La iniciativa de un grupo de estudiantes de la Facultad de Medicina de Milán. Cinco años de encuentros, una compañía guiada que introduce a los estudiantes del primer año a la nueva realidad
El aspirante a ingresar en la facultad de Medicina, que sueña con una bata blanca y una profesión fascinante, se encuentra inmediatamente con una realidad que puede desalentar: para ser admitidos en la Facultad es necesario superar un examen de ingreso. Y no es fácil comprender cómo hay que prepararse para esta prueba. Hace cinco años, algunos amigos del Clu pensaron hacer algo que ayudara a los candidatos a prepararse para el examen y organizaron un pre-curso, el Pre-post, completamente gratuito y abierto a todos los estudiantes. Así nació una obra que se ha convertido en una forma de presencia y de encuentro en la Universidad.
Por qué hacemos el Pre-curso? No hacen falta muchas disertaciones para explicarlo. Francesca, durante una reunión organizativa, testimonió así el motivo : «Cuando llegué a la universidad, encontré unos rostros precisos que me acogieron; ahora quiero hacer el pre-curso para que también les suceda a los demás lo que a mí me ha sucedido». El encuentro con Jesucristo presente permite que vivamos nuestra vida con más alegría y gusto, sin dejar de lado ninguna exigencia o dificultad. De no ser así, el riesgo es sobrevivir, sobre todo en la vida universitaria, que a menudo sofoca el ímpetu original del corazón de personas que, unos meses después, ya se han endurecido por la fatiga del estudio y por el ritmo que la facultad impone. El gusto de vida nuevo que experimentamos, nos empuja a comunicar a todos aquello que vivimos. Gianfranco, un estudiante que se ha matriculado este año en el pre-curso, nos comenta: «Normalmente cuando conozco a alguien intento no vincularme mucho a él por miedo de tenerme que separar antes o después. Pero... ¡con vosotros no ha sido posible! Os habéis convertido en amigos míos y me estáis ayudando sin que yo os lo haya pedido. Vosotros no nos ayudaréis únicamente ahora, ¿verdad? Espero poder aprobar el test para que este año me enseñéis cómo situarme ante el estudio y ante la universidad. Enseñadme un método». Ahora Gianfranco viene a la Escuela de Comunidad.
Debido al pre-curso, del cuatro al ocho de septiembre, un centenar de estudiantes de medicina se han transformado en profesores, técnicos de sonido, secretarios y hasta cocineros, cantantes y músicos. Pero vayamos por orden. El pre-curso, organizado en colaboración con la facultad, dura cinco días. Las clases son impartidas por docentes universitarios o profesores de instituto y se complementan con clases de prácticas, dadas por estudiantes de la facultad. Los participantes, más de mil, tienen a su disposición apuntes que contienen todos los temas. El último día se realiza un simulacro de examen con el fin de verificar la calidad de la preparación. El ritmo es intenso y la organización laboriosa: preparar los apuntes, contactar con los profesores y estar preparados para responder todo tipo de preguntas. Algunos profesores de nuestra facultad nos han felicitado por la organización e incluso el Rector nos ha visitado y se ha quedado sorprendido por la seriedad del servicio de orden y la vivacidad de las clases prácticas: hasta el vigilar un aula, para garantizar el desarrollo de un gesto «bello», se ha convertido en ocasión de conocer a muchos de estos estudiantes. También es natural que surjan relaciones entre clase y clase. Algunas personas se conocen sólo de cinco minutos, otras se van nada más acabar las clases; sin embargo, con alguno la relación se profundiza, como con Stefania, quien nos ha confiado: «Cuando habláis de las cosas de la Escuela de Comunidad no entiendo nada, sin embargo, una amistad como la vuestra, no la había visto nunca .... ¡pero siempre la había deseado!».
Junto al aparato didáctico han surgido, además, otras iniciativas: la proyección de una película, un partido de fútbol, una comida y una fiesta con canciones, bailes, y dos "cenas para los del primer año". La belleza que experimentamos nos mueve cada año a renovar esta iniciativa que proponemos a todo el que se matricula en nuestra facultad. Esta forma fascinante e inesperada de ayudarse a afrontar el estudio ha hecho decir a un chico: «Espero aprobar el test así tal vez el año próximo podré estar con vosotros haciendo el pre-curso para los nuevos candidatos». Finalmente, no podemos dejar de aludir a la amistad sencilla y concreta, que ha nacido con algunas personas como Daniela, que ha empezado a hacer Escuela de Comunidad, o Margherita que, no habiendo aprobado el examen, nos ha pedido que le presentemos a nuestros amigos de Matemáticas...
(Traducido por Paloma Galán)
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