Historia de Bob, famoso pediatra de Tampa, y de la compañía surgida en torno a él. Kevin y su entrenador: la lucha libre y la Escuela de comunidad
Hay lugares donde la experiencia cristiana comienza sin que exista ningún factor previo, sin que exista nada que la favorezca, sino simplemente impacta el corazón de las personas. Se puede objetar que esto, en el fondo, pasa siempre, pero hay sitios donde, dadas las circunstancias, parece más milagroso. Así es en Florida. Sueño de muchos como lugar de vacaciones: blancas playas interminables, palmeras, el inmenso azul del océano ... Pero Florida no sólo es esto. Al contrario. No es una noticia que se lea en los periódicos, pero la situación juvenil es comparable a la brasileña en cuestión de degradación humana. La única diferencia en este caso está ... en el dinero que aquí, a diferencia de las favelas sudamericanas, no falta. Pero es la única riqueza que los jóvenes tienen. Así es normal que ya a los once años conozcan la droga -ya sea porque la consumen ya sea porque la venden- y la criminalidad más o menos organizada; los casos de madres-niñas están a la orden del día. En todo esto la familia es una entidad casi desconocida. Estamos bien lejos de los paraísos idílicos compuestos de «soap-opera» y rutas turísticas. Todo es muestra de un probar experiencias nuevas que esconden el vacío. La escuela, en este sentido, es de muy poca ayuda: los datos sobre el abandono son preocupantes. A lo más que llega es a proponer un rígido moralismo "hipócrita", aceptado exteriormente durante cinco días; luego, en el fin de semana, los jóvenes se encuentran solos o como mucho, en el mejor de los casos, en compañía de la televisión o se dejan llevar por desenfrenos alocados.
En este desierto existencial ha nacido un amistad que, teniendo presente todos estos elementos, ha logrado crear relaciones nuevas entre las personas. Ha nacido así la comunidad de Tampa.
Leyendo una revista...
Bob es un asentado pediatra de Tampa. Su historia comenzó hace casi ocho años. En una revista, Bob lee algo sobre un extraño movimiento que propone la fe como respuesta a lo humano. Es lo que siempre ha buscado. Es la respuesta a sus preguntas. Se las ingenia para encontrar la dirección de alguno que le pueda dar más información. Finalmente encuentra el paradero de los «cielinos» de Boston. Le impresionan algunos libros de don Giussani, pero no es suficiente. Es necesario encontrar a alguien. Algunos amigos de Boston vuelan a Tampa para conocerle. Entiende que ese es su camino aunque vive a miles de kilómetros de distancia, no sólo de los amigos italianos, sino también de los mismos americanos. En 1988 tiene lugar el encuentro con don Giussani en Nueva York. Con el tiempo decide verificar la hipótesis de adherirse a la experiencia de los Memores Domini. Al inicio su único consuelo y guía son los libros de don Giussani, una correspondencia y una amistad "a distancia". Pero inexorablemente la experiencia del movimiento, además de no dejar nunca solos, crea una compañía, hace florecer frutos inesperados. En torno a Bob ha empezado a formarse un grupo de chavales. Este médico que está con ellos, que juega con ellos, que se implica en sus intereses, que estudia con ellos, que les invita a su casa, tiene un acento distinto. Sus vecinos sospechan algo. Así ha nacido el primer núcleo de bachilleres, algo que se dicen los amigos, unos a otros, y que lleva a implicarse; en cada encuentro de Escuela de comunidad encuentras personas distintas con historias distintas, con experiencias a veces devastadoras como la droga. Alguno viene una vez, luego nunca más. Cada uno lleva sus propios deseos, los propios intereses, nada se deja fuera. Kevin, que hoy se puede decir que es el «capo» de los Bachilleres en Tampa, es uno de aquellos que, además de permanecer, se ha implicado totalmente. Kevin, de hecho, está en los primeros puestos de las clasificaciones americanas de lucha libre, es una auténtica promesa del deporte de las barras y estrellas. ¿ Y quién es el médico del equipo? Necesito decirlo, precisamente Bob.
Escuela de comunidad, en el estadio
Así sucede que cuando Kevin debe participar en una competición en el mismo día de la Escuela de comunidad ... toda la comunidad le sigue para animarlo, suscitando la simpatía y la curiosidad de los espectadores, sobre todo, en Steve el entrenador, que en un primer momento pensaba que era la familia de Kevin -quizás un poco numerosa y fuera de los esquemas- y que, habiendo descubierto luego que eran sólo amigos, ha querido conocerlos y desde aquel día ha empezado a ir a Escuela de comunidad.
