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Huellas N.11, Diciembre 2009

BREVES

La Historia

La opción de Giandomenico

La reunión se ha acabado. Todo el mundo sigue un rato en su asiento, charlando de lo de siempre: deporte, política, cine, mujeres… Las mangas de las camisas enrolladas, las corbatas soltadas en el típico estilo business meeting. Es una reunión de directivos convocados en Milán para los presupuestos del 2010. Giandomenico ha salido al alba desde su casa en Bolonia. Cuando acaba la reunión es ya de noche y está cansado. Pero saca igualmente los dípticos: «Ya sabéis, el domingo se celebra la Colletta Alimentare 2009…» (análoga a la “Operación Kilo” en España). Los entrega a sus compañeros, mientras se le viene a la cabeza: «Pero, ¿qué diablos estoy haciendo?».
Desde el fondo, salta uno: «Pero, ¿ésta no es una iniciativa de CL?». Giandomenico trata de esquivar la pregunta, pero otro insiste: «Perdona, ¿qué es esto de recoger comida en los supermercados?». ¡Uf!, salvado por los pelos. Después, en la cena con el Director general, todos se presentan impecables. Y allí no hay forma de escapar: «Esto lo promueve CL, por tanto, ¿tú eres de CL?».

Todo sucede en un instante. Está el Director, están todos los directivos. Hay que optar entre callarse o hablar de la propia vida. Giandomenico toma su opción. Habla de él, de la fe, del movimiento y de cómo nace la iniciativa a favor del Banco de Alimentos. Delante de todos. Alguien mira escéptico, otro sonríe malicioso, otros fruncen el ceño, pero él se siente más ligero. Según va contando de su vida, se da cuenta de que no está solo, de que veinte años de compañía, de amistad y de correspondencia sencilla, concreta y muy humana, le constituyen.
Cuando vuelve al hotel, hay dos compañeros que le esperan en el hall. Nada más verles, piensa: «No, ¡basta! Estoy cansado». Pero la realidad nos sorprende siempre. Uno es de Nápoles, el otro de Turín. Le empiezan a preguntar y se quedan charlando hasta altas horas de la madrugada. Giandomenico, ahora, sabe que merece la pena quedarse, porque en la cena lo ha visto claro: «Haber sido yo mismo me había hecho feliz».

Al día siguiente, nada más levantarse, recibe dos llamadas. Una desde Nápoles, otra desde Turín. Sus compañeros le piden un contacto en sus respectivas ciudades para ir a ver qué es la Colletta… El viernes, en vísperas de la Jornada de recogida de alimentos, le llaman otra vez: en Turín se ha apuntado un voluntario más a los turnos de recogida, en Nápoles hay incluso un nuevo “responsable” de un equipo de voluntarios.
El sábado por la noche llega un sms desde Nápoles. «En mi supermercado hemos recogido el doble que el año pasado. Si lo incluyo en los presupuestos, hasta me dan un premio… Estoy cansado, pero feliz». Cansado, pero feliz. Igual que Giandomenico, que se ha arriesgado a ser él mismo.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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