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Huellas N.4/5, Abril 1992

CULTURA

El Fundamento de la libertad

Laura Cioni

La posición del filósofo romano frente a la del santo de Tarso. La diferencia es un hecho reconocido

LA TAREA de la Iglesia es, ante todo, anunciar el hecho de Cristo, no resolver los problemas de orden econó­mico o social. Malentendiendo esta afirmación se han dirigido a la Iglesia algunas objeciones; por ejemplo esa tan típica de que el acontecimiento cristiano no eliminó, al final del mundo antiguo, la institución de la esclavitud.
Comparamos dos textos coetáneos, uno del filósofo Séneca y otro de San Pablo, sobre el problema de la esclavi­tud, intentando captar las diferencias entre una concepción pagana, si bien elevada, de las relaciones entre los hombres y la novedad cristiana.
Afirma Séneca en su carta número 47 a Lucilio: «con gusto he sabido, de algunos procedentes de allí, que tienes un comportamiento muy cordial con tus esclavos. Esto habla de tu sabiduría y educación. "Pero",se repite continua­mente, "son esclavos". Antes que nada son hombres. Viven contigo, son tus humildes amigos. O mejor, son tus compañeros de esclavitud, si piensas que la fortuna tiene el mismo poder sobre ellos y sobre nosotros. ( ... ) Pien­sa que aquel a quien tu llamas esclavo es de tu misma naturaleza, goza del mismo cielo y, como tú, respira, vive, muere. ( ... ) En síntesis mi enseñanza es: trata a tu inferior como quisieras que tu superior te tratase».
Las consideraciones de Séneca, tan humanitarias para aquellos tiempos, se basan en el conocimiento de un posible cambio de suerte y, por tanto, es un motivo de prudencia, cuando no de oportunidad. En todo caso debemos reconocer que entran en juego otros elementos más desinteresados, como una concepción de igualdad. Pero basa­dos en un factor pesimista: la suerte tiene el mismo poder sobre los libres y sobre los esclavos. Lo cual tiene como consecuencia tratar al esclavo con equidad.
Veamos ahora las cartas de San Pablo y leamos en la dirigida a File­món: «Por lo cual, aunque tengo en Cristo plena libertad para mandarte lo que conviene, prefiero más bien rogar­te en nombre de la caridad, yo, este Pablo ya anciano, y además ahora pre­so por Cristo Jesús. Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo, que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para mí. Te lo devuelvo, a éste, mi propio corazón. Habría querido rete­nerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en estas cadenas que llevo por el Evangelio; mas, sin consultarte, no he querido hacer nada, para que esta buena acción tuya no fuera forzada sino voluntaria. Pues tal vez fue aleja­do de ti por algún tiempo, precisamente para que lo recuperaras para siempre, y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un herma­no querido en primer lugar para mí, pero cuánto más lo será para ti, no sólo como hombre, sino también como her­mano en el Señor. Por tanto, si me con­sideras como amigo acógele como a mí mismo. Y si en algo te ha ofendido o algo te debe ponlo todo a mi cuenta. Yo Pablo de mi puño lo escribo: yo te lo pagaré».
La novedad de esta posición aparece con evidencia en esta breve nota de recomendación. Y se fundamenta en el hecho, por otra parte explicitado, de
que en la nueva creación inaugurada por Cristo ya no hay ni esclavo ni libre, sino una única pertenencia al Señor (cfr. también 1 Cor 12,13; Col 3,22-25).
Onésimo se había escapado de su amo Filemón y ahora este último es invitado a volver a acoger al fugitivo, que entre tanto se había hecho cristia­no, como a un hermano en Cristo. Ya no estamos ante una invocación, aun­que sea noble, a la sabiduría y a la jus­ticia humana, sino ante un hecho que se impone: el de la fundamental liber­tad y unidad en Cristo del libre y del esclavo, de las que se hace depender el reclamo a un comportamiento nuevo. Esta es una premisa para el cambio en el futuro. También para el cambio de la institución de la esclavitud.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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