También la madre de Kevin, Mercedes, se ha implicado en la vida de la comunidad. En su casa siempre hay algo preparado para los amigos de su hijo. A ella se dirigen todos para pedirle que rece por alguna intención particular, porque, como a menudo repite: «Estando en casa todo el día tengo tiempo para rezar por todos, lo que hace más gustosas las tareas cotidianas».
Es costumbre americana, según el principio de la libertad de elección, que no se bauticen a los niños de pequeños. Cuando sean mayores -se dice-, cuando hayan desarrollado la facultad de pensar, entonces decidiran. Dentro de esta compañía no son infrecuentes, por tanto, los bautizos de adolescentes. Ultimamente Derrick, Brooke y Amanda han recibido este sacramento. Estos chavales, que han crecido bajo el sol de Florida, son distintos y, aunque nacidos en América, crecen de forma distinta de los estereotipos divulgados por el cine y la televisión.
Los encuentros de Bob no se reducen sólo a los jóvenes. Es un imán que atrae también en su ambiente de trabajo. De hecho, siendo profesor asistente en la Universidad y estimado pediatra que no esconde su pertenencia a la Iglesia, es invitado a intervenir en mesas redondas y debates. En uno de estos encuentros, hace años, estaba Joe que, impresionado por las palabras de Bob, se presentó al final de la conferencia diciéndole: «Lo que has dicho es lo que desde hace tiempo tengo en el corazón y en la mente, pero que nunca he conseguido explicitarlo de forma tan clara como te lo he oído decir a ti». Desde aquel encuentro un nuevo amigo se ha añadido al grupo de CL.
Bajo las palmeras se mueve un poco de viento en Tampa. Dentro de la normalidad de la vida cotidiana ha sido arañado el barniz dorado de la civilización americana, definida por un rigorismo moralista e individualista, a través de un encuentro con rostro preciso. Como dice Bob, a menudo: «De hecho, yo no hago nada, es el Señor que se sirve de mí, de todos nosotros para hacerse encontrar. Por esta razón nos apasiona tanto la vida aquí en Tampa».
Querido don Gíussaní,
Quiero contarle lo que me ha sucedído y que me ha hecho muy felíz. Kevín, el chaval de dieciocho años que lleva la Escuela de comunidad de bachílleres de Tampa y que ha venído conmígo a las vacacíones de bachilleres del Instítuto Berchet el verano pasado, ha partícípado en un retíro de los estudiantes de la escuela de los Jesuitas que él recuenta. Uno de los maestros me ha dícho que Kevin ha llevado «algo» al retiro, algo que nunca se había dado antes. Me ha contado que no sólo los estudíantes, síno tambíén los profesores han aprendído mucho de lo que ha dicho Kevín. Lo que expresaba Kevín íba mucho más allá de la «madurez» de un joven de dieciocho años. «Bob, no te puedes nisiquíera ímaginar qué grande ha sido ver a Kevin decir delante de cuarenta campaneros de escuela que Cristo es lo más importante de la vida». Se puede decir sinceramente que he visto suceder un milagro ante de mis ojos: la gracia de su carisma ha tocado a este joven y lo ha camiado de tal manera que él ahora está en condiciones de dar a los otos lo que él ha recibido.
Este hecho es un signo para mi vocación. En el pasado siempre me he imaginado mi futuro en una familia con muchos hijos. De vez en cuando, cuando atiendo en mi clínica a los niños experimento un poco de tristeza cuando pienso que no tendré ninguno mío. Sin embargo, el hecho de ser amigo de Kevin y de los otros jóvenes de Tampa me muestra cómo es posible una paternidad espiritual y cómo la vocación a la virginidad tiene una fecundidad que nunca había pensado que fuera posible. A través de esto he empezado a experimentar el ciento por uno aquí. Hace poco tiempo la comunidad de Tampa ha ido de peregrinación al santuario de «Nuestra Señora de la Leche», el santuario mariano más antiguo de los Estados Unidos. Ofrecimos la misa por usted y por el movimiento. Que todos nosotros podamos ser instrumentos más dignos para la gloria de Cristo.
