HUELLAS EN UNA OFICINA DE MÉRIDA
Desde el pasado mes de diciembre asumí la responsabilidad de Huellas en Mérida. Al principio lo hice sólo como una cuestión operativa u organizativa, pero aconteció que por múltiples motivos no pudimos vender en la iglesia del San Luis los números de abril y mayo, donde solemos hacerlo mensualmente entre los adultos, jóvenes trabajadores y universitarios. Al ver que las revistas seguían allí, comencé a ofrecerlas en mi oficina a las personas que iban, al principio mi idea era sólo venderlas, pero luego comenzó a transformarse en una ocasión para proponer el camino que estoy haciendo en el movimiento desde hace quince años. Les hablaba de lo valioso de la revista, les hacía comentarios sobre algunos artículos y esto me hacía tener que leerla para poder decirles de qué trataba cada uno de los números. Una persona llegó y, al verla, comentó que la había estado buscando, no sólo compró para él cada uno de los números exhibidos, sino que además se las obsequió a sus contadoras diciéndoles lo valioso de la revista. Me dijo que iba a buscarla todos los principios de mes. Otra persona que sólo se había llevado un número, cuando volvió a ir y vio que tenía también el número de mayo pidió prestado al amigo que lo acompañaba para comprarla y comenzamos a hablar sobre algunos testimonios que aparecían sobre el Papa Francisco. En otra ocasión una señora que estuvo en la oficina tomó la revista y me dijo que la compraría para ayudarme a venderla; entonces le comenté que no la estaba vendiendo para ayudarme a mí, sino para que fuera de ayuda en su vida. Me di cuenta de que lo importante no era que me quedaran números, sino que lo que proponía era importante para mí y por ende para todos los que iban a mi oficina. Durante mucho tiempo pensé que dentro de mi oficina era difícil proponer el camino que estaba haciendo e inclusive que mi responsabilidad con Huellas era una cuestión pequeña. Sin embargo, a partir de la realidad que tenía frente a mí y de una conversación con el Padre Leonardo, se me hizo evidente que lo que vivo es tan verdadero para mi vida que me lleva a proponerlo a otros. Además, he entendido que no existen responsabilidades pequeñas ante los ojos de Cristo. He comprobado el valor de la revista como un instrumento valioso para proponer la experiencia de fe que vivo y del camino que sigo a pesar de toda la fragilidad y dificultades que pueda tener. El modo de proponer a Cristo ha pasado de ser una planificación o una cuestión estratégica a ser mucho más simple: parte de mi adhesión a la realidad y a la verdad del camino que estoy haciendo junto a mis amigos.
Martín, Mérida (Venezuela)
VACACIONES EN CANARIAS / 1
LO PRIMERO PARA VIVIR
Los amigos de CL organizaron unas vacaciones en un hotel del sur de la Isla de Tenerife. Yo acudí trayendo mi preocupación, mi dolor, pretendiendo que me lo solucionaran, que me dieran la fórmula para resolver mis problemas. Pero, a través de los momentos de palabra que tuvimos, me di cuenta de que para mí, la fe no es lo primero. No es mi principal preocupación cómo me relaciono con el Misterio bueno de Dios. Y yo creía que sí, pues, rezo, preparo la Escuela de comunidad, hago caritativa… Pero no. Para mí Jesús de Nazaret viene después de un desafecto, de un rechazo, de un error… Los testimonios de tres mujeres que miran de frente el despido laboral, la enfermedad de sus hijas y el acogimiento familiar, con la conciencia de que este es el modo en que Dios les atrae hacia Él, me ha cambiado. ¿Transfigurados o tristes? Es una provocación cuando oigo decir que el Señor es el único que construye partiendo de nuestro sí, y esto nos permite estar delante de nuestra vida. Seríamos unos 60 amigos de todas las edades, desde bebés a abuelos, que fuimos cuidados cada instante, en la preparación de los cantos, las excursiones, la Eucaristía, los vídeos, los juegos. Los juegos fueron un reclamo para el resto de los turistas del hotel, algunos nos acompañaron de espectadores; y ya en las piscinas, rebosábamos de alegría, de tal manera que hubo quien se acercó para preguntar quiénes éramos, de dónde veníamos. Simplemente amigos de la isla y algunos de la península.
