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Huellas N.5, Mayo 2006

CL Fraternidad

España. Buscar casa y encontrar amigos

Simone Mangiameli

El traslado a Madrid por trabajo. La necesidad de encontrar amigos como la forma más cotidiana de la compañía de Cristo. Una trama de relaciones que se abre al mundo

Hace un año y medio, cuando vinimos a vivir a Madrid por motivos de trabajo, sólo conocíamos sus caras de vista; como mucho habríamos hablado con ellos un par de veces. Hoy son la forma cotidiana en la que Cristo nos acompaña. Son nuestros amigos del grupo de Fraternidad San Juan y San Andrés de Madrid. Un grupo que nació de la amistad en torno a Enrique Arroyo, profesor de enseñanza media que pertenece a los Memores Domini, que creció en la universidad y que con el curso de los años ha acogido a nuevos amigos. La amistad con ellos ha nacido de una manera sencilla: pidiendo ayuda para buscar casa, juntándonos a jugar con los niños o a cenar para contar nuestra llegada a Madrid. Hasta que nos ha resultado natural pedir entrar en su grupo, empujados por la necesidad de que también aquí en España, como ya nos sucedió en Italia, esa espontánea simpatía –que es uno de los milagros “normales” en Comunión y Liberación– creciese y se convirtiese en la Fraternidad: la trama de relaciones estables que es la forma más cotidiana de la compañía de Cristo. Así fuimos acogidos e implicados desde el principio de un modo completo. Quienes componen este grupo de Fraternidad son treintañeros, muchos de ellos casados con (muchos) hijos, un tercio de ellos Memores Domini. También está Pablo, un cura diocesano. Además de Pachi, de Granada y Leonardo, de Toledo, que vienen a vernos o a los que vamos a ver en cuanto se puede.

Compromiso y apertura
Nos vemos mensualmente para retomar los Ejercicios de la Fraternidad o los textos que propone el movimiento y compartir la experiencia cotidiana. Pero la trama de la vida pasa por vernos en cuanto podemos para pasar juntos la jornada, por el compromiso en el Servicio de orden en los encuentros de CL, por la caritativa mensual con los niños en una residencia de ancianos, por los encuentros semanales de las madres para preparar la Escuela de comunidad mientras los niños juegan. Hay sobre todo dos puntos que me llaman la atención en nuestro grupo de Fraternidad: el compromiso entusiasta con la vida y las propuestas del movimiento, y el deseo de abrirse y conocer a gente. Un ejemplo de esto fue la venta a la salida de las misas del número especial de Huellas del aniversario de don Giussani: no fue sólo una respuesta obediente, sino un acto con la alegría, la certeza y el deseo de anunciar públicamente nuestra experiencia. Pablo explicaba desde el púlpito de su parroquia que se hizo sacerdote porque gracias a don Giussani había encontrado a Cristo. Nosotros a la salida de la iglesia proponíamos la revista y contábamos que nuestros vociferantes hijos y nuestras familias tenían ese mismo origen. La belleza de un pueblo propuesta a todos. El otro aspecto impresionante es el deseo de abrirse y conocer a gente. Ya sea invitando a algún amigo al encuentro mensual de la Fraternidad, o acogiendo –como ha sucedido conmigo y mi mujer– a personas que durante un tiempo viven en Madrid. Lo que sucedió también con Silvia e Iván, peruanos, que durante un par de años han trabajado en Madrid antes de regresar a su patria, con la promesa de volvernos a ver cuando Dios quiera.

Una amplitud también geográfica
Muchos de nosotros por motivos de trabajo viajan al extranjero y el relato de los viajes y los encuentros que hemos tenido llena nuestros diálogos. Fluyen los nombres de los amigos comprometidos en los proyectos de CESAL (Lucía está desde hace un año en Albania, Marina vivió dos años en Perú) o conocidos velozmente por motivos de trabajo. Una amplitud, también geográfica, de nuestra experiencia que no deja de sorprender. Los últimos en dar testimonio de esto serán Ana y Portu, que en breve partirán con sus tres hijos a la República Dominicana durante un año. Lo que normalmente sería una separación, para todos nosotros es, en cambio, la confirmación de la apertura total de la Fraternidad al mundo. La misma apertura que ha llevado a muchos de nuestro grupo a implicarse, junto a otros, en la aventura compleja y apasionante del EncuentroMadrid, un acontecimiento que quiere ser una presencia pública que se ofrece a todos. Este año estará dedicado al riesgo de educar. En definitiva, es a través de la vida, ya sea normal o extraordinaria, como nos educamos a reconocer a Cristo presente. La tarea más apasionante y compleja de hacerse adultos.

 
 

Créditos / © Asociación Cultural Huellas, c/ Luis de Salazar, 9, local 4. 28002 Madrid. Tel.: 915231404 / © Fraternità di Comunione e Liberazione para los textos de Luigi Giussani y Julián Carrón

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