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Huellas N.1, Enero 2013

BREVES

Cartas

a cargo de Carmen Giussani

EL MÍSERO PRINCIPILLO Y EL EMPERADOR LEGÍTIMO
La otra semana, hablé del noviazgo y la pareja con un amigo que conocí este año en la facultad. Hacía poco que había terminado con su novia después de varios años, y estaba, en realidad, contento: sentía que se había quitado un peso de encima. Sin embargo, después de charlarlo un poco más, me confesó que se sentía ansioso por encontrar otra pareja y tener un proyecto de vida con otra persona. Me contaba que hacía poco tiempo había conocido a otra chica, pero que todo se esfumó rápido. Esto empeoraba su ansiedad. Y yo, queriendo darle algunas palabras de aliento para que fuera más paciente, pues encontraría otra persona y cosas por el estilo, me encontré con que no podía seguir hablando sin plantearle qué es lo que realmente deseamos, en el fondo, verdaderamente. Él mismo, después de algunos intercambios de ideas, me decía que la cuestión está en saber si las cosas «pasan por azar o hay Alguien detrás de todo». En una de las últimas Escuelas de comunidad, el Padre Miguel había mencionado que podemos malinterpretar el deseo más profundo que tenemos, reducir lo que el hombre realmente desea. Y esto me ayudó muchísimo. Me hizo pensar que si bien yo me caso el año que viene, si dijera que eso es todo lo que deseo, entonces estaría empobreciendo ya mi futuro matrimonio. Si dijera que todo lo que deseo es a mi futura esposa, estaría ya condenando mi amor hacia ella a algo enfermizo. Sólo cuando de verdad entiendo lo que más mi corazón anhela, y hacia eso lo dirijo, mi matrimonio y el amor se hacen verdaderos. Es imposible que el matrimonio sea para siempre si el matrimonio es lo más importante de mi vida. Es imposible que ame a una persona como el Señor nos dice, si esa persona lo es todo en mi vida. Y pensar que C. S. Lewis, en Los cuatro amores, hablaba de esto con esa claridad y, al mismo tiempo, agudeza que lo caracterizaba: «No se necesita ir tan lejos para refutar la presunción de divinidad en que tan fácilmente caen nuestros amores: el hecho de que, sin la ayuda de Dios, ni siquiera pueden permanecer siendo lo que son y cumplir lo que prometen demuestra que no son merecedores de tomar Su lugar. ¿Para qué demostrar que un mísero principillo no es el emperador legítimo cuando, sin el apoyo del emperador, ni siquiera puede conservar ese trono de segundo orden y mantener la paz durante medio año en su pequeño feudo? Aun por su propio bien, los amores deben someterse a ser cosas secundarias si han de seguir siendo lo que desean ser. En este yugo radica su verdadera libertad: son “más altos cuando se doblegan”». Y me alegré de descubrir esto. Y en verdad estoy inmensamente agradecido de haberlos conocido a todos, de que se me haya propuesto este camino para seguir, de haberme encontrado con el carisma de don Giussani.
Milton, Santa Fe (Argentina)

