Cuatro intelectuales laicos en torno a un libro de teologia. El miércoles 28 de octubre, la Biblioteca de Autores Cristianos presentaba en Madrid Dar Testimonio. La presencia de los cristianos en la sociedad actual. El autor, JAVIER Mª PRADES LÓPEZ, se rodeó de una original compañía para someter a juicio el contenido del libro. A los 17 años, Prades tuvo un encuentro con Cristo que cambió su vida. Ya adulto y sacerdote, rector de la Universidad San Dámaso, reconoce que “Cien veces que naciera, cien veces desearía que se repitiese”
Lleno hasta la bandera. Casi tantas personas en la Fundación Rafael del Pino como páginas tiene el libro que Prades presentaba, y no son pocas. Representantes del mundo empresarial y laboral, profesores y otros profesionales, eclesiásticos, periodistas, pero también mucha gente de a pie. Muchos amigos originales, como los de la mesa, en la que estaban, con el autor, el sociólogo Víctor Pérez Díaz y la filósofa y feminista Amelia Valcárcel (ambos colaboradores de El País), el catedrático de fe judía Jon Juaristi y el científico del Centro Superior de Investigaciones Científicas, Juan José Gómez Cadenas. Cuatro figuras de la vida social, pública, cultural española de primer orden y ninguna identificada particularmente con la Iglesia o lo cristiano. Javier había elegido como portada del libro un dibujo de Chillida, una palma abierta: «Me sugiere tres cosas: una mano tendida, una mano que pide ayuda y una mano que se abre para rezar». Significados que pueden interesar a cualquiera, hombre o mujer, en la búsqueda de la verdad.
Nada más y nada menos. Fue quizá Gómez Cadenas el que puso el dedo en la llaga: «Hay cien mil millones de galaxias... el universo tiene 14.000 millones de años, uno se queda asombrado. Yo me maravillo todos los días ante la belleza incomparable del universo y ha sido una frase citada de Ratzinger –”La pretensión del cristianismo es (¡nada más y nada menos!) medirse con la verdad”– la que me ha llevado a leer el libro». Qué apertura. Al científico le admira que Javier Prades busque el sentido de la vida, sin preocuparse de otras cosas más de moda, como tener seguidores en las redes sociales. «Risto Mejide cuenta con 1.800.000 de ellos por escribir el libro “Consejos para construir tu propia marca”», refiere con una sonrisa.
«Vosotros ponéis la mesa…». Amelia Valcárcel –Prades confiesa que ha aprendido a referirse a “hombres y mujeres”, no solo a los hombres en general, gracias a ella– fue generosa al reconocer el valor académico del recorrido del libro por la historia de la filosofía. Con cierta ironía humorística subrayaba: «Es solvente. Conoce bien casi todo de lo que habla». La filósofa situó generosamente al autor «en la estela de la gran teología del siglo XX», y reconoció que el libro «se ocupa de desafíos verdaderos y fortísimos, como es el de formular la universalidad de lo particular cristiano». No le doró la píldora, sin embargo. Muy pícaramente aludió a su crítica del racionalismo: «Los teólogos hablan de la estrechez del racionalismo y se quedan tan anchos». Sin embargo, en este caso, el autor ha hecho el esfuerzo de recorrer ampliamente la historia de la filosofía «y así ha tendido puentes». Tampoco dejó de insistir sobre la forma en que justificaba la universalidad del cristianismo, a diferencia de otras posiciones: «Vosotros ponéis la mesa…».
En una condición humana compartida. Esta visión plural también se reflejó en la intervención del sociólogo Víctor Pérez Díaz, que tuvo que ser leída en su ausencia. «Los cristianos –apuntó– tenemos que entender que el largo proceso secular y fenómenos como la emigración nos han situado en una sociedad multicultural, en una condición humana compartida». A su juicio, «hay que discernir, no condenar, para ayudar a evolucionar». Emocionaba su reivindicación del testimonio sincero entre los hombres: «El testimonio implica una actitud moral –abierta o recelosa– entre quien da y quien recibe. A ninguno nos gusta que nos engañen y creo que tampoco engañar».
A Jon Juaristi le gustó subrayar la hermandad entre cristianismo y judaísmo, porque ambos valoran al testimonio y al testigo como fuentes históricas de un hecho. Recordó que los clásicos –Platón, Aristóteles– apenas daban valor al testimonio y que Tucídides llegaba a aseverar que «no se puede creer en nada si uno no ha estado presente en el acontecimiento». Hasta el siglo XVI, indicó, no se plantea el testimonio como fuente histórica.
