Un grupo de inmigrantes desalojados. El primer paso fue la disponibilidad de un párroco de la periferia. Así surge Villaggio Barona
Milán, 1986. El Ayuntamiento desaloja a un grupo de inmigrantes de un edificio comunal en Plaza Dateo. Les acoge un sacerdote en los locales parroquiales de la iglesia de los Santos Nazario y Celso, en la zona de la Barona, al sur de Milán. Es una oportunidad para comprobar si sus parroquianos están dispuestos a colaborar con actividades de voluntariado. La respuesta es tan positiva que se extiende desde allí a muchas más iniciativas para otros grupos de personas con dificultades (drogadictos, discapacitados físicos y psíquicos, ancianos no del todo autosuficientes…), implicando cada vez un mayor numero de voluntarios. Se necesitan nuevos locales y el párroco pide ayuda a la Fundación Cassoni, que posee unos terrenos cercanos a la parroquia y que acepta ubicar algunas de estas actividades en antiguas naves industriales en desuso. La Fundación se implica paulatinamente, hasta suspender los contractos de alquiler y trabajar para recaudar fondos y financiación para el proyecto, e incluso utilizando edificios y terrenos en otras zonas de Milán. Tras la aprobación del Ayuntamiento de un proyecto de social hosting (hospitalidad social) que obliga a la Fundación a prestar un servicio publico en toda la zona, empiezan las obras para ampliar y construir el Villaggio (La aldea; ndt.).
Hoy, Villaggio Barona representa una comunidad compleja en el barrio, que comprende edificios residenciales de alquiler protegido, diversos servicios (actividades sociales y asistenciales para discapacitados, núcleos monoparentales, jóvenes en situaciones de dificultad, enfermos oncológicos, enfermos de SIDA, ancianos dados de alta de centros de cuidados y todavía no del todo autosuficientes…), y también espacios abiertos al propio barrio y a la ciudad (un parque, una biblioteca, un auditorio, un restaurante, una clínica polifuncional, un centro de búsqueda de empleo, un asilo para ancianos, un centro para las familias, una escuela infantil para niños…). Una serie de asociaciones y cooperativas sociales realizan las actividades y prestan los servicios: ASP Sviluppo e Promozione, A77, La Cordata – Asociación de AGESCI Lombardia (Asociación de Guías y Scouts Católicos Italianos), la Parroquia de los santos Nazario y Celso.
La esencia misma de Villaggio Barona es el deseo de reconstruir una aldea según un principio de inclusión e integración, un entramado habitacional que armonice las diferentes situaciones de dificultad con la vida de familias corrientes «dispuestas a compartir y sostener los objetivos del proyecto». La imagen resultante es la de una “comunidad abierta”, no idílicamente sin tensiones, donde pueden convivir «necesidades, recursos e intereses diferentes» que llevan a poner en marcha acciones positivas y constructivas.
Villaggio Barona representa un ejemplo perfecto de subsidiariedad, en el que cada sujeto implicado juega su papel de la mejor manera posible: la Fundación Cassoni, un propietario privado “social”, promovió, realizó y gestionó el proyecto con la importante contribución económica de la Fundación CARIPLO y Banca Popolare de Milán, mediante financiaciones y créditos concedidos en condiciones favorables; el Ayuntamiento reconoció la función pública de un sujeto privado y la aprobó; las asociaciones y las cooperativas sociales ofrecieron sus servicios de asistencia; los voluntarios, su trabajo gratuito. Pero, sobre todo, es un ejemplo de cómo la iniciativa de los ciudadanos puede mover a todos a hacer su parte.
* Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad
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