SABER POR EXPERIENCIA
Durante la semana estuve preparando un examen extraordinario que tengo que presentar en enero. Es sobre un sociólogo que se llama Emile Durkheim, y revisé un texto que habla sobre el suicidio. Me llamó muchísimo la atención lo siguiente: para él, hay un tipo de suicidio en la sociedad que le llama “anómico”, porque no es consecuencia de ninguna causa social, “no es normal” pues, ya que observa que en muchos momentos a pesar de que la vida se vuelve ruda y contraria (fuertes crisis económicas) los suicidios no aumentan, mientras que por otro lado hay momentos de gran bienestar y prosperidad y los suicidios afloran. Él dice que este tipo de suicidios tienen su origen en un “deseo” que hace diferentes a los animales de los hombres, ya que cuando nosotros “llenamos” ese vacío no nos quedamos colmados. Este autor pues reconoce que es un deseo infinito, literal y explícitamente. Me sorprendió ver que este sociólogo reconoce lo mismo que yo reconozco en mi experiencia y en la de toda la gente que voy conociendo. Más pasmado me quedé cuando leí que este deseo es un monstruo, generador de suicidios y origen de grandes problemas sociales. Al deseo infinito lo llama “manantial de tormentos”. Durante toda la semana me pregunté: ¿por qué para mí, en mi experiencia, este deseo no es un “manantial de tormentos” sino una apertura a la totalidad de la realidad? A pesar de que en muchas ocasiones la primera confrontación con este deseo es dramática y a veces dolorosa, con el tiempo entiendo que ese deseo se vuelve como una palanca que me impulsa a seguir viviendo la vida y la realidad con ánimo y energía. ¿Qué diferencia hay entre el planteamiento de este autor y mi postura? ¿A qué se debe esta diferencia que intuyo no es sólo teórica? La intención que Cristo tiene al educarnos «poniéndose frente a los demás» me ayuda a entender un poco más: Él me está invitando a confrontar la postura de este autor (que forma parte de “los demás”) con la experiencia que tengo una y otra vez y de las formas más inusuales e insospechadas de este deseo infinito. Otra vez Cristo me pregunta, ¿y para ti ese deseo qué es? ¿Tú que dices? ¿Es lo que “los demás” dicen o le harás caso a tu experiencia y a tu corazón? Por mi experiencia puedo decir que me hace un bien enorme tener este deseo, pero sobre todo el ser consciente de él, porque siento que me va educando poco a poco a comparar con él todo lo que me pasa. Recibí una beca y las circunstancias me invitaban (o reclamaban) a quedarme sin un peso para mí. Tuve el dinero en mis manos y me sentí muy incómodo e inquieto, pensando las muchas cosas que podía hacer con él. Por la mañana que iba al banco en el camión venía leyendo la Escuela de comunidad, y en el último punto, «La identificación del principio ético» leí que Él es el bien, Él es el principio ético, de Él viene todo y por Él y para Él todo se me da gratuitamente. Esto me ayudó de nuevo a poner las cosas en su lugar, a “renunciar” por mi bien: con ese dinero pude pagar una deuda muy vieja y pude apoyar a mi hermano para su intercambio. A pesar de que no me resultó fácil, me sentí libre y contento de hacer esa renuncia y de hacerla por Él, que me había dado a las dos personas por las que gasté ese dinero. Lo hice agradecido. Aún estoy sorprendido del gesto tan radical que acabo de hacer, porque en otros tiempos el dinero ya habría volado sin ni siquiera haber visto otros factores de la realidad más allá de mis ambiciones o deseos baratos que sé por experiencia que no me llenan.
Javi, CLU de México