Cristina, Tenerife (España)
VACACIONES EN CANARIAS / 2
“LO MISMO” QUE ME CAUTIVÓ ENTONCES
Después del fin de semana que tuvimos con Carrón en la sierra madrileña al que acudí muy necesitada por la situación personal que estaba pasando y en unas condiciones deplorables, volví a casa con un renovado atractivo hacia el carisma que me alcanzó allá por la Pascua de 1994. De nuevo experimenté la correspondencia imposible y me encontré deseosa y necesitada de tener eso mismo en Tenerife. Al volver del ARE, decidí apuntarme a las vacaciones aunque estaba fuera de plazo (tuvieron la caridad de admitirme). Fue muy importarte para mí la invitación que me hizo Vicente y el modo en que me la hizo, respetando mi libertad y, sobre todo, el momento en el que me encontraba. En la página 23 de los Ejercicios de la Fraternidad, Julián retoma un texto de don Gius que se titula “Algo que se da antes”, donde dice: «El toparse con una realidad humana diferente es algo que se da antes, no solo al comienzo sino en todos los momentos que siguen a este comienzo [...] El fenómeno inicial [...] está destinado a ser el mismo fenómeno inicial y original de cada momento del desarrollo. [...] El factor original, y permanente, es el impacto con una realidad humana diferente». En otro lugar del texto, dice don Gius: «Es necesario que vuelva a suceder lo que ha sucedido en el principio: no “como” ha sucedido en el principio sino “lo que” sucedió en el principio: el impacto con una diversidad humana en la cual el mismo acontecimiento que la ha movido en el origen, se renueva». Esta es la experiencia que yo he hecho en las vacaciones. Estábamos la “viejas glorias”, alguna de las “ancestrales glorias”, los “últimos”, incluso un matrimonio de nuestros primeros bachilleres con sus hijas. La forma, el cuidado de los gestos, la unidad entre nosotros, con gente con la que no tengo una relación cotidiana, el contenido de las vacaciones, la frescura de los “viejos” y “ancestros” y de los “últimos”, los juegos, la montaña... Cada día me iba a la cama agradecida porque Él había acontecido de mil formas, y cada mañana me levantaba deseosa como una mendiga esperando lo que iba a suceder en el día. El signo más evidente de esta experiencia llamada correspondencia imposible son las ganas que me dieron de tomar la guitarra, de cantar, de dirigir, de aportar mi granito de arena a la belleza que abundaba delante de mis ojos y eso ha sido un milagro, amigos; tanto es así, que ni mi mal ha podido frenar ese ímpetu.
Marga, Tenerife (España)
VACACIONES DE LA MASELLA / 1
AMADA, PARA NO CONFORMARME CON MENOS
Conozco el movimiento a través de las conversaciones que mantenemos mi amiga Pilar y yo. Son cenas con conversaciones libres, sugerentes, atrevidas, conversaciones no convencionales, conversaciones para vivir. Soy una privilegiada y lo agradezco. Yo siempre la escuchaba atenta, sorprendida, aunque no siempre ha sido así. Desde adolescentes las dos amigas tomamos caminos distintos, y en el mío, lo que debía hacer para ser feliz estaba previsto sin espacio para preguntas. Pilar siempre estuvo sorprendentemente cerca cumpliendo una bella oración que una vez escuché dirigida a la Virgen: «Madre quiéreme cuando más lo necesite... que será cuando menos lo merezca». Pues bien, con ella esta petición se hizo carne. Fui a las vacaciones de la Masella movida por una sed de encontrarme con Jesús, “dame a Jesús”, y cargada de necesidades, de preguntas que yo misma desconocía. En apariencia mi vida es normal, las cosas externamente me van bien, aunque personalmente esté en un momento decisivo para mí. ¿Qué pasó allí? Aún no sé el alcance de esos preciosos días en la montaña donde el contexto, fue sugerente, bello, a la vez que me sentía extraña. Le contaba a un nuevo amigo que no han sido unas vacaciones cómodas. Cada testimonio, los encuentros, las actividades, las conversaciones, el coro... me provocaban, me retaban. El Misterio no es cómodo. Fui entendiendo con lágrimas de emoción a través de los encuentros, que Él no quería que me conformara con una humanidad vivida a medias, que la amistad tiene un valor sacramental, que mi corazón está bien hecho, y que en mis deseos y necesidades habla Cristo. En mi corazón, como en un sagrario, vive Él en mí. Mirar la realidad de frente y sin adornos forma parte del camino. «Saber quién soy, lo que valgo (para Él)», en palabras de un cura sabio y amigo. Intuyo que hay mucha tarea por delante pero ahora el reto es caminar libre, porque Él ha muerto por mí y no quiere que me conforme con menos.
Carmen, Córdoba (España)
VACACIONES DE LA MASELLA / 2
CUANDO EL DESEO SE CONCRETA
Los últimos meses han sido de mucho trabajo, de hacer inversiones y apretarse bastante el cinturón, además de estar viviendo una situación dolorosa en mi casa. Pero en todo esto vuelvo a constatar que Dios no me deja solo. Como siempre, un amigo está ahí para decir: vente a las vacaciones. La propuesta. El deseo. Y los problemas que salen o me pongo: las fechas eran malas porque tenía trabajo, dinero no tenía para poderlo pagar, tema de transporte, el que me había invitado casi a última hora no puede ir... Me desperté pronto para hacer la inscripción e ingresar parte del dinero y esperar que el tiempo dijera si iba o no. Cuando todo parecía que era muy difícil el poder ir, se fue arreglando cada una de las cosas. Parecía que Dios quería que fuera, pero ¡vaya mareo! Intenté no ponerme yo más pegas aún. Dos frases en mi pensamiento todo el rato: el lema del último EncuentroMadrid y la intervención de Julián en la Jornada de Apertura de curso en la que insistía en que todo era para un paso de maduración. Y un deseo: el de realmente disfrutar y ver qué quería regalarme el Señor. En la carta para las vacaciones estaba el reclamo de poner delante el deseo con el que llegábamos a las vacaciones. Me costó días concretarlo y me parecía muy general, pero era que esos días merecieran la pena, que pudiera verlo a Él en las vacaciones. Dejándome sorprender. Y así lo fui comprobando: en mis compañeros de habitación, en los que conocía en el comedor, en la belleza de la marcha por la montaña hasta el pico, en una invitación a tomar algo y saber de mi vida... y luego el dejarme hacer en los juegos, en los cantos (sigue en mi corazón ese último canto de Manto de Azucenas). Me he sorprendido volviendo con ganas de contarles a los amigos con los que ahora comparto más mi vida en Salamanca lo que me han supuesto las vacaciones. Les voy a contar mi necesidad de no concebirme solo, sino en esta compañía partiendo de la realidad en la que ahora Dios me ha puesto. En definitiva, en estas vacaciones he querido poner una atención muy grande hacia las cosas. He comprobado que la fe cristiana es un camino de la mirada, y que me la juego completamente en el reconocimiento de la presencia de Cristo. Quizás para alguno de vosotros sea un paso ya superado, pero de verdad que para mí ver la presencia de Dios en mi vida no se me hace últimamente tan sencillo en el día a día. Por eso reconozco que, dentro de lo desastre que soy, necesito una compañía que me eduque y en la que pueda aprender cómo crecer en la relación con Cristo.
