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Huellas N.10, Noviembre 2008

CULTURA - Año Paulino

Sus cartas nacen del evangelio

a cargo de Fabrizio Rossi

La relación con el Jesucristo histórico y la referencia a los sinópticos (que también el Papa ha destacado). He aquí por qué no tienen razón los que sostienen que Pablo es el "inventor" del cristianisimo

«Todo lo que san Pablo escribió nace de una relación estrecha con la tradición evangélica, es decir, con Jesús». José Miguel García, biblista de la Facultad teológica San Dámaso de Madrid, responde de esta forma a cuantos sostienen que Pablo “inventó” el cristianismo, convirtiéndolo después mediante sus viajes en una religión universal. A partir del siglo XIX muchos investigadores han contrapuesto las figuras de Pablo y de Jesús. Según ellos, el Apóstol, cuyo origen y formación la sitúan en el mundo helenístico, inventó un Jesús distinto del histórico al considerarlo un ser divino. Para esta corriente, por tanto, Pablo sería el verdadero creador del cristianismo.

En su libro Los orígenes históricos del cristianismo (Encuentro 2007) usted ataca esta tesis...
Yo trato de dar una respuesta a la pregunta «¿Quién fue Jesús de Nazaret?», documentando su pretensión terrena como hombre. Las afirmaciones de fe contenidas en la predicación apostólica corresponden a las pretensiones del Jesús histórico que se recogen en los Evangelios.

En una catequesis reciente el Papa ha abordado la cuestión acerca de lo que sabía san Pablo del Jesús terreno, poniendo de manifiesto la continuidad entre los sinópticos y las Cartas paulinas. Ha afirmado, por ejemplo: «Las palabras que leemos en la primera Carta a los Tesalonicenses –“el día del Señor vendrá como un ladrón en la noche” (1 Ts 5, 2)–, no se explicarían apelando a las profecías veterotestamentarias, porque la comparación con el ladrón nocturno sólo se encuentra en los evangelios de san Mateo y de san Lucas». ¿Qué valor tiene esta afirmación?
Es importante, porque todavía hay quien continúa sosteniendo que Pablo no tiene interés alguno por el Jesús histórico. Recientemente me lo ha dicho incluso un profesor aquí, en Jerusalén: en su opinión, Pablo no tendría ningún interés por el Jesús terreno, sólo contaría ese Cristo exaltado, que sería una creación suya y de la comunidad.

¿Podía tener Pablo en sus manos un Evangelio? ¿Cómo se explican si no estas alusiones a la tradición recogida en los sinópticos?
Hoy en día los estudiosos consideran que la tradición evangélica comenzó a fijarse por escrito en los años 40-50, es decir, un poco antes de las Cartas de Pablo (que comienzan en el 50); por tanto Pablo pudo haber leído algo y haberlo utilizado. Esta tesis la sostienen, por lo demás, no pocos estudiosos. En mi opinión –pero todavía somos pocos los que pensamos así– escritos sagrados conteniendo los hechos y enseñanzas de Jesús existían en la comunidad cristiana antes del año 40.

Por tanto Pablo no pudo haber “inventado” nada.
Es evidente. Todo lo que escribe sobre Jesús era reconocido y afirmado ya en las comunidades de Palestina. Por ejemplo, en los discursos de Pedro recogidos en los Hechos (escritos en Palestina, en arameo) se encuentran todas las características de Jesús presentes en las Cartas de Pablo: la divinidad, la preexistencia... Si hubiese predicado otra cosa distinta, se habría truncado enseguida la relación con Pedro y con los demás apóstoles. Pablo y Pedro compartían una única fe.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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