Del orfanato a Italia, lejos de los ecos radioactivos de Chernobyl. Una asociación que desde hace años acoge a los niños ucranianos
Viernes 16 de diciembre, hora 12:30 en el aeropuerto milanés de Malpensa: 37 niños entre los 7 y los 14 años salen a la zona de Llegadas con un aire algo extrañado. Un grupo de familias ansioso de conocerles y acogerles les esperan. Son las familias que se adhieren al proyecto de la Asociación Chernobyl 2000 (www.chernobyl2000.it), organización no lucrativa de utilidad social nacida inmediatamente al desastre nuclear de 1986 que devastó toda la zona de la central y todavía está contaminando el suelo de Bielorrusia, Ucrania, y no sólo, zonas a las que se añaden los problemas de la pobreza de las regiones de la antigua Unión Soviética.
Veinticinco años después de la explosión, el índice de radioactividad parece haber sufrido tan sólo pequeñas variaciones, y esto hace necesario que los niños, a menudo con problemas de crecimiento y afectados por la avitaminosis, sean trasladados durante algunos periodos a lugares más sanos.
Desde hace once años Chernobyl 2000, a través de sus dos sedes en Turín y en Milán, da la posibilidad a los niños de una docena de orfanatorios ucranianos, por tanto con menos posibilidades de acceso a los programas de saneamiento y con familias problemáticas o bien ausentes a las espaldas, de ser albergados por familias italianas dos veces al año, una en invierno, durante alrededor de un mes, y otra en verano por tres meses: los niños siempre vuelven a la misma familia, de modo que pueda establecerse una relación continuada.
Chernobyl 2000 es una red de solidaridad que se difunde principalmente por el boca a boca, de familia en familia: se comparten experiencias, dificultades, alegrías, preguntas. En una palabra, se les sostiene en un puro acto de caridad, que exige donarse gratuitamente a uno mismo a un pequeño huésped que después volverá allá de donde ha venido, pero que sin duda habrá tenido una forma de descubrir que la vida no es sólo la del orfanato. Volverá allá de donde ha venido, donde las familias podrán ir a visitarle (normalmente por Pascua) y donde seguirán ayudándole a distancia a través de la recogida de ropas, juegos, material didáctico e incluso equipamientos de toda clase para el orfanato en el que está acogido.
De hecho hay proyectos, aparte del de la acogida en Italia, que la asociación considera permanentes, y se dirigen sobre todo a los niños que no pueden viajar a Italia y viven todo el año en el orfanato. Entre ellos, el de la recogida de zapatos, o de ropa interior, o el de la construcción de pequeñas bibliotecas en las cuales, además de los libros de texto, hay clásicos adaptados a los niños para que sostengan el crecimiento de su personalidad.
Una vez más, lo que más puede cambiar a una persona es un gesto gratuito y este puede difundirse sólo donde se deja libertad de expresarse a estas experiencias y son ayudadas, en el respeto del principio de subsidiariedad.
(info: chernobyl2000mi@gmail.com)
* Presidente de la Fundación para la Subsidiariedad
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