Fidel, Salamanca (España)
VACACIONES DE LA MASELLA / 3
el camino de la MIRADA
Ante todo, gracias, amigos, por vuestra caridad de favorecer en Masella un lugar de ese excepcional encuentro, siempre imprevisto, con el Señor. Aunque para muchos de nosotros se trata siempre de un reconocimiento, nos ayudasteis mucho a pensar la fe cristiana en clave de asombro y de camino de la mirada, como ya dijera Ignace de la Potterie, que fue repetido en la JMJ de Colonia, y últimamente citado también en el nº 30 de la Lumen Fidei. Allí en los Pirineos no quisimos dejar de mirar todo con más certeza y afecto, con más realismo, sin que se nos escapara nada. Queríamos seguir creciendo en cristiano, porque nos dimos más cuenta que cada día nos la jugamos en ese camino. Se nos pidió fijarnos también en quien miraba, o deseaba mirar, así por primera vez. Y lo vimos. Todo el paisaje diurno (maravilla de montaña) y nocturno (cielo estrellado) fue una provocación para el agradecimiento y el asombro. En los momentos de palabra, testimonio, juego y canto allí estaba Él con Su presencia cercana. Cristo tomaba nuestra carne para hacerse presente a otros que estaban a nuestro lado. A nosotros también nos pasaba lo mismo al exponernos a los demás. El deseo y la esperanza de seguirle, el vencimiento de la dificultad en entender, el dolor y la prueba que podrían impedirlo, se veían conseguidos cuando se ponía en acto la primacía, en cada uno, de Su amor y gracia. Cuando se hacía prevalecer Su voluntad, operante en cada momento, frente a nuestros propios prejuicios y proyectos todo cambiaba.
Hemos visto cómo la fe se hacía camino ante nuestros ojos, y cómo aumentaba nuestro deseo de aprender a mirar con otros que iban más delante. Desde Toledo, mi mujer y yo, junto con nuestras hijas y algunos amigos, necesitamos de vuestra compañía para poder mirar, respirar y hacer memoria de Cristo. No queremos renunciar a pertenecer a un lugar donde Él nos ensancha cada día más el corazón, que no conoce preferencias, secretismos ni élites de ningún tipo. Con el Papa Francisco, con Julián y con Nacho, y en Masella con José Miguel, especialmente, nos damos cuenta de la necesaria conversión, que el verdadero poder es el servicio, que el Movimiento soy yo y eres tú cada día, y que avanzamos o retrocedemos cada vez que nos medimos en la verdad que nos hace libres y la urgencia de la caridad en la acogida al hermano, unos con otros.
El trabajo que se nos pide cada día se juega en cada momento, con la conciencia de una libertad plena, y siempre pendientes de rendir ante el Señor nuestra vida.
Luis Javier, Toledo (España)
MEETING DE RÍMINI / 1
UNA ALEGRÍA QUE NO DEJA NADA AL AZAR
La feria abre a las once, pero ya desde las ocho y media se puede observar un constante trajinar de voluntarios preparándose para las intensas horas de trabajo que les esperan. A las once en punto comienza a sonar “Corre el río”, parte de una imponente ópera rusa de esas que te alegran el corazón solo con escucharla, y la gente comienza a entrar casi en silencio al principio, y aquella música nos hace preguntarnos cada mañana por qué estamos allí. Paseando por el Meeting de Rímini, haciendo fotos, reconociendo rostros de amigos, escuchando testimonios, no puedo menos que pensar que así sería la vida de los primeros cristianos. Una vida llena de certeza, de alegría a cada paso, de atención, de amistades verdaderas, de momentos sorprendentes y llenos de amor y de belleza.