FRUTO DE UNA EDUCACIÓN
Davián es un estudiante que se ha graduado en el Instituto Agrícola de Guacavía del Municipio de Cumaral, departamento del Meta Colombia. En el acto de Graduación leyó estas palabras de despedida pensando en sus profesores, pues va a estudiar Filosofía y Letras porque desea ser profesor. Le ayudaron a descubrir su vocación la exposición Vocare. La actualidad educativa de María Zambrano, otra sobre la libertad, y los amigos de GS.
«Si la coca-cola es un misterio y Michael Jackson historia, si la belleza es la verdad y la cirugía la fuente de la belleza, ¿pué puedo hacer yo? ¿Tengo las dotes suficientes para seguir adelante?», cantan los U2. O el hombre está definido por sus antecedentes biológicos, y entonces no es más que una piedrecilla que rueda en un torrente impetuoso, o está definido por la pertenencia al Misterio infinito, y sólo entonces es libre. ¿Cómo alcanzaremos la certeza y la seguridad que vencen el pánico y el miedo, de modo que la vida se pueda percibir verdaderamente como un camino hacia el cumplimiento, y nuestra libertad un camino a la felicidad? El día de hoy nos encontramos en esta situación: realmente nos sentimos plenamente agradecidos con lo que hicimos a lo largo de estos doce años, y el resultado es estar acá compartiendo este triunfo con las personas que nos han apoyado en este camino. Pero en realidad, la felicidad de hoy no es mi plenitud completa. No se termina la búsqueda por encontrar la correspondencia a mi naturaleza de infinito que llevo en mi corazón. ¿Dónde voy a poner mi vida? ¿Dónde la construiré y con quién? ¿Qué puedo hacer yo? Cuando el mundo me domina, ¿qué puedo esperar yo?, cuando el poder me ha alienado. Qué función tiene la vida si no es para darme a encontrar lo que espero, lo que mi corazón desea, las exigencias de amor, de belleza, de justicia, de conocimiento, de compañía. Son preguntas que nacen del temor por dar este paso tan importante y tan necesario. ¿Quiero ser feliz? Es un grito de mis entrañas. ¡Si hubiera un compañero, si hubiera un maestro que tomase en serio nuestra exigencia de felicidad! El papel de los docentes es tan importante y necesario para la humanidad, su misión es educar, pero sólo se educa con la experiencia, tomando en serio la humanidad del estudiante. Ustedes son personas a seguir, su trabajo debe ser acogido como la misión más importante de todos los proyectos que existen. De ustedes depende la conciencia del estudiante de rescatarlo del miedo, de la frustración y de la ceguera que se encuentra, y deben de tener en cuenta, aunque un cierto modelo educativo les obligue a pensarlo, que no basta con alcanzar un resultado o el éxito. Lo importante es la conciencia con la que se trabaja, con la que nos tomamos en serio la vida y nuestra relación con la realidad. Han sido doce años de estudios. Por esta razón tengo que agradecer primero a Cristo porque fue el que me puso en este colegio, el que me preparó todo para que yo estudiara aquí, el que me dio una familia que me dio consejos, que se enfadó, que se emocionó por verme aquí y lo seguirá haciendo, el que se sirvió de los directivos para estar pendiente que mi educación se llevara adecuadamente, preparó a los profesores para que cada tema lograra ser para mí un descubrimiento, fue el que me hizo descubrir en mi colegio una compañía tan grande para reconocerle, Comunión y Liberación, fue el que me mostró mi vocación y puso a mi lado a los compañeros con los que crecí. Gracias a mis profesores, porque a todos les debo lo que soy y pronto, si Dios quiere, me tendrán en su gremio.
Davián

PARA DEFENDER LA LIBERTAD DE TODOS
Querido Julián: soy profesor en una universidad laica en la Ciudad de México. Hace unos meses, una representación de alumnos ofreció la posibilidad de que los alumnos mismos pudieran formar clubes para proponer sus actividades. Se aceptaban también clubes de tipo religioso. Se apuntaron un grupo de protestantes y la Escuela de Comunidad. Al final la coordinación académica bloqueó la propuesta porque iba en contra de los estatutos de la misma universidad. A raíz de esto se ha generado un cierto debate en el periódico estudiantil. Te envío mi respuesta a un alumno que afirmaba que la religión es siempre fuente de intolerancia y violencia y, por eso, es mejor tener clubes de tenis en lugar de clubes de religión. Espero pueda contribuir a entender que la libertad que defendemos es la de todos, no simplemente la nuestra.

