La preocupación principal del Santo Padre se centra en las consecuencias de esta guerra absurda sobre la población del Oriente Medio, la presencia de las comunidades cristianas en la región, el diálogo entre Oriente y Occidente y las relaciones entre Islam y Cristianismo.
«Nuestra mayor preocupación con respecto al futuro es que estos pueblos, como consecuencia directa de la guerra, puedan llegar a contraponerse aún más y ser más enemigos en lugar de caminar hacia una comprensión y una solidaridad universal...
Todas las intervenciones de la Iglesia acerca de la guerra y también de mi persona, mi ministerio en esta materia, provienen de esta preocupación principal».
Juan Pablo 11, 14 de Febrero, a los párrocos de Roma.
Nosotros cristianos del mundo árabe, pocos en número y desconocidos por muchos de nuestros hermanos de Occidente, hemos tenido todos la misma reacción entusiasta al conocer la decisión del Papa. Hemos percibido que la catolicidad de la Iglesia prevalecía sobre los esquemas de quien aún identifica el cristianismo con la postura de los países occidentales».
Monseñor Teissier, Argelia.
«También mi país sufre mucho por las consecuencias de la guerra. La pobreza crece. Todo el dinero gastado en misiles y en el mantenimiento de las tropas hubiera sido mejor utilizado para aliviar la miseria que existe en nuestra región».
El Patriarca de los coptos católicos de Alejandría de Egipto.
«No hemos sido partidarios en absoluto de la guerra del Golfo. Las controversias internacionales deben encontrar su solución a través del diálogo, bajo los auspicios de las Naciones Unidas».
El Patriarca greco-melquita católico de Damasco.
«Para vosotros occidentales Sadam Husein es una especie de demonio ... para muchos de mis fieles palestinos se había convertido, sin embargo, en un héroe, en el último recurso para obligar al. mundo a ocuparse de ellos, a no olvidar que también ellos tienen derecho a una patria».
El Arzobispo greco-melquita de Aman.
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