Mateo, un amigo de Le Marche decía: «Es impresionante mirar a las personas, parece que van sin rumbo perdidos en la masa que cada día viene a la feria, pero si miras sus rostros con atención te das cuenta de que todo el mundo sabe hacia dónde va». Mateo ha estado trabajando de voluntario en el Internacional Meeting Point, y ha conocido gente de todo el mundo. «¿Cómo es posible estar tan feliz con gente que no conoces? Estoy seguro de que formamos parte de algo grande, de una compañía que hace que podamos ser amigos. Y la única manera de explicar lo que veo es la presencia de Cristo». Se respira alegría por los poros, una alegría que te hace posible el levantarse de madrugada para ir a limpiar los suelos, una alegría que llena de fuerza y de belleza el “Bella tu sei qual sole” cantado a la Virgen al final de una misa de voluntarios, una alegría que lleva a un grupito de universitarios a ir de puesto en puesto con una guitarra cantando a las nueve de la mañana, una alegría que no deja nada al azar, ni una pincelada en la pared más escondida del último de los restaurantes. ¿Cómo es posible que exista un lugar así? Un lugar en el que crece el interés por conocer, donde el estar de pie siete horas haciendo hamburguesas se convierte en un placer, donde es raro no ver a la gente sonreír, donde la gratuidad lo es todo y nadie está solo. Donde miles de jóvenes van a ver exposiciones y a escuchar testimonios sin que nadie les obligue, y el estudiar la historia del régimen soviético para guiar una muestra es cien veces mejor que ir a tomar el sol a la playa. Marta y sus amigas hablaban de ir a hacer turismo a San Marino después del turno de trabajo en la piadineria, pero a Marta no le convence, empieza a gustarle el ambiente de aquel lugar que pisa por primera vez, «me estoy enamorando de toda esta gente», comenta. Su amigo Mariano viene también por primera vez fiándose de su hermana, «es mejor de lo que me habían contado o que me había imaginado. Conoces a gente muy fácilmente porque de verdad les interesa tu vida». Ojalá pueda seguir gritando “Emergenza uomo” cada día de mi vida. Porque como bien decía Emilia Guarnieri – presidenta del Meeting de Rímini – en uno de los encuentros: «La naturaleza del hombre puede ser anestesiada, pero puesto que está hecha de deseo y libertad no podrá ser nunca arrancada de cuajo de nuestro corazón. Por eso buscamos en la vida lo que corresponde a este deseo». Como a mí me ha sucedido estos días.
Kenia, Madrid (España)
MEETING DE RÍMINI / 2
UN TRABAJO SORPRENDENTE
Marco, Camilla, Teresa, Gabrielle, Marta, Mariana, Lorenzo, Constanza, Alessandro, Belén, Matu, Simona, Marta, Giacomo. A las ocho se levantan. Unos suben al coche, otros al autobús. Todos tienen cara de cansancio. Llevan un polo gris y llevan colgado del cuello una cinta amarilla con una tarjeta que dice “voluntario”. Entran en la cocina a las nueve y salen a las cuatro. Algunos están trabajando, otros terminando o empezando la universidad y en mi caso terminando el colegio. Llevaba varios años queriendo ser voluntaria. Me movía la envidia. En otras ediciones del Meeting la alegría contagiosa de los voluntarios era lo que más me había sorprendido. El primer día de trabajo entré en una cocina extraña en la que había rostros desconocidos. A lo largo de la semana la cocina se convirtió en un sitio familiar. Sabía que al llegar tenía que cortar la rucola y a las once encender las planchas. Picar la carne y meterla en el horno. Partir los tomates y ponerles pan rallado por encima. Untar nutella. Prepararme para la avalancha de gente que venía a mediodía. Al terminar dejarlo todo limpio. Esta rutina tenía rostros que dejaron de ser desconocidos. Lorenzo y Gabriele llegaban y después de preguntarte cómo estabas se ponían a partir prosciutto. Marta se encargaba de las piadinas de nutella y no paraba de preguntar sobre nosotros, nuestra vida o por qué estábamos allí. Camilla venía siempre a ayudarme con lo que estuviera haciendo y juntas aprendíamos: yo, italiano y ella, español. Belén hacía lo que hubiese que hacer sin quejarse o escaquearse. Giulia iba tatareando o cantando a todos lados. En la barra estaban preparados para recibir a los clientes con una sonrisa Marta, Constanza, Giacomo, Chicca. Félix andaba de un lado para otro con un diccionario. Ale el jefe de la cocina nos llamaba la atención si la tensión inicial por hacer bien el trabajo decaía. Marco, el segundo jefe de cocina, se preocupaba de comprarnos agua y fruta para comer. También cocinaba para que no comiésemos todos los días piadinas. Pietro era la alegría de la cocina con sus bromas. ¿Qué te motiva para ir a trabajar a pesar del cansancio? ¿Por qué la cocina funcionaba a pesar ser primerizos en el oficio? ¿Por qué las relaciones entre nosotros eran tan bonitas? Marta y Teresa me dijeron que se querían llevar a casa a estos amigos que habían hecho. Mientras trabajamos nos contábamos nuestras historias unos a otros. Sin excepción había un punto en común en todos los que estábamos allí. Alguien nos había mirado de una forma especial o nos había tratado de una forma inmerecida. Nos habían acompañado sin conocernos. Al principio o al final de nuestro turno de trabajo rezábamos juntos. En este momento yo reconocía el regalo que se me había hecho en mi vida y se me seguía haciendo en el Meeting. El “come stai?” de Lorenzo. El beso de Cami cuando me veía por la mañana. La comida que nos preparaba Marco. Las preguntas de Marta. La sonrisa de Constanza y de Giulia. Esos rostros me mostraban el amor infinito de Cristo. Sonrío y canto porque me siento querida.