Respuesta:
CONTRA LIBERTATEM
Es lamentable darse cuenta de que la incapacidad de distinguir reproduce siempre los mismos clichés: religión igual a intolerancia. Más lamentable aún es si se encuentra entre nosotros del ITAM que hemos sido educados, a través de los cursos de Estudios Generales, a valorar las aportaciones de culturas y religiones diferentes. Para entendernos es necesario dejar las abstracciones para acercarse un poco más a la realidad y, vencer o, por lo menos, intentar no abandonarse a esta forma de miopía intelectual que consiste en meter a todos en el mismo bando. La mayoría de las personas que viven en México se declara religiosa. Esto quiere decir que la forma con la que se enfrenta a los problemas de la vida – que, en el fondo, son los mismos de todos – viene de los valores de la religión en la que creen. Millones de personas, todos los días, encuentran en estos valores la fuerza para levantarse cada mañana, ir al trabajo o al estudio, sacar adelante una familia y, en fin, hacer de este país lo que es, con sus grandezas y con sus problemas, con sus más grandes éxitos y también con sus fracasos. Lo que quiero decir es que la religión es un factor fundamental del ser humano. Para salir aún más de la abstracción, estoy hablando de las personas que se sientan a nuestro lado en el salón de clase, de las personas que se sientan en la mesa cercana en la cafetería. Querer olvidar el papel de la religión en la vida de las personas equivale a querer olvidar una contribución fundamental a la construcción de lo que es un país. Claro, hay que saber distinguir. Pero, por no hacerlo, resulta grotesco considerar que la mayoría de la población de nuestro país, por el solo hecho de profesar una religión quisiera quemar libros. Debe ser grande la angustia que le agarra a uno cuando sale a la calle para enfrentarse con esta gran cantidad de potenciales quemadores de libros.
Aquí está la diferencia entre los países: algunos reconocen la aportación de la religión a la vida en común, otros prefieren hacer como si nada. Claro, hay que saber distinguir entre experiencias religiosas. Pero también hay que ver al ser humano en su totalidad, no sólo al ciudadano. Tony Blair lo ha expresado muy bien en una carta dirigida al TEC de Monterrey. Hablando del papel del Estado en México, alababa la necesaria separación entre el Estado y la Iglesia, y añadía: se puede separar la Iglesia del Estado, pero no se puede separar la fe y la ciudadanía”.
Creo que una de las cosas que muchas personas recordarán de Steve Jobs en los años por venir es su discurso a los egresados de Stanford. Porque allí no habla sólo el empresario o el inventor, sino un ser humano en su totalidad, con su miedo frente a una enfermedad incurable, con su forma de estar frente a la vida. Allí Jobs nos dice de dónde saca la fuerza para superar un fracaso, para arriesgarse en una empresa; cuáles son los afectos que sostienen su vida, cuál es la fuente de su esperanza.
Muchos de los valores que lo animaban vienen del budismo. Se pueden compartir o no; podemos estar de acuerdo con su forma de ver la vida o no pero no podemos dejar de reconocer que han hecho de él lo que fue, también en su éxito. Sobre todo, no se puede no tener simpatía (en el sentido etimológico del término) hacia quienes nos hacen reflexionar frente a la vida. Con esto quiero decir que la aportación de cada uno depende también de su fe y por esto es interesante también conocerla. Claro, no todos los budistas se han vuelto unos “Steve Jobs”; pero tampoco todos los que creen en Cristo quieren quemar libros o matar en nombre del mismo. Hay que saber distinguir.
Reconozco que el camino de distinguir, para conocer y respetar, no es fácil. Comparto en todo la preocupación de esta institución por permitir públicamente la expresión de la religión de los alumnos en la universidad, pero creo que se pueden encontrar formas y criterios para no caer nuevamente en el mismo cliché: religión igual a intolerancia. Pienso que sin esta posibilidad de diálogo y de conocimiento mutuo perderíamos una oportunidad para superar prejuicios y alimentar la comprensión. Esto me parece muy importante si se considera que vamos hacia un mundo globalizado y cada vez más complejo. Pero, si perdemos esta ocasión, ¿nos servirá de algo haber aprendido a jugar al tenis (sic!)?
Profesor Roberto Zocco

