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Huellas N.8, Septiembre 2006

SOCIEDAD Economía / Compañía de las obras

Tender al ideal es el camino para innovar

Gianluigi Da Rold

El hilo conductor de los encuentros sobre economía: el camino del desarrollo parte del deseo, que mueve la razón de los hombres y los reúne para construir. El Estado no debe obstaculizar a quienes asumen el riesgo de emprender en favor del bien común

Es casi un prejuicio arraigado, “marcado a fuego” en los así llamados medios de comunicación más acreditados, que las pequeñas y medianas empresas, el emblema de la riqueza y la anomalía de la economía italiana, no sean capaces de innovar y, por lo tanto, en el mercado global, estén destinadas a sucumbir. Hay dos consideraciones de fondo equivocadas en este prejuicio: la primera concierne a un concepto de innovación reducido a la tecnología y, por lo tanto, bastante restrictivo; la segunda se basa en el hecho de que la reducida dimensión de una empresa no sea capaz de desarrollar la investigación. El Meeting de Rímini este año, mediante un ciclo de debates promovidos por la Compañía de las Obras, ha tratado de desmantelar este prejuicio. Una indicación precisa venía de Eppur si muove, el libro del presidente de la CdO internacional, Raffaello Vignali, publicado en la colección de la Fundación para el Subsidiariedad “Punto de fuga”, que analiza los aspectos relativos a la pequeña empresa y a la innovación.

Empresa e innovación
En su libro, Vignali analiza los múltiples aspectos de la innovación y llega a la conclusión de que hacer empresa significa por sí mismo innovar: «Desde dentro de la empresa, innovar concierne el desarrollo de nuevos productos, la gestión de los procesos empresariales internos y de la producción, la gestión de las personas, la estrategia de la empresa, el proceso de comercialización, la gestión de las tecnologías de la información. Desde este punto de vista concreto, pues, se puede afirmar que existe una coincidencia absoluta entre los términos empresa e innovación». Si damos un paso ulterior y reparamos en que la empresa es un equipo de hombres al servicio de un empresario inquieto “por hacer”, captamos también el sentido de una frase del doctor Adriano De Maio, presidente del IRER (Instituto Regional de Investigación de Lombardía), en el epílogo al libro de Vignali (que repitió luego en el encuentro del Meeting) sobre la relación íntima entre empresa e innovación: «Significa desarrollar la curiosidad, querer la meritocracia, incentivar la curiosidad creativa, ser hombres “perennemente insatisfechos”, sabiendo que siempre es posible hacer más y mejor, teniendo un profundo respeto por los demás, lo cual significa sustentar con ánimo y firmeza las propias ideas, sin despreciar a nadie y aceptando cambiar las propias, y rechazar la aproximación, las modas, los prejuicios, fijándose en el futuro remoto y no sólo en el inmediato».

Pequeñas y medianas empresas
Con un ciclo de debates y mesas redondas, el Meeting 2006 ha tratado de averiguar sobre el terreno, escuchando la historia de los empresarios y sus empresas, si la hipótesis indicada por Vignali es creíble y se puede poner en práctica.
En el primer encuentro del ciclo de la CdO, George Atkinson, Consejero de Ciencia y Tecnología del Secretario de Estado de EEUU, ha afirmado, no sin cierta sorpresa por parte del público: «El papel de las pequeñas y medianas empresas en EEUU es importante, pues crean entre un 60 y un 80% de los nuevos puestos de trabajo al año y dan trabajo a un 40% de los trabajadores más cualificados en el ámbito de las altas tecnologías. Se trata del sector que crea de 13 a 14 veces más patentes con respecto de todas las demás empresas juntas». Luigi Nicolais, ministro de las Reformas y la innovación en la Administración pública italiana, confirma indirectamente la tesis de Atkinson fotografiando la realidad italiana: «La pequeña y mediana empresa ha tenido un desarrollo interesante y su posicionamiento competitivo se debe en un 50% a la innovación del producto, en el bienio 2006-07».