Ana, Madrid (España)
A CZESTOCHOVA / 1
NECESITABA QUE MI FE CRECIESE
Este año ha sido muy duro para mí, tanto en los estudios con selectividad como en el ámbito familiar. Aun así mi verano había empezado genial. Primero el viaje a Malta con mis compañeros, luego de pinche en el campamento de Peguerinos y, por último, el campamento en los Picos de Europa. Sin embargo, casi ninguno de mis amigos venía a la peregrinación a Czestochova. Por otro lado, me habían admitido en la carrera que yo quería, por lista de espera, y estaba muy contenta. En mi opinión, prácticamente no necesitaba pedir por nada, no me apetecía ir a la peregrinación y me parecía que fiarme de la gente que me lo había propuesto había sido una de mis peores decisiones (aunque yo siempre que me he fiado de estas personas he salido ganando). Pero ahora, no puedo decir lo mismo. La peregrinación a la Virgen de Czestochova ha sido una de las mejores experiencias que he tenido. Han sido diez días de peregrinación duros, en los que nos hemos enfadado, hemos jugado, hemos rezado, hemos caminado... Además, tenía la necesidad de darme continuamente razones por las que estar ahí (no siempre me parecía tenerlas durante el camino). Lo decía la carta de Carrón a los peregrinos: «No podrás aplazar la peregrinación hasta mañana porque estés cansado y falten todavía treinta kilómetros, no se te permitirá distraerte haciendo otra cosa, porque debes caminar, no puedes quedarte parado. ¡Esto significa crecer “a través” de las circunstancias! Por ello debes darte constantemente razones de por qué caminas. Este es el valor pedagógico de un gesto como la peregrinación, que hacéis libremente, no es algo que se impone o sufre». He de confesaros que yo necesito que continuamente me estén recordando las cosas, como lo hacían todos los amigos que nos acompañaban durante los días, o Luis Miguel que me ha ayudado mucho durante la peregrinación recordándonos la carta de Carrón y las palabras de don Giussani: «La vida como vocación es caminar a través de las circunstancias, que son el modo en el que Dios se nos revela». Muchísimas situaciones me han superado, me he enfadado, alguna cosa no ha salido como yo quería, pero siempre he encontrado durante estos extraordinarios días algo urgente y más grande que ellas que las ha dado sentido y me ha permitido entenderlas. Me he ido encontrando con personas concretas que me han mirado de una forma excepcional. Mis miedos desaparecieron ya el primer día, en Cracovia. Me he sentido querida de una forma infinita que ni siquiera me merezco y, sin embargo, ¿quién no desea sentirse querido así? Pedir a la Virgen durante la peregrinación, para mí fue algo necesario. Necesitaba pedir por mis amigos, mi familia, por mí, pero sobre todo porque mi fe creciera. Necesitaba que mi fe creciese sobre todo en aquellos momentos, tanto de la peregrinación como de la vida, que me resultaban difíciles y cansados. Sobre esto puedo afirmar que durante estos días he experimentado lo que es la fe, el reconocimiento de una Presencia que está presente en cualquier momento de nuestras vidas.