CÓMO COMIENZA LA IGLESIA
Desde hace 2 años y medio estoy haciendo caritativa en una tele-secundaria. Ha sido una experiencia maravillosa. Es verdad que son chicos rebeldes y faltos de educación elemental, pero nunca pensé que ser “maestro” diera tantas satisfacciones. Los dos años escolares pasados tuve los mismos alumnos, ahora ya han terminado su secundaria, y a pesar de que ya no nos vemos cada semana, algunos de ellos me buscan: Fernando me pidió ayuda para encontrar una escuela de poesía, Daniela para contarme sus problemas de adolescente y pedirme consejo, Martha para ayudarla a encontrar una escuela de repostería, Paulina para desahogar su dolor por la ruptura con su novio, incluso se acercó a mí una chica que estuvo en el hospital por intento de suicidio. Me han invitado a varias fiestas de chavales de 15 años, a las cuales he asistido con mucho gusto. En la última, platicando con ellos, surgió la idea de reunirnos un día a la semana para hacer Escuela de comunidad, la petición me la hicieron algunas jovencitas. Ya en casa pensaba, esto no lo estoy organizando yo, esto me lo están pidiendo ellos, y acceder a esa petición es dar cumplimiento a lo que el Señor quiere de mí. Así lo hice. Empecé a visitar a los chicos, casa por casa, para formalizar nuestros encuentros. Solicité al párroco de la Iglesia de San Antonio una sala para la EdC con los chicos. Inmediatamente, aceptó: «Señora cuente con el salón, puede traer a sus jóvenes». En una ocasión, en la reja de la escuela, comentaba con una mamá lo que íbamos a comenzar con los jóvenes, varias señoras escuchaban y entonces me preguntaron: «¿Usted puede “darnos clase” a nosotras también?». ¡Me sorprendí y me quedé sin palabra por un instante, y dije: ¡Sí, claro que sí! De inmediato pensé en EdC con estas señoras, sin más rodeos, quedamos para la siguiente semana. Como no tenemos un lugar adecuado todavía, la EdC fue ahí en la calle, junto a la reja de la secundaria, bajo un árbol, la calle sin pavimento, pero ni el polvo ni el ruido de los autos, camiones y motos fueron motivo para no llevar a cabo nuestro encuentro. Al terminar, pude ver en los rostros de las señoras ese gesto de satisfacción de fondo que sólo sale de un corazón donde despierta la esperanza. A dos calles hay una capilla, fui y hablé con el padre, le expliqué de qué se trataba y que pertenezco a CL, me autorizó a utilizar el salón de la capilla. ¡Qué asombro! Todo se está dando con tanta facilidad, y conforme las cosas se daban me quedaba muy claro que la iniciativa viene de Dios, son las cosas del Señor, yo sólo sigo los signos. ¿A dónde llegará esto? No lo sé, pero de lo que sí estoy segura es que yo estoy aquí para atender con alegría Sus tareas. Carrón cita a Benedicto XVI en su carta a la Fraternidad después del Sínodo: «La Iglesia no comienza con nuestro “hacer”, sino con el hacer y el hablar de Dios».
Nora, Aguascalientes (México)

CLARA Y LOS SIGNOS DE LA TERNURA DE DIOS
Cuando en verano nació mi hija Clara, con apenas un kilo y tras un largo embarazo de riesgo y un parto igualmente arriesgado, vi claro el regalo misterioso y milagroso que era. En efecto, tras decirnos que estaba abortando, nos dieron un 1% de posibilidades de que naciera. Con la conciencia del milagro, viví la primera semana en el hospital. Era el ciento por uno del Señor, acompañado de un sinfín de oraciones de todos los lugares del mundo, en la Iglesia. Mi familia y yo nunca hemos estado solos. En un pesado verano en el hospital (la niña estaba en una incubadora) me sostuvieron dos cosas. Primero, la visita a la Masella y el encuentro con los Magistretti, que fue una ocasión para poner mi esperanza en el Señor; luego, la preparación de Escuela, los domingos en la Masía, que me ayuda a mantener viva la tensión hacia Cristo. Esto nos ha ayudado a mirar más allá de la niña, a no caer en el sentimentalismo del bebé. Cuando Clara llegó a casa, no pude salir durante el primer mes porque era muy pequeñita. Fue muy duro, noches sin dormir, una preocupación desproporcionada, psicológicamente me rompí. Y cuando uno va cansado, la mente no le funciona como debería. En la Jornada de apertura de curso, escuché: «Ha llegado el tiempo de la persona, el Señor no permite que nada suceda si no es para su maduración». Esta frase me acompaña hasta el día de hoy a tomarme en serio lo que tengo delante, a dar gracias por los amigos que rezan por mí, que me acompañan a pesar de estar lejos, que me recuerdan mi historia y el don que es Clara, y sobre todo, la ayuda incondicional de mi marido. En él se ha hecho carne el Sacramento del matrimonio, el otro como signo presente del Señor, que siempre está ahí, con toda su fragilidad, con toda su debilidad, con su corazón herido igual que el tuyo. Es una gracia tener un punto objetivo al que mirar para seguir al Señor a través del carisma del movimiento. Este año está siendo decisivo para mí, ¿cómo lo sé? Porque pese a todo, veo que mi relación con Cristo personal está creciendo, lo veo en el modo de cuidar a mi familia, yo, que jamás hubiera imaginado que me casaría y mucho menos, que traería hijos al mundo porque no tenía nada que ofrecerles. Ahora sí. No tengo miedo a nada, porque miro mi vida y está llena de signos de la ternura de Dios.
Laura, Barcelona (España)