Con afecto filial Bob
Llaves y llaveros
América, la maravillosa. O al menos así es llamada: tierra de oportunidad, de amor fraterno, del anticonformismo más exasperado, donde todo es posible, donde todo se puede intentar ... pero, en realidad, es el país de la homologación al poder. Es la tierra donde las estadísticas a menudo regulan la cabeza de la gente, donde sobre todo, el deseo de felicidad verdadera parece adormecido o, peor aún, reducido a una serie de cosas que hay que tener: el coche, el dinero, la carrera ... y luego la nada. Porque la felicidad, aun teniendo todas estas cosas, no llega.
Aprovechando su estancia en Italia, hemos hablado con Kevin, joven de dieciocho años que reside en Tampa. Este muchacho es campeón de lucha libre y empieza este año la universidad, en la Facultad de Ciencias de la Educación.
En el contexto social en el. que vives, ¿qué se propone?
La única alternativa parece ser una serie de teorías abstractas, una serie de reglas moralistas que soportar. El problema de la felicidad del hombre no se tiene ni siquiera en consideración. La imagen del catolicismo en América se ha corrompido, llegando a ser precisamente aquello que se quería combatir: un moralismo camuflado de valores filosóficos, un organización de élite accesible solamente a personas "moralmente" superiores. Han sido olvidadas las raíces católicas de nuestro país. Esto ha generado una aversión hacia la Iglesia, sobre todo entre los jóvenes. ¿Cómo te va a interesar ir a la iglesia para oír que todo lo que haces, lo que deseas (el coche, el dinero, etc.) está equivocado, pero luego no se te propone nada? Cuando sales de la iglesia tienes que pensar en tu vida; si mis deseos no son verdaderos ¿quién me dice dónde está el camino?¿Quién me hace encontrar la respuesta a mi vida, a mí? Como mucho te invitan a encuentros sobre la Biblia. Es más importante la palabra de la carne, porque Cristo no está, no es encontrable. Me vendría a decir, como "palabra" abstracta. La situación americana reproduce la de Roma de los primeros cristianos con una diferencia: Cristo ha sido superado. Estoy casi tentado de afirmar que muchos americanos viven la Iglesia ... protestante.
Pero ¿qué te ha sucedido a ti?
En medio de todo esto es un milagro -en sentido literal del término- que uno se convierta, es decir, que encuentres a Cristo como respuesta a las propias exigencias. Para mí ha sucedido a través del encuentro con Bob, con la experiencia de CL. Por primera vez he visto que el cristianismo tenía que ver con cada aspecto de mi vida, nada se censura ... ni siquiera mi pasión por la lucha libre, por el rock duro. A propósito, una vez que Bob nos llevaba a un concierto el sacerdote le ha dicho que no valía la pena - no valía la pena perder el tiempo con nosotros- porque, según él, ¡no teníamos todavía alma! En un primer momento pensaba que el grupo de mis amigos me rechazaría por haberme hecho católico, por un momento me parecía tener una doble vida. Una cosa, sin embargo, era clara para mí: yo quería vivir a Cristo en todo aquello que hacía. Así ha sucedido que mis amigos en vez de rechazarme han comenzado a venir a la Escuela de comunidad, a seguirme porque me veían más leal, más feliz.
Volviendo al problema americano...
Te lo explico con un ejemplo. A mi parecer la construcción de una verdadera fe católica puede ser comparada con la edificación de una catedral. Cada arquitecto sabe que no puede empezar desde la punta de la torre y seguir hacia abajo, sino que hay que empezar por los cimientos, con el barro y los ladrillos, por lo concreto. Con la perspectiva de la belleza lo que antes era sólo un lugar pedregoso y olvidado, espera ser recompuesto. El problema de muchos católicos americanos puede ser definido de este modo: creen que el vértice de la catedral es la respuesta a nuestra exigencia de felicidad y que sólo a través de la coherencia - a través de un conjunto de reglas- podemos construir y alcanzar el ápice de la torre. América ha pretendido alcanzar directamente la cima. Pero ¿cómo pueden ser positivas las respuestas si es olvidada la exigencia de nuestra felicidad? Sólo de un modo se puede alcanzar la verdadera fe católica: a través de un encuentro, a través de la conciencia de las preguntas que están detrás de la respuesta, nuestra felicidad. Nuestra felicidad es una cerradura bloqueada en cada uno de nosotros, que tiene necesidad de una presencia externa que nos dé la llave para abrirla. Podemos intentar romperla, hacerla estallar o hasta usar otras llaves, pero sólo una es la adecuada: la que está colgada en el llavero de Cristo.
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