AHORA, Y NO MAÑANA
Cerca ya de la frontera, se cubren la cara. Desafían las minas del ejército para llegar a Turquía y encontrar cobijo en los campos de refugiados. Los sirios huyen del país mientras aumenta la presión de Occidente sobre su régimen después de la masacre de Hula: la matanza de niños – los testimonios de los supervivientes hablan de ejecuciones sumarias – que debería obligar a la situación siria a cambiar. Los principales países europeos deciden expulsar juntos a los embajadores de Damasco; el enviado especial de la ONU y la Liga Árage, Kofi Annan, regresa a Damasco para pedir el cese de las operaciones militares y que se tomen «medidas audaces ahora, y no mañana». Pero parece que ha sido en vano, como el “alto el fuego” del plan de paz que entró en vigor el 12 de abril. La guerra continúa: en 14 meses habrían perdido la vida trece mil personas.
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