REGALO DE NAVIDAD
Ayer, mi hermano se casó por la Iglesia después de obtener la nulidad de sus primeras nupcias. Me impresionó mucho su motivación: quería por fin poder comulgar después de más de treinta años, con 64 años de edad. ¿Cómo no conmoverse por la misericordia de Dios para con nosotros?
P. Alberto

Escuela de comunidad
ES LA VERDAD LA QUE NOS POSEE
La frase de san Agustín que cita Benedicto XVI: «Nadie puede tener la verdad. Es la verdad la que nos posee», me ha animado a responder a la pregunta: ¿cuál ha sido la pedagogía de Cristo al revelarse? La respuesta creo que es testimonio de esa “posesión” que ejerce la Verdad sobre la vida de uno. Puedo reconocer en mi vida estos pasos con claridad meridiana: en primer lugar, la invitación al seguimiento. Fue el encuentro con una persona lo que me condujo a Él; una religiosa de mi colegio que me descubrió la grandeza del encuentro personal con Cristo. Ese encuentro cambió mi existencia a los 13 años y hasta hoy, día en que puedo decir que mil veces le he fallado, pero que no puedo dejar de seguirle porque me ha aferrado para siempre. En segundo lugar: Frente a todos. Temperamento, carácter, personalidad, don de Dios. No sé. Siempre, siempre, yo con Cristo y en la Iglesia y… ¡ay del que se burlara o se mofara! He disfrutado como una enana debatiendo, dialogando, peleando. «Mi fe es razonable. El que no tienes razones para no creer eres tú». La Universidad Autónoma de Madrid fue mi areópago particular y allí daba testimonio explícito de la fe. Nunca me avergoncé, siempre con Él y en la Iglesia. El debate era siempre lo mismo: preservativos, riquezas de la Iglesia, relaciones prematrimoniales, aborto… ¡pan comido!
Y llega el tercer punto: Por mi causa. Aquí estamos el Señor y yo ahora, desde hace años. “Por su causa” y no “por la mía”. Hasta hace años el “seguimiento” y el “frente a todos” eran mi causa, la mía. Yo tomaba la iniciativa. “Yo”, “yo” en el centro. Mi éxito, mi cruzada, mis debates, mi victoria… “Yo” (creo que me salté el paso de la renuncia). Pero las dificultades de la vida, mis infidelidades, los errores cometidos uno detrás de otro, hicieron palpable mi debilidad, mi miseria. Y ahora, ¿cómo vivir?, ¿cómo seguirle y situarme frente a todos con mi incoherencia de vida, con mi limitación y mi precariedad? Ahora su pedagogía es una invitación al seguimiento despojada de méritos y buenas obras. Le sigo porque Él me ha elegido y me ha amado primero, porque me recoge y me levanta una y otra vez, porque no puedo hacer otra cosa que reconocer su misericordia para conmigo. Frente a todos. Pero proponiendo, viviendo. Ya no confrontando, triunfando en los debates, sino intentando mostrar la belleza de una vida que, como dice Guardini, «trasciende los límites de las posibilidades humanas». Porque Dios está con nosotros. Renuncia a la idea que yo tenía de mí misma: perfecta, triunfadora, recta, al fin y al cabo farisea, para apropiarme de quien realmente soy: una criatura amada, que depende del que la ama. Por su causa. Poco a poco, Jesús, la Verdad, me aferra, se apodera de mí, va poniendo su persona en el centro de mi afectividad y de mi libertad. Lo verdaderamente válido y verdadero, lo alegre y lo bueno, es lo que vivo por Él, por su causa. Vosotros sois muestra de ello.
Mercedes

