sustantivo protectio que nace, como puede intuirse fácilmente, de la idea de prolongar el techo para proteger un edificio de la intemperie.
Por último merece la pena observar que la palabra latina pietas (traducida aquí por paternal bondad) es una expresión que designa normalmente la actitud religiosa de un hijo ante su padre. Aquí, en cambio, se le da una utilización original, atribuida al Padre, que probablemente encuentra su contenido y sus raíces cristianas en un fragmento de Pablo (1 Tim 3, 16). Aprendemos- entonces que la piedad del Padre, por la cual nos custodia y protege, es el misterio del acontecimiento de Jesucristo, tal y como se ha manifestado en la historia y permanece (continúa) en la concreción de su casa, que es la Iglesia.
NdT: La. traducción española ha omitido la referencia a la Gracia que contiene el texto latino, por lo que hemos traducido la versión italiana.
Vela, siempre con paternal bondad
a tu familia, Señor, y ya que el único fundamento
de nuestra esperanza
es la Gracia que viene de ti, ayúdanos
siempre con tu protección.
Por nuestro Señor...
Familiam tuam, queaesumus, Domine,
continua pietate custodi, ut, quae in sola
spe gratiae caelestis innititur, tua semper
protectione muniatur. Por Dominum...
Traducido por Gabriel Richi
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