Mensaje de Benedicto XVI a los participantes y organizadores del Meeting
A su Excelencia Reverendísima Mons. Mariano de Nicoló Obispo de Rímini
Excelencia Reverendísima: Tengo la alegría de transmitirle a Usted y a cuantos participan en el Meeting para la amistad entre los pueblos un saludo cordial del Santo Padre. De nuevo este año el título del evento sitúa en el centro al hombre y a su relación más íntima con el Creador: «La razón es exigencia de infinito y culmina en el presentimiento y el anhelo de que este infinito se manifieste». El hombre «sabe», y tiene acerca de esto un presentimiento confuso y nítido, que ha sido hecho para un destino infinito, el único que puede colmar ese «espacio» que siente dentro de sí, un espacio que reclama ser llenado. Inquietud, insatisfacción, deseo, imposibilidad de aquietarse en las metas alcanzadas: estas son las palabras que definen al hombre y la ley más verdadera de su racionalidad. El hombre percibe un ansia continua de búsqueda que vaya cada vez más allá, siempre más allá de lo ya alcanzado. El hombre, como recuerda tantas veces la Escritura especialmente en los Salmos, experimenta nostalgia y anhelo: «Mis ojos se consumen en la espera» (Sal 118).
Sin embargo esta búsqueda del Infinito parece «condenada» a desarrollarse dentro del límite de lo «finito». El hombre, al igual que la realidad sobre la que aplica su fuerza de conocimiento, permanece siempre condicionado por su temporalidad y por su espacialidad, además de por el límite de sus mismas capacidades. Brota de forma espontánea la pregunta: ¿Cómo puede el hombre resolver esta paradoja? ¿Cómo puede realizarse a sí mismo, si aquello que podría completarlo está estructuralmente fuera de su alcance?
Teniendo bien presente semejante desafío del ser humano, el Meeting 2006 quiere volver a proponer con vigor la verdad perenne del Cristianismo: Dios, el Infinito, ha descendido hasta nuestra finitud para poder ser percibido por nuestros sentidos, y de esta forma el Infinito ha «alcanzado» la búsqueda racional del hombre finito. En esto consiste la «revolución» cristiana: Dios Creador «alcanza», hoy y de forma permanente, la búsqueda racional del hombre que tiende a Él; sale al encuentro de la criatura que Le anhela. Habiéndose hecho un hombre entre los hombres, el Unigénito Hijo de Dios afirma: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,16). Palabras que se traducen en una invitación que la Iglesia no cesa de dirigir a los hombres de cualquier latitud y cultura. El Meeting para la amistad entre los pueblos de este año quiere hacerse eco de esta invitación, recordando que el infinito se ha hecho «encontrable», que es posible para todo hombre conocer a Dios y saciar en Él su sed.
En Dios, que se ha revelado en Cristo, es posible, en particular, la experiencia de la paz. En este momento de profunda tribulación, el pensamiento del Santo Padre se dirige hacia Tierra Santa y hacia las regiones de Oriente Medio, que han sido testigos de la historia de la salvación, culminada en la encarnación, muerte y resurrección de Jesús. Allí viven poblaciones atormentadas hoy por la enemistad, por la ausencia de diálogo y de reconciliación, por la violencia que pisotea cualquier derecho y expectativa legítima de las personas de buena voluntad. El Sumo Pontífice aprovecha gustosamente esta ocasión para exhortar a todos a rezar al Dios de la paz, para que toque el corazón de aquellos que están implicados en un enfrentamiento que dura ya demasiado tiempo y que ha registrado innumerables víctimas.
Que María, Madre del Príncipe de la Paz, interceda para que los pueblos residentes en aquellas tierras se reconozcan hermanos y colaboren en la construcción de una paz justa y duradera.
Benedicto XVI acompaña estos deseos suyos asegurando un constante recuerdo en la oración, mientras que con afecto le envía a Usted, Excelencia Reverendísima, y a todos los presentes en esta cita anual promovida por Comunión y Liberación, Su bendición. Aprovecho la ocasión para desearos un trabajo fructífero.
Vuestro devotísimo en el Señor
Card. Angelo Sodano
Secretario de Estado
18 de agosto de 2006
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