Moto vespa, arroz Gallo, café Illy
La respuesta de las empresas italianas al desafío del mercado global se ha ilustrado también con ejemplos históricos en el acto “El mercado no se acaba en el Brennero”, donde Roberto Colaninno, después de sus experiencias en Olvetti y Telecom, ha contado sencillamente lo que está haciendo hoy en Piaggio y ha dicho explícitamente: «Los italianos se infravaloran, mientras en todo el mundo se aprecian los productos italianos que son hijos de la historia y la cultura italiana y del esfuerzo de innovación de nuestras empresas». Quizás no sea una noticia de primera página, pero la Vespa se ha convertido en el símbolo de un status en California. Quizás no sea noticia, pero deja con la boca abierta, como ante el relato de un cuento, que Mario Preve, presidente de Riso Gallo, una empresa que comercializa arroz, fruto de una atenta investigación e innovación empresarial transversal trabaje en 350 países del mundo y venda su arroz hasta en China. Y también deja estupefacto que Andrea Illy, con su empresa, haga conocer la “tacita del expreso” en 130 países del mundo. Hoy, con una empresa que celebra sus sesenta años, puede declarar con una pizca de orgullo: «Cada día en el mundo se beben seis millones de tacitas de café Illy». Es una clase de trabajo que conecta la empresa a la persona. Tema que se ha retomado en el debate “Crecimiento, desarrollo, renta”, donde el director de la CdO italiana, Enrico Vizcaya, con Massimo Gaggi, Vincenzo Giori, Pietro Guineani y Benoit Lhereux ha precisado que el crecimiento que se quiere es «el que favorece el desarrollo integral de la persona».

Apostar por la subsidiariedad
La anomalía italiana al final aparece como una gran riqueza. El economista Alberto Quadrio Curzio ha subrayado: «La importancia de las pequeñas y medianas empresas para el sistema italiano es absoluta. Sin ellas, el sistema no se mantendría en pie». Quadrio Curzio desea que: «Grandes empresas, distritos y redes de pequeñas empresas puedan integrar sus esfuerzos para responder a los desafíos del mercado global». El presidente de Finmeccanica, Massimo Calearo ha ido en cambio a la raíz de la empresa: «Todo nace del hombre, de las exigencias del hombre». Y ha explicado el nacimiento y desarrollo de un distrito en Eslovaquia, que ha realizado en colaboración con otros: «Hijos de empresarios vénetos han ido a Eslovaquia, arriesgando allí su actividad empresarial, y están creando sistema entre ellos». A las palabras de economistas y empresarios se suman políticos como Andrea Cozzolino, administrador de la región de Campania: «Hacen falta reducir las financiaciones indiscriminadas y apostar por las excelencias»; y el diputado Giovanni Alemanno, miembro del Intergrupo parlamentario para la Subsidiariedad: «La subsidiariedad no debe quedarse en palabras; debe convertirse en el corazón de una reforma económico-financiera».

Bien común
Al final, emerge una base común entre Vignali y el presidente de la Patronal, Luca Cordero de Montezemolo. En el debate “Concurrir para competir”, Vignali señala la necesidad de restaurar la relación entre «grandes y pequeñas empresas», y Montezemolo alega: «Trabajemos juntos, subrayando más lo que nos une que lo que nos separa». A partir de la base común de valorar a la persona que hace empresa y a la empresa que hace innovación, la convergencia de dos realidades como CdO y Patronal se concreta en cuestiones decisivas: bancos cercanos a las exigencias de las empresas, simplificaciones, reducción de la presión fiscal, subsidiariedad. Los puntos de cercanía son muchos. Vignali concluye: «Emprender forma parte de la naturaleza del hombre que busca el infinito. La innovación parte de los ojos y se sustenta en la tensión ideal de quien mira la realidad y reconoce en ella el fundamento bueno». La escuela debe educar en esta creatividad introduciendo en la realidad concreta y el Estado tiene que favorecer, y no obstaculizar, a quienes asumen el riesgo de emprender en favor del bien común.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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