Pero dejemos ahora a sus amigos y vayamos a Javier Prades y su presentación. «Los teólogos –nos dijo– a pesar de las apariencias no se ocupan de cuestiones puramente hipotéticas, como el famoso sexo de los ángeles, sino que piensan sobre la revelación efectivamente acontecida». Empezó con una confesión vibrante: «Las cuestiones de este libro son para mí de vida o muerte». De una forma tranquila y humilde reclamó la pertinencia del debate sobre el testimonio en una sociedad en que existe la tendencia a identificar religión con intolerancia o violencia, cuando el cristianismo precisamente se acredita por su disponibilidad a hacer el bien, servir, cuidar la vida, buscar a los pobres y moribundos, como en el caso de Cáritas durante la reciente crisis. Por eso da que pensar.
Lo que ilumina la razón. Prades no retrocedió ante las provocaciones inteligentes de Valcárcel; reivindicó la pretensión universal del cristianismo, que nace de un encuentro particular: «Encontrarte con alguien no es simplemente poner en fila argumentos demostrativos. Es ver a otro y ver cómo vive, reconociendo una correspondencia tan profunda como para quedarse en silencio y desear lo que vive el otro. El cristianismo afirma una libre intervención de Dios en la historia y no simplemente una argumentación deductiva. Ahora bien, sería absurdo renunciar a percibir la correspondencia racional con lo gratuitamente encontrado. Lo encontrado ilumina la razón. El testimonio de Cristo da que pensar sobre amor, muerte, felicidad, más acá, más allá… y cambia la vida».
Al final quedó manifiesta la actualidad y pertinencia del libro Dar testimonio, porque solo del encuentro con el testigo nace la fe, como le pasó al propio Prades. Corresponde ahora a sus lectores verificar la verdad de lo que cuenta y aceptar o no su testimonio razonado. Desde luego, algo tienen el autor y su experiencia porque han roto los moldes de una presentación al uso, con contertulios bien distintos a él y aceptando un diálogo completamente abierto. Fue una bonita experiencia de razón y libertad.
TESTIMONIOS
Víctor Pérez Díaz. «El largo proceso secular y fenómenos como la emigración nos han situado en una sociedad multicultural, en una condición humana compartida. El testimonio implica una actitud moral entre quien da y quien recibe»
Amelia Valcárcel. «El libro se ocupa de desafíos verdaderos y fortísimos, como es el de formular la universalidad de lo particular cristiano»
Juan José Gómez Cadenas. «Hay cien mil millones de galaxias... Yo me maravillo todos los días ante la belleza del universo y “el cristianismo tiene la pretensión de medirse con la verdad”. ¡Nada más y nada menos! Esta frase me ha llevado a leer el libro entero»
Jon Juaristi. «Los clásicos apenas daban valor al testimonio. Tucídides llegaba a aseverar que “no se puede creer en nada si uno no ha estado presente en el acontecimiento”»
EL LIBRO
El autor reivindica en este libro el papel decisivo del testimonio para comunicar la fe. Por eso, explica que investigarlo es un modo de contribuir a la necesidad de comprender la tarea que le toca a la Iglesia en las sociedades plurales de Occidente, tanto en el orden de la reflexión teológica como de la vida pastoral.
El autor, para introducir el tema, en la primera parte del libro se sitúa en el presente: cómo es la situación en nuestros días y el cristianismo en la sociedad actual.
La tarea teológica de explicar qué es el testimonio, qué significó en la Sagrada Escritura y en el magisterio conciliar y posconciliar, es el tema de la segunda parte del libro.
En la tercera parte, se centra en el diálogo con la cultura, es decir, ahonda en la “credibilidad” del hecho testimonial de Jesucristo y de la Iglesia.
La cuarta parte ofrece las nuevas perspectivas filosófico-teológicas y recuerda cómo el testimonio ha sido el modo histórico de comunicación de la verdad divina.
El libro se completa con una amplia bibliografía y el prólogo que firma el cardenal Fernando Sebastián.
Dar testimonio.
La presencia de los cristianos en la sociedad plural
Editorial BAC
pp. 504 - 25,00 €
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón