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Huellas N.9, Octubre 2006

CL La Thuile

Cartas del CLU

O funcionarios o más ciertos
Querido Julián, tal como me has pedido te escribo lo que hoy te decía en la comida. He llegado aquí esperando un cambio y desde el principio he entendido que el desafío con el que nos has provocado la primera noche estaba justamente pensado para mí. En la cena del primer día, y después en la introducción, has dicho que nosotros o estábamos aquí para volver siendo más funcionarios o para volver más ciertos de que en este camino se cumple realmente nuestra sed de infinito.
Hoy, casi al final de este Equipe, tengo que admitir que Cristo está venciendo, está venciendo porque nunca deja de tomar la iniciativa, de convocarme al reconocimiento de su presencia-presente.
Mientras nos hablabas esta mañana he advertido el atractivo del Ser, de Cristo presente, el impacto con una presencia con la que puedo estar en relación en cada instante. En particular me ha impresionado la última frase de la asamblea, cuando decías que en nombre de la “moral cristiana” yo puedo hacer la cosa más inmoral, que es no dejarme atraer por Él. No he podido objetar mi nada: Él está. Decir esto es un milagro al cual ni siquiera ha podido oponerse mi aridez. Cuando salía he sentido mío, profundamente mío, el silencio, porque no quería perder nada y permanecer en relación con Él. También fuera del salón, hablando con mis amigos, quería pronunciar cada palabra sin apartar la mirada de Su presencia. Ahora deseo que cada instante de mi vida sea silencio, es decir memoria, relación con Él. ¡Gracias!
Marco, Perugia

Exponerse en primera persona
El Equipe del CLU de este año ha sido más que nunca una experiencia. He llegado a La Thuile movido por una pregunta. Mi novia y algunos de mis amigos me habían hecho notar cómo últimamente miraba todo como algo que había que organizar, y las personas como cosas a las que juzgar. Lograba hacer todo, también en la comunidad, y los resultados eran positivos, pero tenía que reconocer que más que empujado por una necesidad, estaba impulsado por un proyecto, que aunque fuera justo seguía siendo una idea. Y respecto al lema del Equipe, en vez de vivir para algo que estaba sucediendo, parecía que estaba viviendo por algo que “ya sabía”.
El primer día, en una comida con Carrón, intenté describir mi situación atribuyéndola a otros. Pero él enseguida quiso saber cómo era para nosotros que estábamos allí, que nos pusiéramos en primera persona y dijéramos qué queríamos de aquellos días. En ese momento, vi en él lo que necesitaba: uno que no está preocupado en dar la respuesta “correcta”, sino que estando cierto de que aquello que busca existe, dice siempre lo que desea. En la última asamblea conté lo que había sucedido preguntando que podía hacerme más disponible, no por un esfuerzo intelectual sino por una necesidad. Me respondieron indicándome dos puntos: uno, empeñarme con la realidad, con lo que tengo entre manos (mi poca disponibilidad es en parte fruto de una falta de empeño), de tal modo que pueda darme cuenta de que yo a mí mismo no me basto, y –segundo punto– seguir a quien vea que acoge lo que sucede con mayor disponibilidad, como precisamente ha ocurrido en el Equipe. No he vuelto a casa más “emocionado” sino más cierto de un método: he visto que las cosas pueden ser “mías” porque hago experiencia a partir de la necesidad que tengo, es decir, participando, diciendo qué quiero, sin censurar ningún problema. Ahora deseo ser más disponible y más auténtico, no más justo o con todo en orden, pero sobre todo quiero permanecer unido al lugar donde he visto que se puede preguntar todo, donde no se me pide ser perfecto sino verdadero.
Giulio, Milán

La verdadera excepcionalidad
Llegaba de un verano espectacular que empecé con las vacaciones del CLU del Politécnico, en las que he visto tan valorada mi humanidad. Quería que al igual que en verano, también los tres días del Equipe portaran la misma intensidad de vida. ¡Y ha sido así! He vuelto a Milán más apasionado y unido al movimiento porque de nuevo he confirmado la belleza que ya había visto.
Intervine en la asamblea y conté cómo tantas veces tiendo a definir, incluso con precisión, qué es lo que quiero de mis días y de mi vida. Quiero lo mejor en todas las cosas que vivo, pero muchas veces soy yo quien proyecta a priori qué es lo mejor, y aunque esta inclinación a poseer la realidad no me escandaliza, muchas veces me lleva a “forzar” y a manipular elementos de la realidad.
Julián subrayó esta cuestión diciéndome que hay que estar abiertos a la realidad, a la totalidad de sus factores, «porque es en el encuentro abierto con la realidad donde se desvela el misterio». La alternativa no es tener o no tener un proyecto sobre ella, sino tener esta apertura última, sin la cual el proyecto se convertiría en una medida que nos cierra a la realidad.
Pero la verdadera excepcionalidad ha sido ver en acto el método propuesto por Carrón: verlo en él. Por la mañana, al acabar los –durante los cuales yo estaba pensando en la intervención que quería hacer– Carrón nos preguntó quién de nosotros había acusado Su Presencia durante aquel gesto. El reclamo me desarmó, porque yo de los Laudes no esperaba nada. Y lo que valía para los Laudes vale también para el modo en que comemos juntos, vale para la vida. Durante estos días del Equipe he visto a uno que quiere gustar de cada momento de la vida buscando al Misterio en todas las circunstancias. De este modo he entendido la genialidad del título del Equipe: “Se vive por amor de algo que está sucediendo ahora”. De vuelta a Milán y al comienzo de este nuevo año quiero empezar verificando hasta el fondo este “método” que permite vivir de un modo nuevo y más bello.
Fabio, Milán

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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