«Aquí tienes la sensación de que alguien y algo te estaba esperando». Aunque vengas de otro ambiente cultural. EUGENIO MAZZARELLA, filósofo y ex diputado del Partido Democrático, cuenta lo que ha visto en Rímini. Y lanza el desafío: «Decid la verdad al hombre de hoy, ante todo viviéndola»
Eugenio Mazzarella, de 62 años, es filósofo además de profesor de Filosofía. Especialista en Heidegger y autor agudo de ensayos de hermenéutica, ha investigado también las relaciones entre pensamiento filosófico y religión. Se nota en cómo pesa las palabras que pronuncia y que a menudo toman una forma poética, nunca banal. Ha sido también diputado del PD (Partido Democrático de izquierda), elegido en la pasada legislatura para la región de la Campania. Su artículo, a finales del Meeting 2013, publicado el 24 de agosto en el periódico L’Unitá, ligado a su partido, con el título: «¿Qué está cambiando en Comunión y Liberación?», es uno de los más penetrantes e interesantes comentarios de la prensa sobre el evento de Rímini. Hablamos sobre este artículo con él para los lectores de Huellas.
Usted dice: «Cuando vas al Meeting tienes la sensación de que alguien y algo te estaba esperando, no eres un “número” más de visita». ¿Qué le ha llevado a hacer esta observación?
El sentimiento de acogida que se te transmite: la gente te sonríe y no te sientes como alguien que ha pagado una entrada. Eres acogido con alegría, notas en el otro el placer de conocerte, de ver caras nuevas. En definitiva es un modo en que hay una cortesía recíproca, es una sensación intuitiva muy específica. Hablarse, debatir, sucede dentro de este clima: diría una gentileza al mismo tiempo natural y que impregna el ambiente.
Y que sin embargo, dice usted, no puede interpretarse sólo en términos “intimistas”, consoladores…
Puede ser consolador detenerse en esto. Referirse a la experiencia, importante, de relaciones, de comunidad, sólo como respuesta a la soledad acaba siendo incompleto. Sin duda hay una soledad que vive cada uno de nosotros, que por lo demás es característica de una sociedad en crisis como la nuestra, pero no quisiera caer en una relato meramente consolador. El impacto con el Meeting contiene realmente una provocación existencial que deja algo de incompleto.
Plantea una pregunta…
Simplificando, podríamos decir que la provocación existencial que produce este clima es la siguiente: ¿no se puede vivir así cada día? Como si la experiencia te invitase a dar un paso en el que lo que cambia eres tú. En este sentido, los que participan en el Meeting de Rímini quieren en realidad comunicar un cambio interior, una aproximación diferente a la construcción cotidiana que constituye el trabajo y la vida pública. Quiere transmitir la idea de que cuando un acaecimiento sucede en una persona es importante para la vida social. Es una potente provocación existencial, que interroga a cada uno.
Una provocación que se vuelve, por tanto, política…
Ese es el siguiente paso. Si sales fuera, por un instante, de esta profunda provocación existencial, que es aún central, te das cuenta de que un pueblo sale a escena. Un pueblo que en Rímini no es sólo italiano, porque hay una respiración internacional. Pero es también una parte importante de la historia y de la cultura italiana. Entonces, sin quitar nada a la dimensión global, es una parte del pueblo italiano que vive en una red de personas, familias, estructuras de compromiso social, que constituye un ejemplo práctico de subsidiariedad. La actuación de un principio que podríamos definir así: una sociedad que se ayuda e intenta hacer por sí misma, como es justo, sin esperar el remedio del estado. Una parte de la Italia horizontal que todavía funciona. Un tejido que todavía no ha sido arrancado del todo por la crisis.
Y sin embargo siempre hay una relación con la verticalidad del poder político. Usted habla en l’Unità de la búsqueda de «una representación adecuada».
Sí, porque siempre está el dilema de relacionarse con una estructura política institucional que debería facilitar la vida de esta presencia horizontal. Se advierte la necesidad de que esta subsidiariedad que se vive no sea traicionada por la política y sus instituciones. No está dicho y no se proclama lo que se debe hacer, pero emerge una fuerte pregunta acerca de la delegación en la política. Sobre cómo la autoridad política puede volver a ser autorizada.