Beatriz, Madrid (España)
A CZESTOCHOVA / 2
LA SONRISA MÁS VERDADERA
Me apunté para ir a Czestochowa porque me fie de mi novia, María. Si no, no habría ido ni loco por dos razones: me parecía un lío enorme que exigía preparar un montón de cosas y además llegaba a Polonia con un deseo enorme de estar a mil por hora y de estar feliz, que para eso me levanto. Desde que llegué me sorprendieron muchas cosas, pero empiezo con la que más me conmovió. Ocurrió en los inteligentes descansos del camino cuando, después de comer, todos jugábamos y al veros me daba cuenta de que estábamos vivos y a tope. Era lo que yo quería y todavía me sorprende como algo tan sencillo me sirvió tanto. La compañía fue extraordinaria. Sobre todo me quedo con la relación con los chicos. Lo que me pasó es muy sencillo. Yo estoy acostumbrado a que las cosas serias las hablo o con mi novia o con mis mejores amigas, pero con los tíos rara vez hablaba de algo de verdad; o fútbol o tías. Lo más serio que hacíamos era estudiar y esto me preocupaba mucho. En Polonia ha sido increíble ver cómo por un lado nos reíamos jugando al “mentiroso” y demás, pero por otro lado estábamos a tope cuando rezábamos el rosario o teníamos que leer los textos de Carrón. Esto es lo que me emociona, que ya sé que tengo amigos, pero para todo no sólo para estar de risa. En cuanto a las chicas he conocido a alguna que sabía que estaba pero pasaba de ella y a las que conocía las he cuidado más, lo que me hacía sentir fenomenal porque veía que les sacaba una sonrisa en la cara, y esto para un animal como yo no tiene precio. Durante toda la peregrinación he sido consciente de que soy muy querido por Cristo y por la Virgen. Sobre todo cuando llegamos y de rodillas cantamos Non nobis, me salió la sonrisa más verdadera de toda mi vida y me hizo volver a casa diciendo únicamente la palabra “gracias”.
Pablo, Madrid (España)
Un adios lleno de paz
MI MADRE ME LLEVA A DECIR “TÚ”
La habitación estaba en silencio. Un silencio lleno. Su presencia lo llenaba todo. Era un presencia llena de preguntas. El sol, ya en el ocaso sonaba a despedida. Despedida triste, adiós sincero, llegada grande. Su presencia era la de una enferma, la de un dolor que la hacia sufrir, las gotas que llevaban a la despedida, también llevaban a una vida nueva. Yo la miraba, era una mirada llena de impotencia, o tal vez no. No la puedo curar, pero si puedo compartir con ella lo más grande que encontré, a ti Jesús. Qué regalo tan grande poder reunirnos en tu nombre. Era una mirada llena de ilusión, no una ilusión ilusa, más bien una ilusión, una alegría de afecto, de encuentro, de despedida para encontrar lo que verdaderamente llena de paz, de vida, de luz. Así de misteriosa, de grande, de preciosa fue nuestra despedida, por un segundo se despidió de nosotros con un “hasta pronto” y se marchó. Era mi madre. Es mi madre. Gracias Señor, qué grande es la vida y qué grande eres tú. Yo, traicionero como siempre, mentiroso, pobre y con las manos vacías, Tú grande, muy grande, lleno de ternura, de luz, de abrazo, de perdón. Gracias por poder vivir este adiós con tu compañía, en esta comunidad de Santa María de la Esperanza. Nunca encontré nada mejor que a ti y a tu presencia carnal a mi lado, el reto continúa, el camino no se ha acabado, todo lo contrario, continúa, lleno de ti, lleno de ella que ya descansa en ti. Gracias por acompañarnos en esta despedida triste, pero ciertamente alegre, porque estás Tú.
Ernesto, Alcobendas / Madrid (España)
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón