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Huellas N.02, Febrero 1993

CL EN KENIA

Un hecho que viene de Dios

Luigi Ceriani

Así ha definido el cardenal de Nairobi la presencia del movimiento. Desde los cursos de formación profesional hasta la comunidad en la Universidad

¡Qué lejos está Kenia! Pero oyendo hablar a Marco Trevisan, que vive allí desde hace ya seis años, las distancias se anulan, porque se lee en sus ojos que su modo de vivir se origina en la misma fuente que el nuestro; fundamentalmente son la misma cosa, la misma historia alcan­zada quizás por caminos diferentes.
La historia de la presencia de Comunión y Liberación (en Kenia se llama Christ Communion and Life) en Kenia se inicia en 1986 cuando, en Nairobi, el padre Valerio de los Apóstoles de Jesús (una fraternidad de misioneros), pide por estima, con­fianza o "iluminación" que alguno de los Memores Domini le ayude a ser un punto de presencia y de testimonio cristiano en Kenia, en medio de los jóvenes "negros" que viven en la Universidad, en las escuelas, en los barrios suburbanos de las grandes ciudades.
Encontrado el móvil, se requiere el medio. Es decir, se trata de dar forma a esta pasión, de darle una consistencia operativa. Así nace, a través del AVSI, una hipótesis de proyecto para la construcción de escuelas taller que respondan a las exigencias de cualificación profesio­nal de los jóvenes de Nairobi.

Cursos de formación profesional
Marco y sus tres amigos se ponen en marcha. Después de un año ya se han organizado tres cursos: para car­pinteros, para electricistas y para mecánicos. El trabajo y el cansancio se empiezan a hacer notar pero los resultados no faltan. La financiación inicial, procedente del proyecto gubernamental, comienza a dar fru­tos. No solamente aumentan las ins­cripciones a los cursos, sino que también algunos de éstos dan lugar a verdaderas y auténticas fábricas, uni­dades de producción autónomas, administradas por un empresario. Esta iniciativa, que va desarrollándo­se y creciendo cada vez más, gusta y posibilita encontrarse con gente.
Los clientes y los agentes comer­ciales están satisfechos: los jóvenes en paro encuentran ocupación e ins­trucción, la Iglesia de Kenia los sigue con interés y simpatía. En fin, todo se configura como una obra sólida, dentro de una realidad en muchos aspectos difícil e indiferen­te, donde «los "negros" en conjunto te utilizan y los pocos residentes "blancos" son fundamentalmente personas que huyen de sus lugares de origen para rehacer su vida, ofus­cados por la idea de que Africa pue­da ser el golpe de suerte, la posibili­dad de hacerse rico fácilmente».
Pero dentro de todo esto, en la contingencia de las circunstancias cotidianas, en la vida de todos los días sucede otra cosa que trasciende la inteligencia y la adecuación de la simple propuesta didáctica o profe­sional. Los Memores entran en las escuelas, hacen las primeras Escuelas de comunidad, responden a quien, movido por la curiosidad, pregunta por las razones de tanto esfuerzo y de tan laudable buena voluntad.
Marco hace Escuela de comuni­dad desde hace tres años en la Togo­to school, una de las diez escuelas más prestigiosas de toda Kenia. Es una escuela femenina, profundamen­te británica y puritana, descarada­mente meritocrática ( en Kenia sólo los mejores diplomados tienen libre acceso a todas las facultades univer­sitarias). No es para estar contentos, el clima es el de mors tua, vita mea, todo se sacrifica en pos del estudio. Así son la escuela de Ngandu, la escuela de magisterio de Motuati y así también las universidades.
Una chica recientemente diplo­mada de la Togoto school, Boni, impresionada por la experiencia de C.L. comienza a contarla a los estu­diantes de la Kenyatta University, a pesar de saber ella misma poquísi­mo sobre el movimiento; así, en una carta suya escribe: «Lo que más me sorprendió fue la amistad que recibi­mos por parte de los italianos que nos propusieron el movimiento; en el tiempo, el significado del carisma del movimiento comenzó a desve­larse, ya no fue una mera amistad, sino una amistad con un significado, una amistad con Cristo en el centro. Somos personas con una meta común que se están ayudando mutuamente en el camino hacia su destino». Hoy, en la Kenyatta Uni­versity, en la Escuela de comunidad, participan con asiduidad unas treinta personas.