En estos últimos tres años, reduciendo la cuestión, podríamos decir que la búsqueda de una correcta delegación en política parece haberse orientado en la línea de Napolitano y Letta…
Por volver a la imagen de antes: el espectáculo del pueblo del Meeting en Rímini, el desvelarse de la sociedad horizontal, ha sido acogido por los vértices institucionales del país. No es casual que en 2011 Giorgio Napolitano haya indicado precisamente en Rímini un camino de verdad, de salida solidaria, de esfuerzo de unidad, de cohesión para los italianos. Y no ha sido casual que en su discurso en Montecitorio, con ocasión de su excepcional segunda toma de posesión, después de su reelección a la presidencia, haya recordado explícitamente las palabras pronunciadas en el Meeting. Enrico Letta se ha situado en esta línea. El problema, si acaso, es si toda clase política está dispuesta a recibir hasta el fondo está indicación autorizada.
Usted encara además una cuestión, por así decir, “interna” en la reflexión del Meeting, que lee en términos filosóficos como relación con la historia: hegemonía en oposición al testimonio. ¿Por qué es un tema decisivo?
Julián Carrón ha vuelto a una gran preocupación que me parece entender tenía ya don Luigi Giussani hace treinta años: el riesgo de que CL prevaleciese el elemento organizativo y que se construyese sobre él una posición política y social. Cosa que empalidece la verdadera cuestión: el cambio interior que trata de penetrar en la experiencia, en todo aspecto de la vida, y se convierte en testimonio. He citado en l’Unitá a Andrea Emo, un pensador muy interesante y que Giussani citaba para decir: tened cuidado, la experiencia de la Iglesia, la experiencia de CL, no puede ser cortesana de la historia, menos aún de la crónica política.
En sintonía con la predicación del papa Francisco…
El rumbo que Carrón indica en el movimiento recuperando a don Giussani está fundamentalmente en sintonía con la idea de Iglesia que Francisco está delineando. Podríamos sintetizar el corazón de la cuestión así: decid la verdad al hombre de hoy, pero no enunciándola, ante todo viviéndola, con el testimonio existencial, saliendo de los recintos, fecundando la sociedad y la historia alrededor de vosotros, sin preocuparos enseguida por las consecuencias. Decid la verdad a las periferias del mundo pero también a las periferias existenciales. Empezando por vosotros mismos. Verdaderamente somos iguales que los demás cuando abandonamos el horizonte del testimonio de Cristo, o por lo menos de amor al hombre. Nosotros mismos nos convertimos en periferia del mundo y de la historia.
HAN DICHO
LEV DODIN guionista y dramaturgo
Creo que el teatro expresa muy bien el sentido de la vida, porque el hombre no existe sin la relación con los demás (…). Por eso hacen falta tantos actores muy buenos, cada uno de los cuales sepa que es el actor principal. Ninguno dirá de sí: «¿Sabes? Yo en esta vida no soy el protagonista, soy una comparsa», ninguno lo diría jamás. Y los grandes autores, los grandes escritores, no tienen personajes secundarios.
CLAIRE LY escritora y profesora de Budismo
Un día, en el campo de prisioneros, hablé al Dios de los occidentales: «Estás arriba, verás entonces que soy una mujer fuerte, deberías aplaudirme». Pero no hubo aplausos. El silencio no fue sólo una ausencia de rumor, sino una ausencia habitada. Ese silencio me haría capaz de entender el sufrimiento de los otros. En este encuentro con el Dios de los occidentales, podría decir que Dios se hizo presencia en el mal.
SALVATORE ABBRUZZESE profesor de Sociología de la religión, Universidad de Trento
A una modernidad reducida a la cultura de lo cotidiano (…), Giussani replica con un sujeto que se descubre constantemente en relación, con un afecto que lo define, le desvela el significado real, le indica el camino para el que está hecho. Don Giussani irrumpe en lo cotidiano, dominado por la mezquindad del mal y recuperado a través de las míseras banalidades del consumo y del tiempo libre, para hacer de él el lugar donde se vuelve a encontrar el sentido de la existencia.
MARCO BERSANELLI profesor de Astrofísica
Mi trabajo científico aumenta la perspectiva de la fe. La naturaleza, la creación, es signo del Misterio. ¿Qué es la ciencia si no capturar nuevos signos, descubrir más hasta qué punto esto es cierto? Y en cambio la fe es la perspectiva en la que cualquier respuesta parcial se entiende que es parcial, no nos contenta, es siempre una apertura hacia el más allá. Es una audacia de la razón.
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