CUANDO LAS PALABRAS COBRAS SIGNIFICADO
Tengo 27 semanas de embarazo. Desde hace una semana me han puesto en reposo absoluto. Han sido días difíciles, ya que tengo un bebé de año y medio al cual quisiera atender como siempre. He sentido angustia y miedo de lo que podría pasar, pero he reconocido que a pesar de seguir las indicaciones de los doctores no depende de mí el resultado, sino que depende de Otro. He reconocido a Cristo en cada momento, en cada contracción con dolor, he reconocido que por Él espero a esta bebé y que sólo en Él puedo poner mi confianza. También lo he reconocido en el rostro de mi esposo al apoyarme en todo, en el rostro de mi madre que a pesar de su edad no deja de apoyarme con mi primer hijo, y en el rostro de mi hijo. No ha sido fácil el reconocer que las cosas no dependen de mí, pero recordé que lo que nos sucede no es un castigo, sino que tiene una finalidad buena. Todo es para nuestra maduración. En estos momentos las palabras “yo soy Tú que me haces” cobran significado para mí.
Elizabeth, Villahermosa (México)

EL PODER DE LA BELLEZA
Hace unos meses falleció mi querido abuelo paterno. Se celebró una misa por él, y pedí a algunos amigos que me ayudaran a preparar los cantos. A la salida, se acercó mi abuela y me dijo: «No sabía que cantarais tan bien, tenéis que venir un día a mi casa a cantar. Os invito a merendar». Normalmente, esa invitación habría quedado en un rincón de mi memoria, y probablemente en poco tiempo la habría olvidado. Pero aquel día se me quedó grabada, provocada como estaba por los milagros que habían ocurrido esos días y por algunas cosas que Julián había dicho en la Jornada de Apertura de curso. La respuesta de mis amigos a la propuesta fue clamorosa. A los cinco minutos de mandar un correo tenía diez respuestas positivas, algunos incluso me daban las gracias. Durante la velada, ¡cuánta belleza! ¡Cuánta sencillez! Mi abuela tenía una sonrisa resplandeciente en el rostro. Pero lo que más me sorprendió fue cómo nos mirábamos después de esos cantos. Mi mirada sobre mis amigos había cambiado. ¿Quiénes sois vosotros que hacéis esto por mí? ¿Por qué me queréis tanto? ¿Cómo ha conseguido la belleza de los cantos que nos podamos mirar, ahora, con tanta ternura? Tenía permanentemente en la cabeza el canto que escuché en la Jornada de Apertura de curso: «Perchè tremi mio cuor? Tu non sei solo, tu non sei solo; amar non sai e sei amato; farti non sai e pur sei fatto». Ese día estuve preocupada: «No tengo voz, no he conseguido hacer las fotocopias, no va a haber comida suficiente…». Pero no era eso lo importante. Todas mis preocupaciones se desvanecieron cuando vi la cara expectante de mi abuela, mis padres, mis tíos. Y las sonrisas de mis amigos, felices de estar allí. Y aprendí el poder que tiene la belleza del canto. Cómo un canto bello, puede hacernos volver la vista de nuevo a lo que de verdad importa. Al final, nos quedamos en silencio y alguien empezó a rezar: Memorare… No había otra, todos habíamos entendido que era eso lo que de verdad importa. Porque sin Cristo el “concierto” para mi abuela se habría quedado en un momento bonito con un grupito de jóvenes. El Papa en el reciente Sínodo de los obispos decía: «El encuentro con Cristo renueva nuestras relaciones humanas». Y eso fue lo que ocurrió aquella noche.
Kenia, Madrid (España)

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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