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Huellas N.01, Enero 1993

CATECISMO

El cristianismo es un hecho

En un reciente coloquio público, el cardenal Joseph Ratzinger se ha dejado interrogar por el periodista italiano Vittorio Messori sobre el nuevo Catecismo de la Iglesia Cató­lica. Extraemos del texto íntegro que publica Il Sabato la respuesta de Ratzinger a una pregunta de Messori sobre si de verdad se inclu­ye una lista de nuevos pecados o nuevos exámenes de conciencia a los que deberán someterse los cató­licos.
«El cristianismo para nosotros es un punto fundamental, no es un moralismo. El cristianismo es una realidad. La realidad de una historia común entre Dios y el hombre, y en esta historia común, en la que prevalece el don de Dios, aprendemos a actuar como hombres. El cristianis­mo es un encuentro humanizante con Dios, donde el hombre aprende a ser hombre. En la estructura gene­ral del Catecismo tenemos cuatro elementos: lo que la Iglesia cree, celebra, vive y pide. Tenemos, por tanto, como elementos estructurales, el signo apostólico, los sacramentos, la moral y la oración. Controlando los porcentajes cuantitativos hemos observado que existe la misma pro­porción que ya existía en el Catecis­mo romano, elaborado por el Conci­lio de Trento. Más de dos tercios está reservado a fe, oración y sacra­mentos; menos de un tercio, a la moral. La moral se presenta en el contexto de la historia de Dios con la humanidad y de la revelación de Dios que se ofrece en la concreción, incluso corporal, de los sacramentos, de la comunión, de la Iglesia.
Esta moral, que naturalmente es parte de la fe, ya que la fe es siempre una praxis y no solo un conjunto de doc­trinas, no es una lista de pecados, sino que tiene como intención la de mostrar cómo se construye, en una perspectiva cristiana, la vida moral. La misma creación habla. Y la pala­bra de la creación es explícita en la alianza del Sinaí, en los diez manda­mientos, que expresan un mensaje profundo del corazón humano. Y después se hace carne en Jesús, que es la culminación (el sumun), de tal forma que la moral se convierte en algo mucho más sencillo. Es decir: amistad con el Señor, vivir con el Señor y como el Señor, caminar con Él. De nuevo todo esto se sinte­tiza en una palabra más sencilla: el doble amor de Dios y del hombre. Es esta la síntesis de toda moral, el resto es interpretación. Hemos presentado el marco de cómo se construye una vida moral, para después hacer explícito incluso la concreción (lo concreto) de este amor, que es el contenido de nues­tra amistad con Jesús. Por ello era importante no hablar de un cristia­nismo atemporal, sino de un cristia­nismo concreto y vivo en el presen­te (en el hoy). Se hace la siguiente objeción: la Iglesia católica (está obsesionada) tiene (tendría) la obsesión de la moral sexual, habla siempre de estos problemas. Noso­tros, no descuidando/olvidando la dimensión sexual del ser humano, queremos sin embargo demostrar que entre los diez mandamientos sólo uno se refiere a esta dimen­sión. Y que existen otras dimen­siones no menos importantes, como la ética política y social. No podíamos olvidar el grito que sur­ge del sufrimiento del Tercer mun­do, y no sólo de América Latina, sino también de África, de Asia. No podíamos olvidar la petición de justicia. ( ... )»

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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