Reconocimiento
Aumentando el número de las personas crece también el deseo de que esta presencia se reconozca ofi­cialmente. Y esto es muy importante porque las Universidades de Kenia están estructuradas sobre el modelo de los colleges anglosajones: si no eres parte de un club, no tienes dere­cho a existir, no puedes disfrutar de todas las facilidades que la Universi­dad ofrece, no puedes utilizar ningún espacio para poderte encontrar con alguien, para hacer Escuela de comunidad, para proponer el movi­miento. Contar las modalidades y las originales estrategias que han adop­tado implicaría demasiado espacio. Baste saber que han sido necesarios tres años enteros para que Boni, John, Florence, Jane y los demás amigos consiguiesen su propósito, convenciendo incluso a su detractor más encarnizado: el capellán.
Vibra la vida en la Universidad y vibra en el trabajo. «Después de seis años -continúa Marco- aquellos tres cursos iniciales se han convertido en ocho; se han añadido: carpintería metálica, tipografía, informática, albañilería y un curso particular que se ocupa de salvaguardar artes tradicionales como tallar madera, trabajar sobre el cuero y la pintura sobre el tejido.
«Actualmente el complejo esco­lar y laboral en vías de construcción definitiva da ocupación de modo estable a unos cuarenta dependien­tes, regularmente remunerados, evi­denciando un congruente giro de asuntos e intereses».

El cardenal
Cuantos más frutos nacen más claro se vuelve el profundo vínculo y el origen de la presencia del movi­miento en Kenia. Con ocasión del décimo aniversario del reconoci­miento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación, y en concomitancia con la peregrinación a Lourdes celebrada el 17 de octu­bre, el movimiento en Kenia organi­zó una peregrinación de agradeci­miento al santuario de Nuestra Señora del Consuelo a la que fue invitado el cardenal Maurice Otun­ga, arzobispo de Nairobi. Y allí, con el trasfondo de las Ngong Hills, las verdes colinas de Africa cantadas por Hemingway, 300 personas participaron en la celebración de la Eucaristía y escucharon la homilía del cardenal quien, confirmando el camino empezado seis años atrás, quiso recordar que «la Fraternidad de Comunión y Liberación es una gracia que viene de lo alto»; que es «un carisma, un don del Espíritu Santo ... y todo carisma debe condu­cir a las personas, a todas las perso­nas que no conocen a Cristo o no creen en Él, a conocerlo y a amar­lo». Y continuó diciendo: «Os invito a uniros a mí para dar gracias a Dios, porque ha dado a la Iglesia este carisma, que atrae a sí a tanta gente que acepta acoger este desafío y que pueden hacer mucho por ellos mismos y, en consecuencia, por los demás. Además os invito a dar gra­cias a Dios por haber dado la posibi­lidad a personas que vivían este movimiento en Italia, de venir con nosotros aquí, a Kenia, a la Archi­diócesis de Nairobi, dándoles la fuerza para continuar el buen trabajo que actualmente están realizando, para que también otras personas puedan comenzar a ver la bondad laboriosa de esta experiencia». Y concluyó así: «Ahora yo estoy aquí con vosotros para confirmar el reco­nocimiento de la Fraternidad de Comunión y Liberación en la Archi­diócesis de Nairobi. Este es un hecho que viene de Dios ( ... ). Ahora a través de vosotros ha echado raíces incluso en Kenia y esto para vuestra santificación personal: ¡Que podáis hacer todo aquello que Dios os indi­que!».
El otro acontecimiento que ha marcado profundamente la vida de este año está representado por las vacaciones de los universitarios en Mombasa, donde una veintena de estudiantes vivieron juntos una experiencia intensa de vida cristia­na, a través de su trabajo de Escuela de comunidad, el juego, el canto y la reflexión.
Muchas otras cosas se podrían decir si Marco se comprometiese de nuevo a escribirlas en un diario, pero ahora debe irse, dentro de pocas horas partirá en avión hacia Mombasa y no ve la hora de poder abrazar de nuevo a los amigos. Ha contado todas estas cosas con entu­siasmo, con alegría, por el profundo
deseo de comunicar también a los demás la historia y el camino reco­rrido estos últimos años.
Ahora, decididamente, Kenia está más cerca...

Traducido por Paloma Galán

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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