En La Thuile, del 2 al 5 de septiembre unos 500 universitarios guiados por Julián Carrón profundizaron en el tema “Se vive por amor de algo que está sucediendo ahora”. Un desafío y una provocación continua para la razón de cada uno
Este año el Equipe del CLU ha llegado al final de un verano rico como nunca. Las vacaciones que hemos hecho juntos, el tiempo libre vivido con la familia o con los amigos, la construcción del Meeting: todo se ha revelado como una ocasión para usar el corazón, para experimentar una posesión más grande de las cosas y para redescubrir la absoluta conveniencia del cristianismo. Lo testimoniaban las contribuciones enviadas desde todas las comunidades, que dejaban entrever al mismo tiempo muchas cuestiones abiertas. Un año de insistencia sobre el “corazón” ha hecho saltar por los aires muchos prejuicios.
Pero la partida todavía no ha acabado porque todo se puede transformar en una “certeza” que guardamos en el armario, como algo del pasado que no desafía al presente. De este modo la vida pierde tensión y cae en la banalidad de siempre. Desde la introducción de la primera noche, Carrón nos invitó a levantar todas las cartas, a no hacer trampas, a tener en cuenta los pasos ya dados, pero también las necesidades, las inquietudes y las heridas. Si no fuera así, volveríamos a casa cargados de instrucciones o siendo unos “funcionarios”, pero no más ciertos de estar en el camino adecuado. Este fue el inicio que dió tensión a cada uno de los momentos del Equipe.
La diferencia
Ante una provocación así, el yo emerge con libertad, sin censuras, como hemos podido ver de un modo particular en las dos asambleas, llenas de preguntas sinceras, decisivas, a veces dramáticas, y de respuestas que iban a su vez al corazón de los problemas, sin descuentos para ninguno, ni siquiera para quien las daba. «¿Cómo es posible que este año haya vivido ciertas circunstancias de nuestra vida como una ocasión cuando antes simplemente eran un peso? ¿y cómo de repente las mismas cosas se vuelven opacas?» ¿Qué determina la diferencia? La respuesta de Julián fue contundente: «Las circunstancias –como el estudio o las relaciones– son las mismas: la diferencia está en el yo». Esta diferencia la hemos podido ver ante todo en él. Muchos durante la asamblea escuchaban las preguntas sin atención, esperando sólo la respuesta, y sin embargo Carrón, escuchando a las mismas personas, exclamaba impresionado: «Perdonad, pero ¿existe en algún otro lugar una atención tan grande por la necesidad y por el drama del yo? ¿Existe un testimonio más imponente de su Presencia? El problema es mirar hasta el fondo lo que sucede, no detenernos antes». Siempre había en cada respuesta una invitación a usar el corazón y la razón, a mirar los hechos, las cosas que suceden, sin apartar la mirada hasta preguntarse por el origen.
El “duelo” de la amistad
En la Thuile parecía que el tiempo se dilataba, siendo capaz de albergar una cantidad de experiencias superior a la normal. También las comidas y las cenas han sido un torrente continuo de preguntas, observaciones donde Carrón no ha dejado de provocarnos. Esta es la amistad verdadera, la que no teme la corrección, incluso la busca, y que supone un nuevo paso al que uno ya no quiere renunciar (tendríamos que odiarnos a nosotros mismos). Las ocasiones se han multiplicado. El domingo por la tarde escuchamos el testimonio de Wa’il Farouk, profesor e intelectual musulmán, que gracias a la amistad con Paolo y conquistado por la lectura de El sentido religioso ha podido como él mismo dijo, encontrar “el método” para alcanzar certeza acerca de la experiencia elemental y de la amplitud de la razón, factores de un verdadero diálogo entre los hombres. La tarde del lunes conversamos con marco Bersanelli sobre el estudio y la investigación, haciéndose evidente que no hay nada que no tenga que ver con Cristo: «Incluso las motas de polvo depositadas en la mesa vienen de Él». El martes por la mañana, para acabar, un reclamo sintético sobre los pasos e hitos del camino a seguir.
Una provocación para la razón
Delante de esta riqueza la razón ha sido provocada como nunca: «¿De dónde emerge todo esto?»; «¿Quién eres tú que lo haces posible?». Decir Tú, conmovidos por la Presencia de Cristo en la realidad: esta ha sido la nota dominante, con la mirada invadida de una Presencia que hemos visto en acto. «Quien durante estos días haya dicho “Tú” ante lo que ha sucedido vuelve a casa más cierto; este es el significado de lo que nos hemos dicho», subrayó Carrón. La seguridad del vivir no consiste en un esfuerzo nuestro sino en el volver a acontecer de su Presencia. Carrón: «Yo quiero ser uno que tenga necesidad de Cristo cada mañana, uno que pueda sorprenderse del anuncio del Angelus cada mañana. No hay ningún camino preferente para los responsables». Es la petición con la que hemos vuelto a casa y a la universidad, deseosos de sumergirnos cada vez más en la realidad.
Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón